Publicado el 04 de Abr de 2016
Decenas de miles de personas asisten cada primavera al Kanamara Matsuri (“festival del pene de metal”), donde se pueden encontrar todo tipo de objetos fálicos, desde llaveros y bombones hasta singulares complementos, como una gafas con un pene en el lugar de la nariz.
“Fue genial”, comenta Sayuri Kubo, de 14 años, orgullosa de su piruleta erótica. “El desfile de los mikoshi fue impresionante”. Tres de estos tronos fueron llevados en brazos por las calles, uno de ellos con un pene gigante de color rosa llamado Elizabeth, regalo de una discoteca local de ‘drag queens’.
Más allá de su carácter folclórico, el festival de Kawasaki, una localidad residencial pegada a Tokio, tiene una función pedagógica, explica a la AFP Hiroyuki Nakamura, sacerdote del santuario sintoísta local de Kanayama.
“La gente viene a rezar por la buena fortuna y a pedir que los dioses les protejan. El festival está arraigado en el pasado pero sigue teniendo un papel importante en la sociedad moderna”, asegura.
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