"Purificaos, pedid, recibid y obrad.
Toda la Obra se halla en estos cuatro tiempos"
El Hombre de Deseo
Louis-Claude de Saint Martin
Presentación
En
la interpretación de este trabajo sobre el Martinismo, comenzaremos por
presentar las bases a modo breve, de lo que ha sido este movimiento en
el transcurso de su historia y las líneas que han marcado su
constitución con el pasar del tiempo. Pues es aquí en las diversas
expresiones donde deberemos ahondar para al menos, rescatar sus raíces
más próximas en la continuidad con que ha tenido lugar en el devenir de
las circunstancias.
Al
estimar un juicio acorde de la diferencia o distinción en que la
relevancia de dicho sistema, ha originado las expresiones mencionadas de
este movimiento hasta los tiempos actuales de hoy día, nos encontramos
de manera singular y equidistante, las formas mantenidas en su unión más
extrema. Pues tanto Martinès de Pasqually, en lo que se ha dado en
llamar Martinezismo, y la filosofía de su alumno y sucesor Louis-Claude
de Saint-Martin, como también de Jean-Baptiste Willermoz, han entrañado
su etapa más preponderante hasta llegar a Papus (Dr. Gérard Encausse),
siendo a partir de este último donde llegó a conceptuarse dicho
movimiento en lo que conocemos hoy como Martinismo. Todo ello sin
olvidarnos, de la tradición antigua y entroncada a éste sistema pasando
por sus autores.
El
Martinismo, llega a ser una forma de pensamiento único e igual a todas
las expresiones mismas en que tiene cabida los principios de moralidad,
esencia filosófica, y unos principios de acción donde las verdades
esenciales y profundas, toman un protagonismo donde llevar un sentido
recíproco de las verdades latentes de su ser hacia todo lo demás. Dicho
de otra forma, el Martinismo es una forma de vida basando las enseñanzas
en un sistema de Gnosis Cristiana que a la vez, de una doctrina
judáica, mostrando la misma en el "Tratado de la Reintegración de los
Seres en sus primeras propiedades, virtudes y poderes espirituales y
divinos originales", donde se aprecia una interpretación de la caída del
ser humano y la forma de restablecer su estado original, gloriosa y
divina; en consecuencia, debe trabajar en una reconciliación y
posteriormente la Reintegración a su condición primigenia original.
Es
por esto donde a la vez se conforma y se viene en conocimiento, de
otros elementos igualmente depositarios desde el origen e inicio de
dicho sistema y en el devenir de su recorrido, de la Vía Teurgica, la
Vía Interior o del Corazón, y la Vía Papusiana o Cardíaca.
Pero
esta doctrina Martinista aún comprende otras connotaciones que apuntan a
un sistema más que evidente de Mística Cristiana, llegando a través del
hombre y de la mujer la experiencia divina para despertar en el mismo
cristianismo el conocimiento y sabiduría de nuestro origen y destino, en
consonancia a esa Bóveda Celeste. Descubriéndose
el
camino, que no es otro, que la conquista de los elementos inherente a
la más primordial esencia, aquella de la que formamos parte en nuestro
saber y en el entendimiento como destino de la unidad... de lo que somos.
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