Raúl Aular Flores.
Villa de Cura.
24 de Julio del 2016:
No obstante haberme retirado por un tiempo prudencial, pero la fecha obliga, permitanme amigas y amigos estos comentarios: En el día del natalicio de aquel “PALO DE HOMBRE” como lo fue Simón Bolívar, vaya este modestísimo aporte a la iniciativa de que se diseñe un proyecto de país con el aporte de todos y de acuerdo a la capacidad intelectual de cada venezolano:
Haber imaginado a Venezuela como una hermosa mujer toda caminos como la voluntad, toda belleza como los amaneceres de abril y todo horizonte como la esperanza, me llevo a pensar lo siguiente: Los Venezolanos como pueblo, somos el producto final de la convergencia histórica y genética de tres grupos étnicos que no amaron el trabajo. El indígena, por ejemplo, no amaba el trabajo porque no lo conocía, es decir, la tierra se lo daba todo con un mínimo esfuerzo, el español lo rechazaba por cuanto lo consideraba una ofensa a su estirpe social y el africano lo odiaba porque era obligado a realizarlo en condiciones de explotación y esclavitud; indudablemente que a un pueblo, cuyos antepasados desconocían, rechazaban y odiaban el trabajo, ha debido aplicársele, después que conquistó su independencia política, una educación que tuviese como objetivo específico: inducir el amor por el trabajo; pero que va, así no se hizo y para rematar el asunto se le aplicó una antipe
dagogia basada en tres paradigmas que han influido negativamente en nuestra estimación y valoración como nación:
1).Somos un pueblo subdesarrollado porque fuimos conquistado por España y no por Inglaterra.
2).Los gringos son los culpables de todos nuestros problemas.
3).Lo hecho por Simón Bolívar agotó para siempre nuestra capacidad para hacer historia de la buena.
Obviamente que estos tres paradigmas comenzaron a levantar dentro de los hemisferios cerebrales del pueblo, una especie de rancho mental que pareciera se transmite de una a otra generación de venezolanos a través de un código genético social inmutable que amerita comencemos a desmantelarlo, a través de un proyecto de país que torpedeé su línea de flotación con los misiles de la educación eficiente, el trabajo creador, la solidaridad, la responsabilidad, la ética practicante, la moral pública y el amor por Venezuela.
Por otro lado, en lo que se refiere al problema educativo, este es aún más grave que el laboral porque la educación es un hecho social que le permite al joven estudiante el conocimiento de sí mismo y lo capacita para la práctica de la democracia y de la libertad. Por ello, orientar a la juventud que cursa estudios primarios y secundarios para que comiencen a asumir posiciones personales y racionales ante las circunstancias que la vida le deparará, debería ser el objetivo específico de cualquier proyecto educativo. Lamentablemente, nuestra educación no cumple con esa meta; al contrario, quienes la diseñaron irrespetan la inteligencia de los jóvenes al imponerles una serie de contenidos programáticos que los castra psicológicamente al enseñarles que la sumisión y la obediencia a sus maestros y profesores son más rentables que su espontaneidad y originalidad. Incuestionablemente, todo este parapeto conduce al joven a un constante fracaso al comprobar, cuando acude al mercado de la vida, que no está preparado para inducir cambios sustanciales dentro de su entorno social sino que tiene que adaptarse a una sociedad preñada de antivalores que le impiden su crecimiento personal y espiritual.
Ahora bien, en este orden de ideas es obligante recordar el planteamiento del Maestro Arturo Uslar Pietri cuando afirma: “En muchos sentidos, podría considerarse a Venezuela el país de las ocasiones perdidas. Es evidente que, en el último medio siglo, muy pocos países del mundo han tenido las inmensas oportunidades de desarrollo y de progreso que ha tenido este país. Si se compara el estado actual de la nación en términos de pobreza, de atraso y de falta de rumbo con el monto astronómico de los recursos financieros de que ha dispuesto, la conclusión no puede ser otra que la de reconocer el hecho doloroso de un gran fracaso nacional…”
Ante tal afirmación, la pregunta salta:
¿Qué podemos hacer por Venezuela?
Presumo. que lo primero que deberíamos hacer por Venezuela, es aceptar esta verdad con dignidad y sobre esta base comenzar a diseñar un proyecto de país con la participación activa de todos y de acuerdo a la capacidad intelectual, técnica y laboral de cada venezolano; en consecuencia, he aquí pues mi modesto aporte, a ese posible proyecto.
1).Convencer a todos los venezolanos que solamente unidos y reconciliados, seremos capaces de empezar a construir una nación agrícola, pecuaria e industrialmente desarrollada; todo ello, a través de la educación eficiente, el trabajo creador, la solidaridad ética, la responsabilidad militante, la honestidad moral, la tolerancia política y el respeto al derecho del otro.
2).Seleccionar los servidores públicos en función del conocimiento, la probidad, la sensibilidad social y la identificación con el pueblo.
3).Sugerirle a quien ejerza la Presidencia de la República, que luche todos los días contra sí mismo para que el ejercicio del poder no lo engolosine.
4).Crear la Universidad Técnica e Industrial de Venezuela para que de ella egresen los jóvenes obreros, peritos, técnicos y tecnólogos, que el país vaya necesitando en base a un instrumento de planificación ascendente que previamente haya programado el desarrollo armónico y proporcional de la nación venezolana.
5).Atacar el problema penitenciario creando tribunales de emergencia dentro de las cárceles para que trabajen las 24 horas del día a razón de tres turnos de 8 horas cada uno, hasta que no quede ni un solo preso sin sentencia definitiva; luego, negociar con el preso dos años de su sentencia por un año de intachable conducta dentro del recinto carcelario.
6).Promocionar leyes en función de la amnistía y el desarme de la población civil.
7).Practicar la generosidad internacional de la República, de manera inversamente proporcional a las necesidades del pueblo venezolano.
8).Concientizar para que el pedazo de pan que cada venezolano lleve a su casa, debe ser del tamaño de su capacidad de producción y no el de la generosidad del Presidente de la República de turno.
9).Reactivar el programa de becas “Gran Mariscal de Ayacucho”.
10).Sembrar el petróleo con mano generosa y eficiente.
11).Integrar en una sola Institución a todos y cada uno de los entes que imparten educación superior y proyectarla como Núcleos Regionales hacia cada Capital de Estado y como Aldeas Universitarias en todos y cada uno de los municipios de la República. Esta nueva Institución pudiese denominársele: Universidad Central y Autónoma de Venezuela.
12).Crear la Universidad Central de las Fuerzas Armadas para que de ella egresen los jóvenes oficiales y suboficiales que posteriormente se incorporarán al Ejército Venezolano el cual estará conformado por tres componentes: Ejercito Terrestre, Ejercito Naval y Ejercito del Aire.
13).Transferir el 51% de las acciones de Petróleos de Venezuela (PDVSA) a empresarios, obreros, trabajadores y jóvenes profesionales venezolanos.
14).Responsabilizar al Banco Central de Venezuela por la recepción y distribución de todas las divisas que genera la industria petrolera.
15).Decretar que el ámbito operacional de PDVSA debe limitarse exclusivamente a lo que en términos petroleros se conoce como: aguas arriba y aguas abajo.
16).Desafectar todas las empresas y fundos que fueron expropiadas con la condición de que entren inmediatamente en producción acelerada.
17).Respetar la propiedad privada y los medios de producción deben ser la consecuencia de la cogestión solidaria entre los empresarios y los trabajadores para producir mercancías cuya plusvalía posterior debe ser distribuida equitativamente entre ambos.
18).Refundar el Poder Ejecutivo con solo 15 ministros.
19).Suspender el control de cambio y decretar un solo tipo de transacción en función del dólar americano.
20).Incorporar Venezuela a la Comunidad Andina de Naciones y a la Alianza del Pacifico.
21).Prohibir las imágenes Presidenciales dentro de las oficinas públicas.
22).Reactivar todos los programas sanitarios que desarrollaba la vieja Dirección de Malariologia y Saneamiento Ambiental.
23).Fundamentar la salud a dispensársele al pueblo, sobre tres principios éticos: no dañar, prevenir para no curar y suministrar calidad de vida no retrasar la muerte.
24).Implementar una microempresa por cada 50 venezolanos desempleados.
25).Promover una poderosa clase media que ayude a sacar de la pobreza a todo aquel venezolano que la padezca, pero mientras esto no se logre a ese sector de la población habrá que saciarle su hambre, curarle sus enfermedades, protegerlo de la intemperie y garantizarle que el futuro que lo aguarda, será mejor
26).Defender la soberanía e Independencia de la República de cualquier potencia hambrienta y famélica de energía petrolera.
27).Cimentar la libertad de expresión sobre el siguiente aforismo: “no estoy de acuerdo con lo que dices pero daría mi vida por defender el derecho que tienes a decirlo”.
28).Estudiar la probabilidad de aplicar la hipótesis de la línea media al problema limítrofe que tenemos con la hermana República de Guyana.
29).Desactivar el argumento que propone: “A los pueblos indígenas hay que mantenerlos dentro de su hábitat natural para evitar que el hombre blanco los contamine”; ello, porque su contenido es racista.
30).Incorporar la mujer venezolana a la planificación, ejecución, supervisión y evaluación de políticas públicas trascendentales.
31).Enfrentar la problemática campesina a través de programas rurales que no sólo sirvan para evitar el éxodo permanente del hombre del campo hacia las grandes ciudades, sino que a su vez estimulen el regreso de aquellos que abandonaron sus tierras después que un demagogo e irresponsable enreda pueblo, les dijo: “Vámonos pá Caracas que allá hay trabajo por coñazo” y ahora andan saltando y brincando de rancho en rancho sobre los cerros que circundan la Capital.
32).Restablecer las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos en un ambiente de respeto mutuo y sin complejos latinoamericanos ni tercermundistas.
33).Rechazar la injerencia de cualquier país en nuestros asuntos internos, tanto más, si esta conducta política se camuflajea en la noble expresión de Simón Bolívar: “Para Nosotros la Patria es América”.
34).Actualizar todos los convenios internacionales firmados por la República.
35).Reducir el periodo presidencial a cuatro años con una sola reelección y aceptar que el rol como Primer Maestro de la República que le corresponde ejercer al primer mandatario, está por encima de su condición de Presidente, Jefe de Estado, Jefe de Gobierno y Comandante en Jefe de la Fuerza Armada.
Finalmente, convencido y persuadido de que al margen de la unión y la reconciliación entre los venezolanos, todo cuanto pueda hacerse no pasará de ser más que vapores de la fantasía que dan a lo inaccesible una cierta sensación de cercanía, concluyo recordando la angustiosa advertencia del Libertador:
“Únanse o la Anarquía los Devorara”
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