caracas, 26 Jun.- "Yo he querido
manifestar con este hecho la conveniencia de que despierte entre
nosotros el espíritu de nacionalidad", escribió Gerónimo Pompa hace más
de 140 años, cuando plasmó sobre papel un recetario medicinal de
propiedades naturales recogido de la voz de ancianos, jóvenes curanderos
y labradores de pueblos ancestrales de Venezuela bajo el título de Medicamentos indígenas.
En la actualidad, el llamado de Pompa se mantiene vigente en el
esfuerzo nacional por reivindicar el universo simbólico de las culturas
originarias del país.
El libro se publicó por vez primera en 1868, y hasta la fecha ha
sumado más de 50 reediciones, siendo responsable de la última la
Fundación Editorial El perro y la rana, institución que con un diseño
novedoso y de fácil lectura consiguió posicionar a la publicación como
la más vendida durante la Feria Internacional del Libro Venezolano,
celebrada en Caracas del 9 al 18 de marzo de este año.
Medicamentos indígenas se presenta al lector como una guía
medicinal, organizada alfabéticamente, de semillas, flores, plantas,
animales y raíces con propiedades curativas capaces de aliviar o sanar
en definitiva aflicciones físicas del hombre. El diccionario agrupa más
de 450 especies, con sus características externas y una descripción
detallada de cualidades medicinales.
Por escribirse en el siglo XIX, el texto también se convierte en
tratado lingüístico sobre palabras autóctonas del imaginario médico de
los pueblos ancestrales de aquel entonces; códigos orales que continúan
anunciándose en los labios de abuelos, abuelas y "ancianos
experimentados", como los califica el autor en el prólogo del libro.
"Ponzoña" o veneno, "majar" o triturar, "reumatismos" o lumbagos,
"calenturas" o fiebres, "viruelas" o las irritantes costras sobre la
piel, "constipados" o la recurrente fiebre son algunas de las coloridas
palabras que, seguramente, harán necesario el uso del diccionario por
parte del lector.
De la A, el autor nombra a los aromáticos aceites de coco, aguacate,
ajonjolí u oliva empleados por los indígenas para contrarrestar la
acción venenosa de picadas de alacranes, avispas y otros animales
ponzoñosos. "Para las afecciones nerviosas se ponen tres cucharadas de
aceite de almendras, una de aceite de sasafrás (planta medicinal) y
otra de trementina , y se unta con unas plumas, cubriendo la parte
afectada con una franela o con un papel de seda", receta Pompa en las
líneas de su libro.
En la misma letra, el autor se detiene para enumerar las facultades
del agua natural que trascienden la buena digestión y alivio del
estreñimiento para fortalecer los nervios del cuerpo, cuando se aplica
con compresas frías, y desinflamar las alergias en la piel al colocarse
caliente sobre el área afectada.
El recorrido por la C comienza destacando las propiedades curativas
del colmillo del temido caimán. Según los testimonios recogidos por
Pompa, el colmillo pulverizado del animal sirve para sanar mordeduras de
perros rabiosos si se bebe en medio vaso con agua, vino o caldo de
verduras, tres veces al día por un mes.
Pompa describe a la planta Cenicera o Cenicienta como pequeña y con
olor a cenizas en su reverso, cuyo uso por los pueblos ancestrales se
dirige hacia el alivio de cólicos o "disenterías" y también como
astringente natural para el tratamiento de la piel o para aliviar las
cataratas en los ojos.
Llama la atención el uso, más allá del alimenticio, que los indígenas
daban al huevo de gallina. "Las claras batidas en agua natural
endulzada refresca los pulmones y calma la tos", apunta Pompa al llegar a
la H. Entretanto, agrega que para sanar úlceras o quemaduras es
necesario cocinar, a medias, un huevo hasta que brote de éste aceite de
su yema; ese líquido debe untarse encima de la herida para evitar
infecciones o manchas posteriores.
El autor recomienda el rico fruto del níspero para la mordedura de
animales venenosos o para eliminar inflamaciones del hígado. En el
primer caso, las semillas de la fruta se trituran, se mezclan con vino y
se consumen; en el segundo, se unta la pulpa con aceite de coco cerca
del área inflamada.
De las zanahorias son conocidas sus propiedades antioxidantes y para
mejorar la vista, sin embargo, para los indígenas el tallo de la
hortaliza puede colocarse sobre las mamas de las mujeres, para detener
el flujo de la leche, después del parto.
Letra por letra, Pompa desmenuza el universo medicinal de los pueblos
ancestrales venezolanos para rescatarlos de la oralidad y otorgarles el
carácter inmortal de la tinta impresa sobre papel.
Para cerrar la edición, el autor presenta un índice didáctico,
clasificado por enfermedades entre las que destacan hemorroides,
impotencia, insomnio, nervios, mordeduras de animales, vejiga, úlceras,
"solitarias", lómbrices, vómitos y costras.
Medicamentos indígenas se consigue en todas las Librerías del Sur del país.
Gerónimo Pompa fue un médico naturista, militar y dramaturgo venezolano, reconocido por obras como El amor casado o extravío de los esposos en el matrimonio, El labertino arrepentido, Las flores paralelas y Venezuela libre. Con Medicamentos indígenas el autor consiguió su reconocimiento mundial por sus aportes a la medicina naturista.
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