$ir Isaac Newton, cuya pasión secreta fue la alquimia, parece haber intentado obtener "el mercurio de los filósofos"
Sir Isaac Newton, sin duda una de las mentes más brillantes de la humanidad, descubridor de la teoría de la gravedad y de importantes avances en la óptica, entre otros hallazgos, fue durante buena parte de su tiempo un dedicado alquimista, un hombre religioso adicto a las investigaciones herméticas. La faceta de alquimista de Newton ha sido de alguna manera editada fuera o desestimada de la historia oficial de la ciencia, pero constituye una importante parcela de su pensamiento.
Newton fue un meticuloso exégeta de la Biblia y entre otras obras tradujo la Tabla Esmeralda,
el misterioso texto hermético que ha sido en sí mismo tratado com una
receta metafísica de la piedra filosofal, de la transformación de la
materia en espíritu y que contiene el adagio de "como es arriba es
abajo, y como es abajo es arriba", el principio de la filosofía
analógica.
Recientemente se ha dado a conocer un
texto escrito por Newton en el que copia las instrucciones de un
reconocido alquimista, Eirenaeus Philalethes, pseudónimo del químico
George Starkey, para obtener el mercurio de los filósofos, y hace sus
propias antotaciones. El mercurio de los filósofos no es el metal
mercurio ni el planeta (en la alquimia, los elementos no deben tomarse
literalmente sino como símbolos que encierran una sabiduría en la
realización de los adeptos). Este mercurio es en realidad un principio
universal, parte de la trinidad compuesta también por azufre (o sulphur)
y sal. El mercurio de los filósofos es una especie de disolvente
universal, capaz de descomponer las sustancias a su forma simple y pura;
sólo los metales puros pueden combinarse para formar nuevos metales y
transmutar la materia. La piedra filosofal era una sustancia física y
metafísica capaz de llevar la materia a su forma pura --el oro cómo
símbolo del espíritu.
El manuscrito en cuestión fue adquirido por el Chemical Heritage Foundation (CHF)
y había estado, junto con muchos otros textos de las más de 1 millón de
palabras que escribió Newton sobre alquimia, en una serie de
colecciones privadas. Lleva el alambicado título de Preparation of
the [Sophick] Mercury for the [Philosophers'] Stone by the Antimonial
Stellate Regulus of Mars and Luna from the Manuscripts of the American
Philosopher. Se cree que Newton podría haber realizado experimentos para obtener este agente mercurial en su laboratorio.
Es poco probable que un hombre de la
sabiduría de Newton estuviera realmente interesado por solamente
transformar un metal en oro. Recordemos la advertencia del gran
alquimista Basilio Valentín: "¡Maldición, maldición a los hacedores de
oro!".
Stuart Clark escribe en su blog dentro de The Guardian sobre la importancia del pensamiento alquímico en la obra de Newton:
La creencia de
Newton en espíritus y en lo que los alquimistas llamaban principios
activos casi seguro fue lo que le permitió concebir la gravedad en la
forma matemática que usamos todavía hoy.
En el tiempo de Newton, los filósofos naturales le habían dado la espalda a la astrología y con ella a la idea de que las influencias podían viajar a través del espacio vacío. En cambio, los impulsos debían de ser transmitidos a través de cosas tocándose entre sí. Así que si había una fuerza que movía a los planetas tenía que hacerlo a través de un medio.
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