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jueves, 21 de julio de 2016

LA CRESTA DEL GALLO – COMENTARIO A LA PARASHÁ DE BALAK


LA CRESTA DEL GALLO COMENTARIO A LA PARASHÁ DE BALAK


Rabino Nissán Ben Avraham

EL ENFADO DEL CREADOR
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El Talmud casi al principio, en el Tratado de Brajot, página 7a, habla de nuestra parashá.
Dice el Talmud que el Creador se enfada cada día, dentro de las tres primeras horas, en que los reyes de Oriente y Poniente se ponen sus coronas sobre la cabeza y se postran ante el sol.
Pero también dice que su enfado no dura más que un momento, y que este momento es tan cortito que nadie puede darse cuenta o aprovecharlo. El Talmud indica la longitud de este ‘momento’: una dieciocho mil ochocientos ochenta y octava parte de la hora (1/18,888 = media décima de segundo, si no me equivoco).
El Talmud añade que este ‘momento’ es muy difícil de reconocer. Se necesita para ello una ‘sabiduría’ especial. Uno de los trucos para reconocerlo, según el Talmud, es cuando, en estas tres primeras horas de la mañana, el gallo se pone sobre una sola pata y su cresta palidece, sin que quede ni una sola vena roja. Bil’am el Hechicero sabía reconocer este momento y lo usaba para maldecir a la gente, y por eso el rey Balac quería que viniera a maldecir a Israel.
LA DOSIS ADECUADA
Podemos aprender de este pasaje, como dice el Rav Kuk en su libro ‘En Ayá’ en nuestra página, que incluso las tendencias que nos parecen malas, tienen su lugar y su momento, incluso el enfado, tal y como nos demuestra este pasaje, ya que estamos obligados a aprender del comportamiento del Creador. El problema es siempre encontrar la dosis y la circunstancia adecuadas, ya que tienen que obrar su función, pero en el mínimo del mínimo, como dice aquí, 1/18,888ª parte de la hora. Y el versículo de los Salmos (30:6) dice que “Su enfado es un momento”, mientras que “la bondad Divina todo el día” (id., 52:3).
Maimónides ya apuntó en la tercera parte de la Guía de los Perplejos, capítulo 12, que en el mundo la maldad es mínima, mientras que la inmensa mayoría es bondad. Y los Sabios nos explican que esta maldad está para un fin positivo.
Por lo tanto, si se trata de un Sabio, una persona positiva, hará todo lo posible para aumentar las fuerzas positivas en el mundo. Pero cuando se trata de una persona malvada que desea el mal, aprovechará estos ‘momentos’ de maldad que hay en el mundo para ampliarlos, para que haya una mayor maldad.
BILAM EL MALVADO
Bilam era uno de estos individuos sabios pero malvados, sin ningún tipo de moralidad, que solo quería hacer mal, y reconocía las condiciones y controlarlas para ampliar el mal, y este es el significado de ‘saber cuándo se enfada el Creador’. Y efectivamente, si en aquellos tiempos hubiera podido usar su sabiduría para ello, su poder destructor hubiera sido inmenso. Pero la generación que salía de Egipto (y hasta su entrada a la Tierra Prometida) disfrutaba de unas condiciones fenomenales, la llamada ‘Luz de la Faz del Rey Altísimo’, con grandes milagros y fenómenos asombrosos, y Presencia Divina al descubierto, y no podía usar las fuerzas negativas de la Naturaleza para luchar contra Israel. Por eso buscó oportunidades extraordinarias, como la de minar la condición moral del Pueblo por medio de la prostitución de las moavitas.
Por esto explican los Sabios en la página citada del Talmud, que ‘en aquél tiempo no se enfadó el Creador’, como dice el mismo Bilam “¿cómo maldeciré si D’s no maldice, y cómo me enfadaré si el Creador no se ha enfadado?” (Núm. 23:8), que no encontró aquél malvado ninguna fuerza maligna que pudiera aprovechar, según el estado ideal en que se encontraban.
LA CRESTA DEL GALLO
Los motivos para encontrarse en el mundo estas fuerzas malignas ya los explicó Maimónides en la tercera parte de su Guía de los Perplejos, capítulo 11, que son principalmente al unirse la materia con las malas tendencias, y que de allí provienen las enfermedades, la pobreza y la pobreza de intelecto y la mayoría de las penurias.
Los animales, que no tienen inteligencia y actúan instintivamente, se libran normalmente de estos problemas de una forma natural, pero el hombre que deja el instinto y se rige por el intelecto, la naturaleza ya no puede ayudarle, ya que debe obrar según le dicte su juicio adecuado.
Entre los animales hemos encontrado precisamente al gallo como ‘representante’ de la sabiduría, como dice el versículo (Job 38:36) ¿quién dio entendimiento al gallo? y por el que usamos esta expresión por la mañana al decir “que da entendimiento al gallo para discernir entre el día y la noche”. (Debo explicar que la palabra ‘sejví’ en hebreo es única, y hay quien la traduce por ‘gallo’ y quien por ‘corazón’). Pero por otra parte el gallo se identifica (Talmud, Brajot 22a) como un ‘mujeriego’, que se pasa el día persiguiendo a las gallinas. Por lo tanto al decir que ha perdido todo su esplendor al palidecer su cresta sin que quede ni una sola vena roja, sino que pierde su entendimiento a causa de su promiscuidad, y que por ello queda inestable sobre una sola pata, significa que éste es el momento en que la maldad puede aparecer en este mundo.
Otra causa es cuando el entendimiento no llega a su perfección, causando grandes guerras y destrucción, al coronarse los reyes y postrarse al sol, o sea, unos trastornos intelectuales que causan las maldades éticas y morales generales y materiales, como explica Maimónides en el mismo capítulo.
Hasta que llegue el momento en que el Mundo se llene de conocimiento de los Caminos del Eterno y por lo tanto “no harán mal, ni dañarán en todo mi santo Monte; porque la tierra será llena del conocimiento del SEÑOR, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9), que al conocer la verdad, se acabarán también las guerras y las penurias que éstas causan.

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