El Proceso Histórico
1. Introducción
LOS MAESTROS:
2. Martinès de Pasqually y la Orden de los Caballeros Masones Elus Cohen del Universo
3.
Jean-Baptiste Willermoz, la Orden de los Caballeros Bienhechores de la
Ciudad Santa (R.E.R.), y la Orden de la Estricta Observancia Templaria
4. Louis-Claude de Saint-Martin, la Orden de los Superiores Desconocidos, y la Sociedad de los Íntimos
5. Gérard Encausse (Papus) y la Orden Martinista
________________________________________________________
1. Introducción
En
la página de presentación sobre el Martinismo se anunciaba en cierta
medida, los principios con que han acaecido en el transcurso de su
historia y a través de los personajes ya mencionados, de cómo los
promotores de esta doctrina han constituido lo que conocemos hoy en día
en sus vías: Martinezista y Martinista.
Pero
no es menos la intención, que las ganas con que nos aborda para la
presentación en esta guerra de innovadores y su recorrido por las
diferentes líneas en que se ha ido manifestando. Pues esta manifestación
en el marco de la historia de su desarrollo, ha provisto a esta
doctrina con la particularidad de unas enseñanzas, prácticas variadas y
unos ritos en acorde desde más o menos en el inicio de los orígenes.
Siendo a partir de aquí, la constitución de unas connotaciones en que ha
tenido acceso al nacimiento de diversas Órdenes Martinistas y la
personalización de éstas por sus distintos Maestros.
Por
ello, la intención de este trabajo refiere a la importancia de
presentarlo y aunque de manera breve, lo esencial de su filosofía,
sus ritos, y las características más comunes a aquellos que aún no
tienen una idea formada en lo particular de dicho asunto. Y aunque en
cierta manera esta doctrina sólo es una, recoge indudablemente sus
distintas filiaciones y ramificaciones, como también los linajes de lo
que conocemos por sus personajes y su relación con dichas órdenes:
Orden
de los Caballeros Masones Élus Cohen del Universo, la Orden Martinista
(Papus) y su relación con la Iglesia Gnóstica, Orden Kabbalística
de la Rosa+Cruz (OKR+C), Antiguo y Primitivo Rito de Memphis-Misraïm,
distintas Órdenes Martinistas (Orden Martinista de Lyon, Órden
Martinista Tradicional, Orden Martinista & Sinárquica, Orden
Martinista Iniciática, Orden Martinista de los Caballeros de Cristo,
etc.), Órdenes Templarias, y las diversas Comunidades y Filiaciones
Gnósticas y Rosacrucianas con que han acontecido en ese devenir de los
tiempos. En igual forma, se debería destacar las diferencias existentes
entre el sistema de Martinès de Pasqually, y el que llegó a ser su
discípulo, Louis-Claude de Saint-Martin; conformándose
independientemente un sólo sistema, auque muy exclusivo en las formas de
cada uno de ellos.
Esta
doctrina de la que hoy en día se tiene conocimiento, pero siendo aún
desconocida en el exterior de la vida profana, aparecería en el
transcurso del siglo XVIII con Martinès de Pasqually por medio de la
Orden de los Élus-Cohen; pasando de éste, a Saint Martin, Jean-Baptiste
Willermoz, Gérard Encausse (Papus) y Augustin Chaboseau entre otros;
debiendo destacar que es apartir del año 1884, cuando Papus (fue
iniciado por Henri Delaage en 1880) decidió constituir la organización
con el nombre de "Orden Martinista". Y a partir de aquí, es cuando se
crea un Supremo Consejo constituido y presidido por el mismo Papus; pero
a partir de la muerte de éste último, la Orden Martinista perdería su
forma inicial, llegando a dividirse y a tomar otros aspectos a través de
sus reformadores.
Esta
escuela Martinista y llamada de los Filósofos Desconocidos, podría
decirse que fue fundada por Martinès de Pasqually, continuada por
Louis-Claude de Saint-Martin, y denominada como Orden Martinista por
Gérard Encausse (Papus) hasta que llegó a él; basándose sus enseñanzas
como doctrina filosófica, con tendencias más que evidentes de una
Gnosis Cristiana y con inclinación de Orden esotérica encaminada a
constituirse en cadena iniciática a través de sus logias. Insistiéndose
fervientemente en los elementos que la avalan como la Tradición
Mistérica Occidental.
LOS MAESTROS:
2. Martinès de Pasqually y la Orden de los Caballeros Masones Élus Cohen del Universo
A
pesar de haber habido corrientes influyentes antes de llegar a Martinès
de Pasqually, se puede comenzar diciendo que la influencia ejercida por
este movimiento hasta que llegó a constituirse como Martinismo, fue sin
duda alguna de lo más expectante. Este Ser insólito, Joachim de la Tour
de la Case Martinès de Pasqually, y del que parece ser, no se sabe aún
con certeza la realidad de una parte de su vida, llega a situarse con
cierta mera especulación sobre determinados datos acaecidos en el
tiempo. Nacido en Grenoble, Francia, presuntamente en el año 1710 (hay
quién lo situa en 1727), Martinès se destacaría por provenir de una
familia de judíos y con unos orígenes de arraigo desde España; aunque
relativamente, se sitúa a su padre nacido concretamente en Alicante,
España, y en el que aparece una patente masónica con fecha de día 20 de
casi mediados de año de 1738, emitida por el mismo Charles Stuart - Rey
de Escocia, Irlanda e Inglaterra-, otorgándole el nombramiento de
Diputado Gran Maestre; siendo dicho título conferido y transmitido
posteriormente a su hijo. Entre tanto, se puede saber de la disposición
de Martinès de Pasqually en el transcurso de su vida, al consagrar la
misma a su doctrina; una doctrina que se basaría en un movimiento con
dedicación completa en el avance de los planes espirituales.
Martinès
de Pasqually, al igual que otros grandes Maestros de la antigüedad,
destacó por ser persona mística, iniciado, y con dotes suficientes para
la Teurgia. Igualmente, dedicó toda su vida a los principios herméticos y
de la Alta Magia Ceremonial en consecución a un motivo, alcanzar la Vía
del Reparador Jesucristo; o sea, la conciliación, regeneración y
finalmente la Reintegración del ser humano a su estado primigenio de lo
que era. Como último estado, la realización del Cristo; el Cristo de
Gloria, el Adam Kadmon.
Según
nos sugiere la tradición histórica, Martinès de Pasqually procedería
como iniciado de entre otros: de Emmanuel Swedemborg (Estocolmo, 1688 -
Londres, 1772), un erudito sueco que se había dedicado a la
investigación científica, y que entre los años 1743 y 1744, tendría una
serie de sueños y visiones dónde su misión sería la comunicación
permanente con el mundo invisible. Este filósofo y eminente místico, se
encontraba introducido en la tradición de la sabiduría arcana; de sus
obras más prominentes destacamos: Arcana caelestia (1749-1756) y, De
nova Hierosolyma (1758).
Ya
a partir del año 1754, y habiendo estado introducido de forma muy
intensa en los aspectos espirituales los cuales abordaron toda su vida
(dentro del panorama masónico y rosacruciano), Martinès de Pasqually
creó en dicho año un capítulo masónico, a la vez que, en el transcurso
de unos años ¡quizá!, hasta 1760, comenzaría su reclutamiento de los
primeros prosélitos en las logias de San Juan; y de la misma manera,
viajando por distintas partes de Francia para llevar a cabo su misión.
Pero a raíz del año 1760, Martinès llegó a Burdeos con la intención de
fundar un centro de actividad operativo: la Orden de los Caballeros
Masones Élus Cohen del Universo (Elus Cohens: Sacerdotes Elegidos),
calificado originalmente: Orden de los Élus Cohen de Josué. Esta
Sociedad Iniciática no tenía la singularidad de los grados azules de la
Masonería corriente, sino todo lo contrario, una hermandad organizada
que a parte de los grados simbólicos alojasen de igual forma los Altos
Grados, pero que en aquél momento no tenían el reconocimiento de la Gran
Logia de Francia. De los grados simbólicos o azules denominados también
de San Juan: Aprendiz, Compañero y Maestro, son indudablemente lo que
recoge la Masonería tradicional o clásica. Desde aquél momento de
iniciativa y cumpliendo con los intereses personales en constituir la
logia, de lo que había sido con anterioridad con años de trabajo y
esfuerzo para la formación de la misma, entró a formar parte una
composición de grados estructurados en cuatro clases, a saber:
1º Aprendiz, compañero, Maestro, Maestro Élus Cohen.
2º Aprendiz E. Cohen, Compañero E. Cohen, Maestro E. Cohen.
3º Gran Arquitecto o Gran Maestro E. Cohen, Caballero de Oriente, y Gran Comendador de Oriente o Gran Electo de Zorobabel.
4º Réau-Croix.
En
la primera clase de grados nos encontramos con los grados simbólicos o
azules, correspondiente a la Masonería tradicional o corriente. Formando
adecuadamente al miembro profano y con la puntualización de un cuarto
grado en la que denominaría a esta primera clase.
En
la segunda clase de grados, aún se guardaba el estereotipo como Grados
de Portal con el aspecto masónico externo, aunque con ciertas enseñanzas
de lo que sería más adelante la doctrina oculta.
En
la tercera clase de grados o Grados del Templo, seguían empleando lo
referente a un simbolismo con carácter masónico y elementos adecuados
del momento y el catequismo propio de la doctrina en sí. Estos Grados
del Templo y convenidos en llamar los Altos Grados, contenían toda una
serie de prácticas encaminadas y elegidas en cada uno de los mismos, a
una purificación física como espiritual, limpieza de poderes oscuros y
demoníacos, ceremonias de tipo mágico-operativas, y una simplificación
en el grado de Gran Arquitecto (en lo cual hay que referenciar) similar
al aprendizaje del grado Réau-Croix. En el último grado de esta tercera
clase, Comendador de Oriente o Gran Electo de Zorobabel, se estructuraba
en varias partes a la preparación del siguiente grado secreto de
Réau-Croix. En las prácticas de Gran Electo o Elegido de Zorobabel, el
elegido es propuesto a cruzar un puente (tiene una implicación de
trabajo interno y de un estado preparatorio para su próxima prueba
realizadora) para llegar y ser conocedor de todo lo mistérico; una de
las reseñas por la que es reconocido entre la muchedumbre [Zorobabel],
el Príncipe de Judá (de la casa de David), tuvo que ver cuando guió a
los judíos hacia Jerusalén en su retorno del cautiverio de Babilonia
(537 a. J.C.), emprendiendo la reconstrucción del Templo.
Y
en la última clase del grado denominado Réau-Croix (se tenía constancia
de otro grado secreto posterior a éste y en parte desconocido), suponía
la transmisión de enseñanzas de un alto valor con el mundo invisible
que a través de ciertas evocaciones, ponían en contacto al iniciado con
las Altas Esferas de las Fuerzas Celestiales por medio de la Alta Magia
Ceremonial. Esta situación desencadenaba por la manifestación evaluante
-ya fueran auditivas, visuales o de cualquier otra forma-, comprender la
integración que éste -el adepto- habría conseguido en la evolución de
la Reintegración de sus virtudes y poderes espirituales y divinos
originales. Todo un fenómeno al que habría que restar importancia, si se
tiene en cuenta la impronta de las manifestaciones evocadas para tal
fin.
El
último grado del que se tiene consideración por el valor incuestionable
en la mencionada Orden de los Élus Cohen, refiere al de Gran
Réau-Croix, desconocido y altamente secreto por la prueba a realizar
como última operación, en que ofrece al evocador (difícil de alcanzar)
la posibilidad del encuentro con "El Reparador", el Adam Kadmon
reintegrado.
Las
enseñanzas y la consecuente transmisión de Martinès de Pasqually
involucrado todo ello en la Orden Élus Cohen, difería enormemente de una
simple Orden masónica en la que se hace entrega de unos grados. No
debemos olvidar que las mismas raíces desencadenadas en pleno s. XVIII
de la que Martinès provenía, tenían su origen de eminentes iniciados y
círculos herméticos de tradición primigenia, en que el rosacrucismo dio
connotaciones suficientes a mostrar. De ello se sabe, sobre la intención
que tuvo al querer fundar un movimiento espiritual en el interior de la
Masonería. Y en el que obtuvo el resultado, de reunir preferentemente
(en su mayor parte) la integración de otros Masones; dada la intención
exclusiva sobre dicha hermandad de formar un núcleo interno y
espiritual.
Ese
pronunciamiento como ardua tarea recorriendo diferentes ciudades desde
1760 hasta 1772, tuvo que suponerle unos encuentros de los más
variopintos en el hecho de tener que seleccionar a los miembros más
adecuados conforme al momento y a la época que se vivía; pues la
sociedad del s. XVIII reflejaba un contraste peculiar en la Francia de
aquél entonces, debido a los reformadores que acontecían en ese tiempo,
proclive ello, de la situación política, cultural y de renovadores con
que se gozaba; más bien, como sociedad inquietante.., de revolución
social. Fué en esta época que el rito de los Caballeros Élus Cohen,
llegó a tener Templos en Burdeos, Montpellier, Libourne, París, Avignon,
Fox, Lyon, etc. En 1772 y debido a unas obligaciones personales de
Martinès de Pasqually, abandona Francia para trasladarse a las Antillas
(Haití); poco después, llega su muerte en 1774, aunque anterior a éste
hecho dramático se nombra como sucesor a un primo suyo, Armand Cagnet de
Lèstere. Y este mismo antes de su fallecimiento, transmite la sucesión a
Sebastián de las Casas. Llegado este clima es entonces cuando el cisma
no se hace esperar y, paulatinamente, en la Orden de los Caballeros
Masones Élus Cohen del Universo, se produce una escisión, motivándose
progresivamente el cierre de los Templos por las respectivas divisiones
internas y el desinterés de autoridad en la Orden.
Una
vez llegados los cambios con que irrumpió en la ruptura de la Orden, la
doctrina de Martinès de Pasqually siguió transmitiéndose de forma
personalizada, de persona a persona y, de alguna que otra filiación
dispersada por los Templos que seguían operativos por parte de los
sucesores que aún mantenían viva la línea directa de Martinès de
Pasqually: entre ellos, Jean-Baptiste Willermoz y Louis-Claude de Saint
Martin.
En
el caso de Willermoz, habiendo fundado su logia (masónica), o el
Capítulo Rosa+Cruz de los Caballeros del Águila Negra, y siendo nombrado
y elegido en varias ocasiones como Venerable Maestro, llegó a ser
iniciado a partir de 1767 por Martinès de Pasqually en los Élus Cohen.
La
transformación de cambio en algunas logias también tuvo su
manifestación por el deterioro en la línea de sucesión de Martinès de
Pasqually. En el caso de los miembros de Lyon, optaron por acogerse al
rito alemán de la Estricta Observancia Templaria. Posteriormente a la
muerte de Martinès de Pasqually, tres años después, Jean-Baptiste
Willermoz se encontraba introducido en la Orden Templaria que con la
ayuda de Rodolphe Salzmann, implantarían la doctrina de los Élus Cohen
en dicha Orden. Otros miembros también se unieron a
la Estricta Observancia Templaria de Francia; organizándose y adaptando
los Templos Rectificados en la creación de los Caballeros Benefactores
de la Ciudad Santa. Pero estos Templos tuvieron que cerrar ante la
Revolución Francesa (1789-1799). Al cabo del tiempo y algo después del
año 1880, se reorganizaron para continuar la labor dejada.
Del
mismo modo Louis-Claude de Saint-Martin, prefirió apartarse de todo lo
que tenía que ver con la Masonería. Algunos Templos como el de los
Philalèthes, le hicieron peticiones para que se uniera a ellos, pero la
respuesta de Saint-Martin a todos ellos fué llanamente contraria. Debe
mencionarse la relación de amistad que mantuvieron Saint-Martin y su
Maestro Martinès de Pasqually, o, mismamente las funciones de secretario
con que mantenía hacia su Maestro; otorgándole siempre su respeto y del
que decía: "su primer instructor". Saint-Martin llegó a ser una persona
muy querida en los círculos que frecuentaba. Era un Ser místico y
sometido a los misterios de la espiritualidad; reconocido como una
persona dulce y entregado a toda clase de causas. Sus obras por las que
muchos le conocieron, lo calificaron como el más místico, al igual que
en su texto: "Cuadro natural de las relaciones que existen entre Dios,
el Hombre y el Universo"; quería hacernos llegar el compromiso que todo
ser humano debe mantener en este plano de la Creación, tomando
consciencia de lo que había sido en su estado primigenio y lo que podía
hacer para alcanzar el Cristo de Gloria. Viajó por países como Italia,
Inglaterra o Alemania, y manteniendo contactos con los místicos de
Rusia.
Sucedida
la muerte de Martinès de Pasqually, algunos de sus Hermanos se
comprometieron en seguir la vía Martinezista, otros en cambio, volvieron
a sus anteriores obediencias. Y a pesar de que la Orden de los
Caballeros Masones Élus Cohen del Universo se extinguió a últimos del s.
XVIII, se siguieron produciendo iniciaciones por algunos de sus más
destacados miembros como ya se ha mencionado.
La
doctrina de Martinès de Pasqually es realmente extraordinaria. Sus
enseñanzas se manejaban principalmente de forma oral. La Orden de los
Élus Cohen tenía un principio prioritario: reintegrar al ser humano a su
estado original, que a través de los poderes espirituales, permitiese
entrar en contacto con seres invisibles para que de esta forma, se
accediese a esa parte del conocimiento. Ya no sólo por las instrucciones
adquiridas, obteniendo físicamente, mental y espiritualmente las
relaciones existentes entre el ser humano y la propia Naturaleza, lo
cual consiste en un estado de pureza, sino, a través de la Teurgia en
sus pertinentes prácticas. Su doctrina, expresada en texto: "Tratado de
la Reintegración de los Seres, en sus primeras propiedades, virtudes y
poderes espirituales y divinos originales", nos expone notablemente la
personificación de las fuerzas espirituales cuando fueron emanadas de
Dios, antes de la creación del Universo. También en parte, se asemeja al
estado oculto de los primeros libros del Pentateuco, en el que se narra
desde su forma más esotérica, lo concerniente a la creación de Adán y
Eva, el Árbol de la vida, los descendientes, Abraham y sus progenitores,
sobre Moisés, etc.; basánsode prácticamente en una cosmogonía. Al leer
el "Tratado de la Reintegración", nos sugiere inequivocamente su
composición más que mística. Y su exposición, llega a relacionarse a un
contenido muy original, a la vez que muy esotérico en su forma de
tratarlo y muy en consonancia con algunas tradiciones. Ciertamente, el
Tratado de la Reintegración despierta determinadas semejanzas con varios
de los sistemas gnósticos, bien en alusión a algunos conceptos,
nombres, o simplemente argumentos que rememoran analogías con otros
estados o épocas que en cierta forma perviven algunas cuestiones de
fondo; también, determinadas teorías conceptuales a modo apocalíptico;
aunque queda bastante claro, el toque variado con que se dilucida una
mística hebrea y a la vez cristiana. Pero sobre todo, se debe incluir
los rasgos esotérico-mágicos que se encuentran en tradiciones como la
jónica, pitagórica o caldea, de la que también recogen sus fuentes.
Siguiendo
con algunos datos y notas referentes a ésta tradición y, encauzando con
la última década en plena crisis de la Revolución Francesa, acontecería
nefastamente la muerte de Louis-Claude de Saint-Martin el 13 de Octubre
de 1803. Posteriormente a su muerte, muchos martinistas abandonaron en
parte la actividad; llevándose a cabo las enseñanazas e iniciaciones,
únicamente, por la vía personal. Manteniéndose la doctrina original del
Filósofo Desconocido en países como: Francia, Alemania, Italia, Rusia,
etc.
Pero
éstas líneas de sucesiones y transmisiones, se siguieron sucediendo
hasta que Gérard Encausse (conocido como Papus) llegó a ser iniciado en
1880 por el Hermano Henri Delaage. Después de un tiempo, los Hermanos
Papus y Augustin Chaboseau coincidirían en haber recibido la misma
transmisión con la Iniciación de S::I::I::L::, Superior Incognito Libre
Iniciador o Superior Desconocido Libre Iniciador. A partir de aquí, se
inició un interés entre ambos, formar y estructurar con el nombre de
"Orden Martinista" (1888), lo que daría luz a esta nueva organización. Y
en 1890, se constituyó el Supremo Consejo de la Orden Martinista en que
Papus fué elegido como Presidente. Esta Orden, ascendió rápidamente por
sus miembros en toda Francia, continuando su extensión por otras partes
del Mundo. Pero es a partir de la primera guerra mundial (1914-1918),
cuando la Orden Martinista vuelve a verse afectada por otro infortunio, y
con la muerte de Papus en 1916, la Orden Martinista pierde su liderazgo
con nuevas divisiones de por medio; encontrándose la misma
aparentemente en estado durmiente (en sueños) en toda Europa. Desde ese
momento las transmisiones no se detuvieron, y tras la muerte de Papus,
éste fue sucedido por Charles Détre (más conocido como Teder) y junto a
él, ayudado por Victor Blanchard. Aconteciendo la muerte de Teder en
1918, tomó el cargo Jean Bricaud, formándose la Orden Martinista de
Lyon. Por otro lado, en 1931 se creó otra línea sucesora de la anterior
Orden Martinista dirigida por Papus: Augustin Chaboseau y otros dos
Hermanos miembros, Victor-Emile Michelet y Lucien Chamuel.
Hasta
aquí, como ha podido comprobarse, se ha referenciado en forma de
análisis breve lo que han sido los acontecimientos que han abarcado a la
Orden Martinista. Desde las pretensiones que tuvo Martinès de Pasqually
al formar un único movimiento espiritual, hasta el actual tiempo
contemporáneo; en que éste mismo hasta los días actuales, desde anterior
al tiempo de Papus, se fueron originando nuevas líneas de sucesión por
parte de otras órdenes y las respectivas transmisiones de Iniciación
personal desde los tiempos de Louis-Claude de Saint-Martin y,
Jean-Baptiste Willermoz.
El
calificativo de Martinista, nunca tuvo nada que ver con Saint-Martin en
la creación de alguna Orden Martinista, y sí como argumento propio, de
aquéllos que han dignificado como seguidores el pensamiento de éste
último. Única y exclusivamente, este derecho comienza a raíz de Papus
con la creación de la Orden Martinista. Todas ellas, constituidas con el
aporte fundamental de la Rosa+Cruz y la Masonería dentro del seno
Martinista.
3.
Jean-Baptiste Willermoz, la Orden de los Caballeros Bienhechores de la
Ciudad Santa (R.E.R.), y la Orden de la Estricta Observancia Templaria
Siguiendo
con las corrientes surgidas a través de Martinés de Pasqually, cabe
mencionar la de Jean-Baptiste Willermoz. Nacido el 10 de Julio de 1730
en Francia, concretamente en el Franco Condado de Saint-Claude en Lyon; y
dedicado profesionalmente en el devenir de su vida al negocio de
fabricación de tejidos. Su trayectoria en la Masonería devino sobre el
año 1750, iniciandose en los ritos masónicos como idealismo al cual se
adhirió de manera activa y muy temprana; consiguiendo ser muy reconocido
por la labor de su trabajo, y las adaptaciones en dicha Masonería a
raíz de los conocimientos de Martinés de Pasqually, su Maestro. Ya en el
año 1752, a la edad de veinte y dos años, fue proclamado Venerable
Maestro. Y en el año 1753, creó la logia "La Parfaite Amitié", uniendose
a la Gran Logia de Lyon en 1756; a partir de ahí, en conjunción con
otras logias en 1760, se origina la fundación de la Gran Logia de los
Maestros Regulares de Lyon, en la que Willermoz encabezó la misma en un
breve y corto período de tiempo. El esfuerzo y la dedicación con que
sucedia, tras el empeño de aglutinar el deseo del verdadero
conocimiento, lo llevó sin duda alguna a un recorrido multisocial y
cultural en aras del mismo. Ya en 1763, junto a su hermano
Pierre-Jacques Willermoz, se inclina por crear el Capítulo de los
Caballeros del Águila Negra, plasmándose en el espíritu de la Gnosis, en
los trabajos de alquimia y algunas instrucciones de aspecto salomónico,
todo ello en función de la Rosa+Cruz. Pero la Masonería, seguiría
siendo el imperante y el timón que sacudiría a su vida; de ahí su
formación bien temprana y el azote con que lo llevó hasta el final.
A
través de Bacon de la Chevalerie y del Marqués de Lusignan,
Jean-Baptiste Willermoz fué introducido en los Elus Cohen, concretamente
para formar parte de los Réau-Croix; ese mismo año en 1767 (Versalles,
Francia), recibió la Iniciación de Martinès de Pasqually. Y es apartir
de aquí cuando Willermoz intentaría integrar lo aprendido por su
Maestro, dentro de determinados grados masónicos. En 1772, Martinés
emprende un viaje hacia la isla de Santo Domingo con el fin de recoger
una herencia, aunque dejando como sucesor en Francia a Bacon de la
Chevalerie; entre tanto, Willermoz descubre la Orden de la Estricta
Observancia Templaria (Orden Masónica Alemana) de la que llegó a formar
parte, siendo en ese año cuando llegaría a fundarse (en Francia) al
implantarse en Lyon por Count Weiler. En 1773, Martinès de Pasqually
funda en Port-au-Prince (Puerto Príncipe) Haití, un Consejo Soberano
para el territorio de Santo Domingo; y antes de la muerte de éste
(1774), se designa como sucesor a su primo Armand Cagnet de Lestère.
Posteriormente, según los datos ya aportados en la presentación
biográfica de Martinès de Pasqually, tras la muerte de Lestère, llegaría
a sucederle Sebastián de las Casas; es entonces cuando los
acontecimientos llegan a presentarse de manera nefasta para toda la
organización, aunque principalmente en Francia: desinterés, disolución
de Templos, etc. Pero entonces ocurre lo siguiente, Willermoz, y la
ayuda prestada por Rodolphe Salzman y Bacon de la Chevalerie (sucesor de
Martinès), intentan reorganizar la doctrina de los Elus Cohen para
llevarla dentro del seno de la Estricta Observancia Templaria
(personajes conocidos: Wolfgang Amadeus Mozart, Johann Wolfgang Von
Goethe, etc.). Así mismo, en 1778 en Lyon (manifiesto del Convento de
las Galias), la Estricta Observancia Templaria tras una modificación de
reforma pasa a llamarse: "Caballeros Benefactores de la Ciudad Santa"; a
instancia e iniciativa de Jean-Baptiste Willermoz. Esta Masonería
Templaria Alemana en la que Willermoz se preocupó por instaurar los
conocimientos de su Maestro, recogió la clase de grados de Profeso y
Gran Profeso, como grados de clase superior. La doctrina de Willermoz,
tomaría entonces el nombre de Regimen Escocés Rectificado (R.E.R.).
(...)
4. Louis-Claude de Saint-Martin, la Orden de los Superiores Desconocidos, y la Sociedad de los Íntimos
De
los discípulos más célebres que se ha llegado a conocer junto al V.M.
Martinès de Pasqually, refiere al nombre de Louis-Claude de
Saint-Martin, nacido en Amboise el 18 de Enero de 1743 en Francia. Un
hombre que sorprendió por su inspiración, sus dulces modales, por su
misterio enigmático y su gran elocuencia por las obras que escribió
cargadas de un gran misticismo; llegando a ser conocido como "El
Filósofo Desconocido".
De
profesión abogado, decidió dejarlo para dedicarse a la carrera militar
en el Regimiento de Foix, en Burdeos. Allí es dónde conoce a través de
un compañero entre oficiales, la Orden de los Caballeros Masones Elus
Cohen del Universo. Seguidamente, Saint-Martin conoce el que sería su
Maestro en años sucesivos, Martinès de Pasqually; siendo iniciado en la
Orden en el año 1768. Ya en el año 1770, devino como secretario del
Maestro, y en 1772 con la clase de grado supremo Rèau-Croix. Estas
prácticas basadas en operaciones teúrgicas, con sus complejos rituales,
conjuros e invocaciones, sorprendieron al Marqués de Saint-Martin;
preguntando siempre a su Maestro: ¿es necesario todo esto para conocer a
Dios? Entre él y su Maestro, al cual asistió con perseverancia en la
Orden Elus Cohen, se produjo entre ambos una gran amistad. El respeto
hacia su Maestro fue conservado durante toda su vida. Después de un
tiempo, sometido a las prácticas ceremoniales y a un intenso trabajo en
la doctrina, descubre su insatisfacción por ésta vía altisonante de
simbolismos y de liturgia externa; a pesar de encontrar en esta vía
activa, un gran encuentro con las verdades más esenciales y
espirituales. Pero Saint-Martin comprendía, que nada de todo esto era
necesario para la verdadera Iniciación, optando por un camino más
pasivo, más interior, a través del corazón como la vía interior;
alejándose de ésa vía de manifestaciones más sensibles, para convertirlo
en algo más místico y espiritual, a la vez que interno. Ese mismo año
en 1772, se produce un viaje de Martinès a Haití, al igual que se ha
comentado en párrafos de más arriba; y después de la muerte de éste en
1774, la Orden de los Elus Cohen empieza a declinar y a tomar rumbos
colaterales; tomando una consecuencia progresiva de divisiones y el
cierre de algunos Templos. Saint-Martin optó por continuar en un camino
independiente; antiguos miembros como Willermoz, decidieron ingresar en
la Estricta Observancia Templaria. Las escisiones de las logias no se
hacían esperar, por lo que algunas de ellas interrumpieron sus trabajos;
otras, tuvieron cambios definitivos, pasándose a las logias de otros
Hermanos como la de los Philalèthes. Saint-Martin en tanto, decidió
viajar por países como Inglaterra, Alemania o Italia, con la intención
de cambiar impresiones e investigar asuntos de mística y
espiritualidad. En el campo literario consiguió despertar el interés de
todos aquéllos que se interesaban por su vía, aunque por lo general
entusiasmó a la época contemporánea. Su primera obra en 1775, "De los
Errores y de la Verdad", alcanzó una impresión muy satisfactoria. Otros
títulos en su actividad narrativa llegaron con el tiempo: "Cuadro
Natural de las relaciones entre Dios, el Hombre y el Universo" (dicho
texto publicado en 1782, nos expone la introducción al pensamiento de
Louis-Claude de Saint-Martin, abarcando las ideas fundamentales y
precisas de su sistema teosófico y en continuación al Tratado de la
Reintegración de los Seres), "El Hombre de Deseo", "Hecce Homo", "El
Hombre Nuevo", "El Ministerio del Hombre-Espíritu", etc., e inició
traducciones de algunas obras del que decía ser "su segundo instructor",
Jakob Böhme (1575-1624) "El Teósofo Teutónico" (iniciado en la Orden de
los Filósofos Desconocidos).
Saint-Martin,
siguiendo con la usual forma en intentar reformar a aquéllos que
continuaban empleando la vía teúrgica dentro de la Orden de los Elus
Cohen (la Vía Operativa de Martinès de Pasqually), desestimó
completamente seguir éste camino al comprobar que otros Hermanos seguían
la vía de su Maestro. Así mismo, prefirió seguir su andanza y realizar
nuevos contactos interesados en escuchar y recibir las enseñanzas sobre
la "vía del corazón", teniendo en cuenta que a partir del siglo XVIII
afloraban con mucha más libertad asociaciones de todo tipo, en que la
alquimia y el hermetismo llegaron a extenderse. Una época en que
ciertamente, el período medieval había quedado atrás para dejar paso a
la apertura de escuelas, movimientos, o fraternidades con un origen
Rosa+Cruz. Es en este siglo de las Luces donde los cimientos de los
conocimientos universales, encuentran su denominador común en un
Iluminismo en alza. Por su parte, Saint-Martin, seguiría haciendo nuevas
amistades en procura de su misión particular. Manteniendo
constantemente en el eje de su pensamiento motivador, la singular
alianza de Dios con el hombre; un encuentro dignificador en la toma de
conciencia de un mismo ideal, con él, y para él. Pues sólo a través del
trabajo incesante, puede modelarse "El Hombre de Deseo"; encontrando el
camino de la pureza en su estado primigenio. Ésta es la auténtica
Iniciación, a través del corazón del hombre, por medio de la vía
interior.
Saint-Martin,
apartir de un viaje realizado a Strasburgo, se encuentra con Rodolphe
de Salzman y con su amiga la Madame de Boecklin, accediendo por
mediación de ellos a los escritos del eminente y reconocido filósofo
Jakob Böhme; culminando en Saint-Martin, el Teósofo de Amboise, lo que
sería la gran obra para introducirse de manera definitiva en las
enseñanzas más sublimes, más místicas y espirituales. Jakob Böhme,
considerado como uno de los mayores alquimistas en los conocimientos de
una espiritualidad profunda y con un alto nivel de interpretación
mística, supo dar a los que le siguieron, las pautas pertinentes de la
tradición Rosa+Cruz y de una Gnosis cristiana. En algunas de sus obras:
"Los tres Principios de la Esencia Divina", "Mysterium Magnum" o, "La
Triple Vida del Hombre", nos destaca la impronta de un nuevo acontecer;
una sabiduría, que indudablemente influyó por su sistema de grandes
pensamientos, abordando su experiencia en el mundo invisible y en
conexión directa de lo que él relata como la Divinidad; con las
emanaciones divinas y una sabiduría filosófica incrustada en un
cristianismo esotérico y cosmológico. Esto es sin duda alguna, aunque en
parte, la Teosofía que promulgaría Saint-Martin respecto al
conocimiento proveniente de Dios; o sea, un conocimiento de la verdad a
través del Todopoderoso; sin rechazar aquello que, mediante inspiración
divina, nos descubra por la revelación las perfecciones de la
Naturaleza. Una Teosofía que difiere completamente de la conocida por
Madame Blavatsky, Annie Besant, o la de Rudolf Steiner. Y aunque las
comparaciones deban ser siempre arbitrarias en el campo que nos ocupa,
las limitaciones deben de ocupar un lugar en cuanto a las concepciones
insinuantes que otros hacen de las mismas. Aquí es donde entra el
Martinismo en todo su esplendor: realzando al mismo a través de una
Teosofía (sistema filosófico-religioso, místico y esotérico), y en que
el teósofo tiende a depurar su manto (el cuerpo sutil) con la venida del
Paráclito (el Espíritu Santo, el Consolador), por medio de distintas
técnicas sobre la conciencia, y en consecución a un estado del Cuerpo
Glorioso; transformación ésta, por medio de las convenientes
purificaciones. Ante éste hecho concluyente, nuevamente se toma hincapié
en la obra de Saint-Martin "El Hombre de Deseo", siendo el deseo mismo
en el ser humano, un elemento crucial de ésa toma de conciencia como
principio riguroso en la expresión más íntima. ¿Pues qué sería de este
Ministerio del "Hombre-Espíritu", sin el requerido esfuerzo como norma
fundamental en el logro de dicha sabiduría? Será entonces en el corazón
del hombre, que descienda el reino glorioso; "Ecce Deus" (he aquí el
Dios), de la obra de Saint-Martin "Ecce Homo").
En
el transcurso de todo este tiempo, Saint-Martin continuaría
transmitiendo sus enseñanzas y despertando el interés de todos aquellos
con la intención de aprender. De igual forma, entraría en contacto con
una fraternidad oculta bajo el nombre de "Filósofos Desconocidos" (y el
que fuera también, su 2º instructor Jakob Böhme), llegando a ser
iniciado en 1787, a la vez que seguiría realizando amistades en otras
partes de Europa. Esta Sociedad, de la que Saint-Martin formó parte,
llega a perderse en la noche de los tiempos, que según algunas voces,
formaría el eslabón ininterrumpido de una Orden iniciática llegada de
Oriente... Mucho tiempo después y por mediación de la transmisión
Templaria, seguirían extendiéndose sus lazos de unión a otras cofradías y
hermandades con origen y tendencia Rosa+Cruz a través de sucesivas
filiaciones.
Preservando
estos depósitos recibidos de Philosophia Perennis, Saint-Martin formó
un círculo de discípulos conocido como la "Sociedad de los Íntimos";
para trabajar en la espiritualidad más íntima donde los prosélitos en
reducida cantidad de número, llevasen a cabo discretamente su trabajo.
La
doctrina Martinista en sí, es una escuela tradicional en pos de una
búsqueda de reflexión personal y una integración de abordaje, hacia
elementos constitutivos que tienen que ver con la "caída del hombre" y
la peculiar consideración del mismo, hacia una posible Regeneración. Es
desde aquí y pronunciado por Saint-Martin, cuando nos dice sobre el
peligro de esa personalidad enraizada en el hombre exterior, y por ende
consecuencia de nuestro estado interno, que no alcanzaremos la
pertinente Regeneración ni avanzaremos sobre ella, a menos, que
comprendamos esa exteriorización indigna, negativa y poco fiel, con que
nos sacude; pues la problemática del asunto refiere, en tanto que
asimilemos no ya los impactos que recibimos desde el exterior, desde el
género humano, nuestros iguales, con sus insinuaciones más las nuestras
sobre ellos, sino los obstáculos con que afloran del interior de nuestro
Yo más profundo. Además, otra de las consecuencias que nos hace
culpables por los propios actos intervenidos, se tiene a bien entender
cuando suceden por nuestra donducta. Por ello el objetivo que devieramos
entender, radica netamente, en un acto de consideración hacia un
encuentro propiamente de perfeccionamiento para un estado de
purificación. Esto es por lo tanto, un trabajo de conquista interior
hasta alcanzar los planos preciosos y superiores por la llamada interna
del Ser. Esta toma de conciencia tiende a facilitarnos un objetivo de
identificación y preparación personal, de unión y alineamiento, en el
despertar de nuestros estados. Saint-Martin preconizaba la vía del
centro apartir de la oración, el silencio, y una armonización de
nuestros estados más esenciales para concluir después de un trabajo
exitoso y por supuesto, desde un viaje hacia nuestro eje central, la
importancia del contacto con las potestades, la presencia del Cristo,
etc. Además, las técnicas tradicionales cubren un repertorio bastante
amplio en que poder ahondar para esa llamada espiritual, y en
consecuencia, los medios orientativos adecuados para la "vía del
corazón". Aquí es donde se juega un papel sumamente importante cuando
nos incorporamos a la vía iniciática. Igualmente, la vía del corazón
llega también a diferenciarse de la vía cardíaca, la que predicase Papus
(vía papusiana).
De
la misma forma, en el proceso iniciático, el cual supone una práctica
resultante y moderadamente alcanzable en sus diversas etapas, comporta
toda una experiencia personal al incorporar las formas oportunas en las
que se encuentra el período altamente instructivo, y un estudio
integrado del simbolismo propio de la tradición. Estos soportes a los
cuales me refiero y que comprenden la enseñanza tradicional, en
cualquiera de las órdenes iniciáticas, organizaciones, u otros Templos
del saber, dignifican considerablemente los trabajos ritualísticos por
el significado oculto y representativo a que tiene lugar.
Correspondiéndose a la estructura de la cadena iniciática y fraternal,
en contacto con nuestros Maestros del Pasado y sus formas previstas en
la energía de la egrégora; más aún, los estados participativos en
nuestro subconsciente y el enriquecimiento desvelado desde las altas
esferas. Estos rudimentos iniciáticos del simbolismo Martinista, que
como ejemplo: la Máscara, la Capa y el Cordón, los cuales comporta las
herramientas indispensables de un rico tesoro en las líneas
caballeresca, sacerdotal y teúrgica, guardan discretamente un legado en
proporción a ésa Ciencia Adámica; un conocimiento superior.
En
igual manera, las reuniones o prácticas Martinistas, sólo son
accesibles para los que han pasado por el pórtico de la Iniciación. Y
ésta Iniciación, compuesta por una serie de complementos dentro del
ritual: símbolos, dialéctica, etc., comprende los aspectos en parte
reveladores en la transmisión del conocimiento para la transformación
del adepto. Llegado hasta aquí, podemos decir la importancia que entraña
(en su vía externa e interna) la caracterización de todo ello, de un
despertar del psiquísmo (inconsciente colectivo, emociones, otros) y su
consecuente cometido en la develación de un secreto o conocimiento,
donde el iniciado convendrá en algún tipo de resultado y su respectivo
contenido. Esta transformación en la Iniciación sagrada, se ha utilizado
en toda clase de culturas para contribuir en un conocimiento de la
sabiduría como tal. Y su cometido, ha servido de manera indeleble para
conocer algo más los misterios que nos rodean; pues es el tiempo el que
hará que la semilla frustifique a ese descubrimiento. La Iniciación, en
Saint-Martin, tiene que ver como primer elemento en el deseo: renúncia,
trabajo y esfuerzo; o más claramente, se puede atribuir a una Iniciación
interna donde el cuerpo y el alma, a través de sucesivas
purificaciones, comporta la base fundamental para el desecho de toda
clase de obstáculos e impedimentos. Aunque Saint-Martin, rechazaba toda
clase de trabajo o acción que tuviera resonancia e interviniese en una
Teurgia externa; ya que su Ministerio, se reducía a una Teurgia por la
vía interior.
Saint-Martin,
ordenado como "Supérieur Inconnu" (Superior Incógnito) o, "Philosophe
Inconnu", y otras filiaciones en su persona, supo destacar con provecho
una vía independiente para los que estaban interesados en esta forma de
influencia: la vía del corazón. Tras su muerte en 1803, Saint-Martin
dejaría a su paso la Iniciación como transmisión de las Iniciaciones
Libres (S.I.I.L.).
5. Gérard Encausse (Papus) y la Orden Martinista
Una
vez acontecida la muerte de Louis-Claude de Saint-Martin, las
Iniciaciones libres continuaron transmitiéndose a modo personal. Y
aunque muchos Martinistas abandonaron en parte la actividad, ésta siguió
manteniéndose en algunos países: Francia, Italia, Alemania, Rusia, etc.
Otras vías en que la doctrina del Filósofo Desconocido continuaba
permaneciendo, se debía por el Rito Escocés Rectificado a través de
algunos Maestros, e incluso desde el interior de unos cuantos Areópagos
Kabbalísticos que de forma funcional, lo componían determinados masones
de la doctrina de Martinès de Pasqually. Pero la continuación de éste
movimiento espiritual, que en forma de estructura graduada siguió con el
linaje, se debió a Gérard Anaclet Vincent Encausse, nacido en 1865 en
la Coruña, España, y más conocido como Papus. Su vida, transcurriendo
desde muy jóven en la tierra de Francia -París-, y dedicada
completamente a doctor de medicina (conocido en ésta faceta por servir
en el Regimiento militar francés), llegó a interesarse también de forma
muy especial por las ciencias ocultas y herméticas, siguiendo con la
medicina como una constante en su vida por medio de su trabajo y los
estudios que emprendió tanto en la medicina oficial, como en la
alternativa. Consciente de su trabajo, e involucrado en la ciencia
espiritual de la que formó parte como teósofo (en 1887 se une a la
Sociedad Teosófica, pero la abandona en 1890 debido al enfoque que ésta
tenía respecto a un esoterismo demasiado orientalista y al desacuerdo de
ciertos conocimientos que se contemplaban),
espírita, mago, y en definitiva un gran místico procurador de las
verdades que a través de sus obras realzaría con maestría, encaminó para
el consuelo de muchos contemporáneos un recorrido digno de la senda. En
1882, Papus fue iniciado por el Hermano Henri Delaage (se desconoce
quién inició a H.D.) y posteriormente, tras conocerse Papus y Augustin
Chaboseau (por mediación de Gaetan Leymarie), coincidirían de manera
inopinada haber recibido la transmisión por la línea de Louis-Claude de
Saint-Martin (S.I.), la cual, se transmitieron mutuamente; en 1884,
Papus y en compañía de Augustin Chaboseau, tomaría a la doctrina con el
nombre de "Orden Martinista", y en 1890 se constituiría el Consejo
Supremo de la Orden Martinista presidido por Papus y formado con doce
miembros: Gérard Encausse (Papus), Augustin Chaboseau, Stanislas de
Guaïta, Paul Sedir (Yvon Leloup), Paul Adam, Lucien Chamuel, Montière,
Maurice Barrés, Jules lejay, Francois-Charles Barlet (Albert Faucheus),
Jacques Burget y Josephin Péladan. Rápidamente,
Papus se convirtió en la máxima autoridad de Martinismo, con un gran
número de miembros activos repartidos por muchos países. Esta actividad
exclusiva con que se extendieron, dio origen a diversos desarrollos en
que los acontecimientos marcarían un antes y un después. Una época
señalada por los cambios, donde los miembros de algunas obediencias
enlazarían con otras. En el año 1911, se determinaría el reconocimiento
oficial de la Iglesia Gnóstica Universal como la Iglesia Madre del
Martinismo; teniendo connotaciones importantes y otras complementarias,
donde se asumiría un papel de consagración íntegramente relevante; por
ello, algunos guardianes custodios y responsables al cargo, constituían
también por decreto un legado episcopal, a la vez que, de sucesión
apostólica.
Este
eminente promotor del ocultismo y fundador de la que sería la Orden
Martinista, fue el autor de numerosas obras, entre ellas: El Ocultismo
Contemporáneo, Tratado Elemental de Magia Práctica, El Tarot de los
Bohemios, etc. También fue el creador de varias revistas, L'Initiation
(órgano de la Orden Martinista), El Velo de Isis, de los que muchos
colaboradores contemporáneos y amigos de Papus llegaron a formar parte
en la misma. Asimismo, tomó la iniciativa en crear una escuela o
facultad de ciencias herméticas (Escuela Superior de las Ciencias
Herméticas; cambiando posteriormente de nombre: Grupo Independiente de
Estudios Esotéricos, Escuela Hermética y la Facultad de Ciencias
Herméticas), con un único objetivo: instruir a los adeptos en los
princicipios de todas las cosas ocultas, adaptarse en todas sus
tendencias, y encontrar por el fundamento objetivo de las causas
principales, el estudio del magnetismo, la magia, teurgia, kabbalah, o
la doctrina espírita entre otras materias. Esta búsqueda incansable de
Papus, lo llevó a introducirse en la "Orden Kabbalística de la
Rosa+Cruz", la cual, creada por el Maestro Stanislas de Guaïta (1888),
causaría un gran influjo en los ocultistas más reconocidos del s. XIX de
Europa. Esta Orden que actualmente existe y en la que Papus tuvo el
honor de estar en la dirección (unión de la Orden Martinista y de la
Orden Kabalística de la Rosa Cruz en 1892), es la continuadora de una
tradición que apenas se ha dejado asomar al exterior; recogiendo un
depósito de conocimientos y rituales, por miembros integrantes que han
secundado en el interior de este movimiento; también así, la influencia
del Rito Martinista en el seno de la O.K.R+C.
Este
Martinismo de Papus, en que regía los conocimientos y la tradición
doctrinal de Martinès de Pasqually, optó por continuar la línea de éste
último basado en una estructura masónica. Incluso el arraigo de un
cristianismo gnóstico, seguiría marcando la trayectoria con que devino
en su momento original en dicha Orden. Todo ello, con la aportación de
la transmisión del Filósofo Desconocido.
Cabe
decir, que la obra aportada por Papus, refiere a esa continuación de la
cadena doctrinal que erigió Martinès de Pasqually en cuanto a una base
con estructura (aunque masónica), y considerada como clásica, pero
altamente renovada por unos cimientos que han seguido en proceso debido a
una evolución. Y esta constancia evolutiva, ha originado una dignidad
en el paso del tiempo ante el intento de motivación en la continuación
de una corriente, que a día de hoy, mantiene aún viva su llama. ¿Qué
sería de la misma, sin el requerimiento de un ideal en la unión de todas
ellas?
Su
trabajo, el de Papus, queda entonces dignificado si nos atenemos a las
secuencias históricas, en la oportunidad de comprender. Pero siguiendo
los hechos de la Orden Martinista, nos situaríamos otra vez en lo
trágico de las circunstancias. Por entonces, la situación social que
vivía Europa debido a la Primera Guerra Mundial (1914-1918), afectó
enormemente a las actividades de la Orden. Tras la muerte de Papus en
1916, y la situación de la crisis que mantenía Francia por los actos
bélicos en desarrollo, se fueron aminorando toda clase de trabajos. Con
lo cual, debe mantenerse presente que la Orden Martinista dirigida por
él, supo estar unida en todo momento de su trayectoria. Unión ésta, la
que posteriormente declinó a la misma en división por los
acontecimientos ocurridos. Entre tanto con la guerra en marcha y cuyo
desencadenante, por la propuesta imperativa de Austria-Hungría al país
de Servia, las grandes potencias aprovecharon el momento para establecer
la supremacía de su país sobre Europa y otras partes del Mundo. Ante
tal panoroma con la guerra encima, la que fuera la Orden Martinista,
tuvo como sucesor a Charles Détre (comunmente conocido por Teder), y
como apoyo a Victor Blanchard, creando más tarde éste último una rama de
la Orden. Con la muerte de Teder en 1918, se hizó depositário de la
Orden Martinista Jean Bricaud, organizándola y optando por el nombre de
Orden Martinista de Lyon. Esta situación desalentó a muchos Hermanos
Martinistas por el descontento más bien, de las nuevas disposiciones
orientadas por parte de Bricaud hacia un patrón de tendéncia masónica;
otras formas dieron también lugar a un desentendimiento: nuevas
modalidades, cambios, disgregaciones, etc.
Así
en 1931, Pierre-Augustin Chaboseau, en compañía de los Hermanos
Victor-Emile Michelet y Lucien Chamuel, establecería la Orden Martinista
Tradicional como reforma de la Orden Martinista de Papus.
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