"Visita Interiora Terrae Rectificando Invenies Occultum Lapidem"
(Visita el interior de la tierra y rectificando hallarás la piedra oculta)
V.I.T.R.I.O.L. (Principio Hermético)
Objetivos de la Doctrina Martinista.
Consideraciones en los trabajos martinistas
El
legado Martinista debe tenerse en cuenta como lo que ha sido desde su
estado e inicios originales y pasando hasta su tiempo actual en el que a
día de hoy se nos presenta. Considerando lo que han sido siempre los
Maestros del Pasado y el retorno hacia ellos como fuente de vida
fidedigna en los Arcanos de la Sabiduría. Esta tradición que comenzó
desde Martinès de Pasqually como un movimiento espiritual, hasta
formarse propiamente como Orden Martinista a partir de Papus, ha
significado como doctrina de gran valor al recoger en su depósito la
Tradición Iniciática Occidental; heredera de una Gnosis en la
Transmisión de la cadena iniciática.
Pero
esta tradición, en la que sucumbe un cristianismo místico, tiene otras
connotaciones de espiritualidad en que el esoterismo como ciencia oculta
nos reporta a otros fundamentos. El Martinismo como doctrina pragmática
y realista, supone en sí el encuentro de diversas corrientes de índole
cristiana como herméticas (cátara, kabbalista, platónica,
alejandrina...); más concretamente, absorve la tradición judeocristiana y
otras sociedades iniciáticas como la gnóstica: kabbalah cristiana,
juanítica, rosacruciana y también caballeresca; con una vertiente de
estructura y contenido templario-masónica, y un componente teosófico
dentro del marco cristiano iluminista. La doctrina como tal, también
presenta desde su base dos vías fundamentales: interna y externa; o sea,
un sistema de integración de las vías mística y teúrgica.
Esta
alianza en el seno Martinista, propone inicialmente un estudio de los
conocimientos comparados que como sistema doctrinal, posibilita al
candidato las herramientas adecuadas cuando se adentra a cruzar el
pórtico. Esta preparación, la cual mantiene en el transcurso de todo el
viaje en el peregrinaje de la Orden, aduce prácticamente a un Martinismo
ecléctico en su propia doctrina. En consecuencia, motiva a la persona a
un abordaje de encuentros de sí mismo en los aspectos de la
consciencia; iniciándose un proceso desde su personalidad terrenal, en
la búsqueda profunda de su Ser. Pero todo ello en el ámbito de Orden
iniciática y esotérica de los aspectos propios del Martinismo.
En
este género de situaciones, cabe entonces promulgar, las expectativas
con que dispone para el favorecimiento de las actitudes en el ser
humano. Descubriendo los elementos necesarios en la búsqueda de la
Ciudadela del Ser y unos objetivos claramente desarrollados, para
suscitar el encuentro del despertar en la persona.
Por
ello, el Martinismo contemporáneo al igual que en épocas pasadas, nos
procura en su interior una tradición completamente específica y distinta
a la de otras órdenes iniciáticas, intentando no confundir al candidato
con especulaciones y teorías que lo alejen de su eje central.
Propiciando al adepto un trabajo de adhesión, propio de la doctrina
Martinista con las prácticas necesarias encaminadas a la ontología:
desde el Ser en general y sus propiedades trascendentales;
consecuentemente, privilegiando las formas operativas y posibilitando la
comunicación con los Seres y jerarquías espirituales.
Simplificando
algo más este contenido al concurrir en sus formas, se debe conferir en
que dichas técnicas tradicionales se disponen necesariamente, para
llevar al candidato a una mayor comprensión a raíz de los conceptos
teóricos y de las prácticas surgidas como experiencia en la toma de
conciencia de su personalidad. De esta manera, se le dispensa de las
técnicas y las vías oportunas con que lograr la rearmonización y el
alineamiento adecuado en los procedimientos de condicionamiento para la
constitución de su Ser. Todo esto sin duda alguna, comprende como garantía el aprendizaje en la senda del discipulado.
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