En octubre cumple 82 años y no se ha enchinchorrado ni empantuflado:Román Chalbaud. |
El cineasta y
dramaturgo Román Chalbaud Quintero nunca
visitó ni tampoco sabía la historia de ese prostíbulo venezolano. Supo que
había existido y hasta tomó notas de algunos detalles sobre sus administradores
y el tipo de clientela que tenía, porque un taxista, negro y anciano, se lo contó durante una noche del
año 1953, tras llevarlo a la plaza Sucre para que se reuniera con sus
compañeros de trabajo de la Televisora Nacional, en el bar “El canario”.
Gobernaba el general Marcos Pérez Jiménez y la Seguridad Nacional, policía
política del régimen, hacia honor al nombre, al menos en Caracas.
Ese lupanar, que
nunca vio, pero que se lo describieron o pintaron con muchos detalles, se llamaba
El pez que fuma; funcionó en las
inmediaciones de la plaza Sucre y fue muy famoso durante la dictadura
del
general Juan Vicente Gómez, enfatiza
Román, nacido en Mérida el 10 de octubre de 1931 e instalado en Caracas
antes de los siete años, con su madre Alicia Quintero, su única hermana
Nancy,
la abuela Elvia Hortensia y su bisabuela Josefa. ”Me gustó su nombre,
resultaba
absurdo, poético y visto ahora hasta resulta garciamarquiano por ese
realismo
mágico que evoca: un pez fumador o fumón. Pero fue 15 años después, de
tal revelación en Catia, que terminé y estrené mi obra a la cual
bauticé El pez que fuma, porque además transcurre en un burdel”.
-¿El pez que fuma no estaba en La Guaira, como se dice?
-No, existió en Catia
y dejó huellas o secuelas; en las inmediaciones de La Guaira sí existía otra mancebía
famosa, “La Pedrera”, donde rodamos la versión cinematográfica de El pez que fuma, hacia 1976 y 1977.
Nuestro público tiende a confundir la realidad con el cine, eso hasta es
bueno a veces. Supe, años después, que
en Francia hubo, o todavía existe, un burdel llamado El pez que fuma, en francés por supuesto.
-¿Por qué escribió sobre personajes que habitan o visitan un burdel, en
este caso “El pez que fuma?
-Yo escribo mis obras
a partir de los personajes que me invento, después los uno y nace toda la obra.
Esos entes teatrales me dictan lo que quieren ser y así los presento. No
intento explicar mis obras teatrales, ni tampoco mis películas, dejo que el
público las vea, las digiera y saque sus propias conclusiones. Los prostíbulos son
sitios donde, especialmente los hombres, se drenan pasiones y se trata de
conseguir por horas ese amor que se sale no solo por la boca. Hay muchos sueños
o anhelos que ahí se forjan o que naufragan. El poder y el amor son las dos
grandes pasiones de los seres humanos y eso ahí está muy bien marcado o definido.
Además, a todos nos atrae un burdel, porque en esos antros pasan muchísimas
cosas. En estos tiempos hay otros sitios
o espacios que han intentado sustituirlos, pero los lupanares siguen existiendo.
El teatro es un espectáculo y los venezolanos son muy inteligentes y agarran
todo lo que unos les dice y lo reitero yo que tengo más de medio siglo en estos
avatares del teatro y el cine, además de la televisión.
¿Qué pasó con el estreno de El pez que fuma?
-Se hizo para la
temporada de El Nuevo Grupo, en el teatro Alberto de Paz y Mateos, en 1968, y contó con un elenco maravilloso:
Gloria Mirós sustituyó a Hilda Vera, quien después protagonizó la versión
cinematográfica; trabajaron, entre otros, Herman Vallenilla, Rafael Briceño,
José Ignacio Cabrujas, Humberto Buonocore,
Maira Chardiet, José Luis Silva,
Hercilia López, Rodolfo Parra, Nirma Prieto, Alexander Milic, Raúl Medina,
William Moreno y debutó José Salas,
quien además diseñó el vestuario y la escenografía. Yo la dirigí.
-¿Nunca más montó su burdel?
- No, dejé que otros
lo hicieran: en 1994, Cabrujas lo escenificó en el teatro El Paraíso, y ahí
trabajaron, por cierto, Mimi Lazo como La Garza
y Luis Fernández era Juan, quienes hoy son asombrosos esposos y grandes
trabajadores del teatro; en la temporada 2009, el joven Dairo Piñeres lo montó ,en
la sala Rajatabla, para la graduación de los alumnos de Unearte. Y ahora, nada
menos que en el teatro Trasnocho, lo muestra Elba Escobar y un valioso grupo de
productores y actores, encabezados por Caridad Canelón. Hay un montaje, en
1985, adelantado por Alberto Sánchez, del cual no quiero recordarme. Para mí
son tres, de verdad, hasta ahora y el que firma Elba Escobar.
Turbios amores
El pez que fuma es un próspero
bar de copas y prostíbulo, administrado por La Garza, quien confía en su
amante de turno, Dimas, para que deposite las ganancias en el banco; pero este es un dilapidador del dinero ajeno
y además la engaña con otras meretrices. Desde la cárcel, Tobías, ex amante de
La Garza, conspira, y le mande un “Judas” (Juan), quien se encarga de emponzoñar
todo y enamora a la patrona del burdel. Dimas no se deja sustituir tan
fácilmente y mata, sin querer, a la codiciada dama; termina en la cárcel y
deberá resolver su conflicto con Tobías.
Cuarto montaje
La versión 2013 de El pez que fuma se
hace carne nuevamente en el escenario del teatro Trasnocho, para reflejar esa
historia de amor, violencia, prostitución y miserias, bajo la dirección general
de Elba Escobar, con la producción de Oswaldo Estrada Rondón, la dirección
escénica de Enrique Salas, y la participación de Caridad Canelón, quien
interpreta a “La Garza” y Carlos Cruz encarna a “Tobías”, acompañados por
Antonio Cuevas, Mayra Africano, Ivette Domínguez, Coquito, Marcos Alcalá,
Francisco Medina, Jesús Núñez, Ray Ángel Torres, Irving Gutiérrez, Leonardo
Aldana, Freila Ramos y Fernando Da Silva.
Entre 1952 y 2013
Todos los textos
teatrales de Chalbaud han sido representados y editados, salvo Bingo y Los espíritus animales que no han subido a escena. Los adolescentes
(1952) comenzó su cronología dramatúrgica y prosiguió con Muros horizontales (1953), Caín
adolescente (1955), Réquiem para un
eclipse (1957), Cantata para
Chirinos (1960), Sagrado y obsceno
(1961), Las pinzas: Café y orquídeas (1962),
Los ángeles terribles (1967), El pez que fuma (1968), Ratón de ferretería (1972), La
cenicienta de la ira (1974), La
cigarra y la hormiga/El viejo grupo (1981), Todo bicho de uña (1982), Vesícula
de nácar (1992), La magnolia
inválida (1993), Reina pepeada
(1996), Preguntas (1998), Bingo (2013) y Los espíritus animales (2013).
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