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martes, 28 de julio de 2015

LA TEÚRGIA Y SUS ASPECTOS











LA TEÚRGIA Y SUS ASPECTOS





La Vía Externa y la Vía Interna

El siguiente estudio que nos ocupa a modo de esbozo breve y conciso, requiere como es evidente, presentarlo de forma clara en la medida de lo posible y contribuir al desarrollo del lector en su esencia más ecuánime para que dicha materia pueda ser comprendida, al menos, desde un estado de mente justo e imparcial. Por ello, al adentrarse en la doctrina Martinista, se debe diferenciar dos vías: la vía externa, como también la vía interna, en su correspondencia de relación analógica. En este sentido, cabe mencionar la primera de su precursor Martinés de Pasqually, como la vía de las prácticas operativas; aquélla en la que su componente, se define la Teurgia Ceremonial. Y la segunda, la de su discípulo Louis-Claude de Saint-Martin, referencia a la vía interior o del corazón como faceta que interioriza a la Teurgia desde el silencio, o el contacto con las jerarquías superiores en un aspecto menos peligroso según su enseñanza.
 
Ambas vías, por su parte, demuestran la celeridad de su unión con que convergen en la mayoría de las órdenes Martinistas. Destacando una vez más, la peligrosidad que puede darse si caemos en estancamientos y cristalizaciones mentales, si abordamos dichas líneas de poder sin el estudio y las prácticas adecuadas como meras formas de ensueño.
 
Desde éstas premisas, se puede convenir en que hay una Causa Primaria que comprende a toda la Creación y que simultáneamente, actúa por medio de unas reglas activas consecuentes de las leyes divinas en acción permanente. A partir de aquí, éstas leyes determinan la influencia en toda clase de seres y situaciones siendo dirigidos en su paso evolutivo por el Creador, el principio de todas las cosas, la Eterna Unidad en Él mismo. Al detenernos un instante en la constitución del hombre, comprendemos que la actuación misma del deseo se ha hecho una realidad. Y al menoscabar desde la percepción misma en que el ser humano ha sido constituido y dotado desde el sentido de la sabiduría, constatamos las facultades propias del sentir, del pensar y del conocimiento desde el sentido aparente con que nos doblega su complejidad. Pero los atributos de los que el hombre dispone y que le han sido conferidos o concedidos desde la Eterna Unidad del Creador, se cuantifican en dos características bien definidas como son, el intelecto, y su disposición del libre albedrío; la primera, lo hace partícipe de todo aquello que lo hace pensar y discurrir en su actuación conveniente; en la segunda clase o característica, lo prepara y lo anima mecánicamente para ser hacedor él mismo en su libertad de movimiento a través del libre albedrío. Así, en su constitución anatómica, fisiológica y psicológica, también se establecen otros rasgos de los que es poseedor y con los que convive hasta el final de su vida. Desde ese momento, al tener en la formación del Ser dicha naturaleza completada, hay un rasgo que lo caracteriza como motor generador del que se compone: la voluntad; de la que se sirve, y con la que influye conscientemente sobre todo aquello de lo que él desea.
 
Sobre el fundamento de la Magia, conversión ésta en la que el ser humano se inclina cuando ha comprendido el significado de su Ser y sus relaciones con Dios y el Universo, constituye una ciencia de aplicación en el desarrollo de los estudios y la unión más elemental en contacto con la Omneidad. Pero habría que diferenciar entre la conocida Magia, y la Alta Magia o Teurgia Ceremonial. Es en el segundo caso, la Teurgia, donde el Martinismo encuentra su signatura más relevante de las verdades superiores, de los conocimientos adquiridos y de las manifestaciones participativas, como camino único a la vía Celestial; siendo guiado por la vía de la Reintegración; y es por ésta vía, la única Iniciación, donde accederemos en matrimonio al seno de Dios.
 
La Teurgia, término que deriva de las palabras griegas theos -Dios- y ergon -obra, trabajo-, tiene por objeto el estudio del conocimiento sagrado sobre el Mundo Divino, en las relaciones existentes entre Dios, el hombre y el Universo, con la intención de unir la consciencia individual de nuestro Ser en el paso evolutivo de la vida, con el Eterno y Divino Creador. Las ligaduras que atan permanentemente al hombre en éste Mundo, sólo pueden romperse por medio del Agente mágico como medio de conocimiento hacia la perfección. Obteniendo por ello, el conocimiento de la ciencia intelectual y la ciencia espiritual como conocimiento de la Naturaleza. Sólo así conseguirá la libertad, la belleza y la fuerza de la iluminación, volviendo a las fuentes de las que proviene; no sin antes destacar, la importancia imperante en el ser humano de la búsqueda de su Dios interior, aquél que es llamado el Santo Ángel de la Guarda.
 
Esta Ciencia, aunada inmensamente en la Madre de toda la eternidad, responde por ella misma y se crea en la existencia del Deseo; y por ellos, los teúrgos como "Hombres de Deseo", que logran la Comunión en la vía del Reparador.




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