Arnoldo Arana
”Yendo enseguida el que recibió los cinco
talentos, negocio con ellos, y ganó otros cinco”
Mateo 25 (16)
Ser diligente significa ser responsable y asumir con prontitud las
obligaciones y compromisos, sin dilaciones,
sin distracciones, evitando la costumbre de diferir las decisiones. Ser
diligente es actuar proactivamente más que reactivamente, con decisión. El
siervo de esta parábola fue diligente, no se demoró en ocuparse en los negocios
que se le había encargado. No perdió tiempo.
Hay personas
que difieren demasiado sus decisiones, tal vez esperando que el tiempo o el
azar se los solucione, que nunca avanzan ni logran sus objetivos más
básicos. Algunas personas,
para poder accionar, necesitan conocer todas las variables involucradas en un
asunto, pero esa expectativa es irreal. Vivimos en un mundo complejo y
cambiante. Si queremos aprovechar las oportunidades debemos considerar, aparte
del análisis, nuestras experiencias,
nuestras emociones y nuestra intuición, y tomar oportunamente las
decisiones que necesitamos tomar con una certidumbre razonable. No sufra de
parálisis por análisis.
La acción es
el mejor remedio contra las enfermedades de las personas pasivas: la
indolencia, la excusitis, la incertidumbre y el temor. Es también un eficaz
catalizador para el entusiasmo, la fe y
la activación de los sueños.
Necesitamos
mejorar, pues, nuestra capacidad de decisión; desarrollar el hábito de la
acción. Gordon Graham dice: “La decisión
es un cuchillo filoso que corta con suavidad y precisión; la indecisión es un
cuchillo sin filo que corta y desgarra dejando los bordes irregulares”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario