Los descubrimientos e inventos científicos con historias sorprendentes, como la del doctor que inventó el estetoscopio por timidez,  son una mina de oro para los supercuriosos. Esta vez, queremos explicaros la historia de un alquimista que no llegó a conocer la importancia de su descubrimiento y que, de hecho, llegó a decepcionarle.
La obsesión de Hennig Brand
En 1669 un hombre llamado Hennig Brand hizo un descubrimiento increíble: uno de los elementos químicos más importantes. A pesar de ello, Brand nunca llegó a saberlo ni a apreciarlo.
Hennig Brand vivía en Hamburgo (Alemania) y era aprendiz de vidriero. Se dedicaba a confeccionar botellas y objetos de vidrio. No era especialmente rico, pero la suerte quiso que se encontrara con una mujer bastante rica que se prendó de él. Brand y ella se casaron y fue entonces cuando el vidriero pudo dejar su oficio y dedicarse a aquello que le obsesionaba: encontrar la piedra filosofal.
Piedra filosofal
Recreación Piedra Filosofal
Brand quería ser alquimista y descubrir ese objeto mágico que le permitiría convertir cualquier metal en oro y, quizás, conseguir la eterna juventud.
Investigaciones fallidas y ¡orina!
El recién estrenado alquimista empezó a investigar compulsivamente. No hacía otra cosa que comprar materiales para sus estudios y, al no obtener resultados ni ganancias, fue agotando la fortuna de su mujer hasta quedar en bancarrota. Eso sí, a pesar de sus inexistentes hallazgos y títulos oficiales, decidió hacerse llamar “Doctor Brand“.
Alquimista Recreación
Recreación de un alquimista trabajando
Un tiempo después su, ya no tan rica, mujer falleció. A pesar de la desgracia, el “Doctor” Brand no tardó en encontrar una sustituta: una segunda esposa, Margaretha, que, curiosamente, también era muy, muy, rica. Esto le permitió retomar sus investigaciones alrededor de la piedra filosofal.
Brand se interesó entonces, en las propiedades del agua, considerada mágica por ser la esencia de la vida. Además, en aquellos tiempos se decía que el propio cuerpo humano contenía las claves para dominar la alquimia. ¿Y qué es lo más parecido al agua y al oro que produce el ser humano? La orina.
El “Doctor” Brand decidió seguir la receta de uno de sus libros de alquimia, que aseguraba que la orina humana concentrada y mezclada con otros ingredientes podría convertir los metales en oro. Rápidamente, Brand se puso manos a la obra y se dedicó a experimentar con su propia orina. No obstante, en seguida se percató de que no tenía suficiente cantidad. ¿Cómo logró Brand conseguir litros y litros de orina para experimentar? Se desconoce, aunque algunos rumores dicen que la pidió a su mujer y amigos, mientras que otros aseguran que la pidió al ejército alemán.
alquimista
Detalle de Un alquimista en su estudio, siglo XVII, Thomas Wijck
Un nuevo descubrimiento: el fósforo
Fuere como fuere, Brand experimentó con la orina humana durante bastante tiempo. Tras hacerla pasar por varios procesos, llegó a la última fase: la destilación. Mientras destilaba con una retorta lo que quedaba de la orina, se dio cuenta de que el líquido que obtenía era blanco y brillante y que al entrar en contacto con el oxígeno se inflamaba, exhalando un extraño olor a ajo. Brand estaba convencido de haber encontrado la  piedra filosofal. ¡Aquella substancia producía llamas al entrar en contacto con el aire y nunca se apagaba! Por esa propiedad decidió bautizarlo con un nombre hecho a partir de la combinación de dos palabras griegas: “Phos” – luz- y “phoros” -portador-. El “phosphoro” o “portador de luz” fue la piedra filosofal que Brand creyó descubrir. Sin embargo, aunque dio muchos usos a su descubrimiento (linternas para leer sus textos y tinta luminiscente), pronto quedó decepcionado al darse cuenta de que fuera lo que fuera lo que había hallado, no era su tan ansiado objetivo.
Phosphorus
El fósforo se encuentra en todo el cuerpo del ser humano y, de hecho, es uno de los elementos que se encuentran en más cantidad en cualquier organismo vivo.  El exceso de fósforo se elimina, en el caso de las personas, a través de la orina.
El rumor de que Brand había encontrado una substancia mágica llegó a oídos de otros químicos a quienes se adjudicó el hallazgo del “phosphoro”, que tanto había decepcionado a su descubridor.
Brand fue el primero en descubrir, desde la Antigüedad, un elemento químico, pero nunca llegó a ser consciente de ello. De hecho, su nombre seguiría siendo desconocido, si no fuera por las cartas de su esposa Margaretha que se encontraron siglos después.
Está claro que, a veces, sin buscarlo se hacen descubrimientos extraordinarios.
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