En los antiguos mitos griegos, los dioses del Olimpo puteaban a los
mortales, les obligaban a hacerles sacrificios y los mataban y se los
follaban a su antojo. En la actualidad, el pueblo griego no pasa por una
situación muy distinta. La troika europea les impone recortes e
impuestos desde las alturas de sus edificios corporativos, donde el
sufrimiento de los mortales apenas se percibe.
El último chantaje
de estos dioses modernos a los griegos ha sido imponerles unos duros
recortes sociales y unos impuestos exagerados para que su economía
mejore. Una medida que ha funcionado concretamente NUNCA. Pero ellos son
los dioses. Ellos creen en los milagros. Pero creen que son los
mortales quienes deben obrarlos para poder pagar la deuda. Estos dioses
tienen poder, pero no poderes. Lo cual les convierte en una mierda
bastante grande de dioses.
Finalmente, el presidente Tsipras ha
dicho que podría aceptar los términos impuestos a los griegos. Con algún
retoque aquí y algún retoque allá. Pero que podría aceptarlos. ¿Con eso
se termina el asunto? ¿A sudar, a pagar, y tan contentos? Por supuesto
que no. Porque las tragedias griegas siempre pueden ir a peor.
Tsipras
acepta, sí, pero mantiene el referéndum sobre si el pueblo griego está
de acuerdo con las condiciones o no. ¿Votar? ¿Los mortales? ¿Pero qué
locura es esta? ¿Darles poder de decisión? ¿Cómo el que tenemos los
dioses? ¡Esto es intolerable! Pero es que, escúchenlo, desde las
alturas. Esto no va de héroes ni de dioses. Estamos en el siglo XXI.
Esto va del pueblo escogiendo cómo quiere vivir. Lo que sería la
democracia. Algo que los mismos griegos inventaron hace años, pero que
nunca ha terminado de ir del todo bien.
Y mientras tanto, Rajoy,
desde España, reza en voz alta por la caída de Tsipras. Él ha hecho
mucho por los dioses. Ha sacrificado enterito a su rebaño entero de
ciudadanos españoles. No puede ser que Tsipras consiga mejores favores
que los suyos. Pero es que aunque ya no haya dioses, ni héroes, el papel
de patético lacayo segundón de los poderosos aún existe y existirá.
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