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jueves, 20 de agosto de 2015

"El pez que fuma" o el burdel de Chalbaud... ESTE 6 DE DICIEMBRE UNID@S SOMOS MAS... BARRELOS¡


En octubre cumple 82 años y no se ha enchinchorrado ni empantuflado:Román Chalbaud.
El cineasta y dramaturgo Román Chalbaud  Quintero nunca visitó ni tampoco sabía la historia de ese prostíbulo venezolano. Supo que había existido y hasta tomó notas de algunos detalles sobre sus administradores y el tipo de clientela que tenía, porque un taxista, negro  y anciano, se lo contó durante una noche del año 1953, tras llevarlo a la plaza Sucre para que se reuniera con sus compañeros de trabajo de la Televisora Nacional, en el bar “El canario”. Gobernaba el general Marcos Pérez Jiménez y la Seguridad Nacional, policía política del régimen, hacia honor al nombre, al menos en Caracas.
Ese lupanar, que nunca vio, pero que se lo describieron o pintaron con muchos detalles, se llamaba El pez que fuma; funcionó en las inmediaciones de la plaza Sucre y fue muy famoso durante la dictadura del general Juan Vicente Gómez, enfatiza  Román, nacido en Mérida el 10 de octubre de 1931 e instalado en Caracas antes de los siete años, con su madre Alicia Quintero, su única hermana Nancy, la abuela Elvia Hortensia y su bisabuela Josefa. ”Me gustó su nombre, resultaba absurdo, poético y visto ahora hasta resulta garciamarquiano por ese realismo mágico que evoca: un pez fumador o fumón. Pero fue 15 años después,  de tal revelación en Catia,  que terminé y estrené mi obra  a la cual bauticé El pez que fuma, porque además transcurre en un burdel”.
-¿El pez que fuma no estaba en La Guaira, como se dice?
-No, existió en Catia y dejó huellas o secuelas; en las inmediaciones de La Guaira sí existía otra mancebía famosa, “La Pedrera”, donde rodamos la versión cinematográfica de El pez que fuma, hacia 1976 y 1977. Nuestro público tiende a confundir la realidad con el cine, eso hasta es bueno  a veces. Supe, años después, que en Francia hubo, o todavía existe, un burdel llamado El pez que fuma, en francés por supuesto.
-¿Por qué escribió sobre personajes que habitan o visitan un burdel, en este caso “El pez que fuma?
-Yo escribo mis obras a partir de los personajes que me invento, después los uno y nace toda la obra. Esos entes teatrales me dictan lo que quieren ser y así los presento. No intento explicar mis obras teatrales, ni tampoco mis películas, dejo que el público las vea, las digiera y saque sus propias conclusiones. Los prostíbulos son sitios donde, especialmente los hombres, se drenan pasiones y se trata de conseguir por horas ese amor que se sale no solo por la boca. Hay muchos sueños o anhelos que ahí se forjan o que naufragan. El poder y el amor son las dos grandes pasiones de los seres humanos y eso ahí está muy bien marcado o definido. Además, a todos nos atrae un burdel, porque en esos antros pasan muchísimas cosas. En estos tiempos  hay otros sitios o espacios que han intentado sustituirlos, pero los lupanares siguen existiendo. El teatro es un espectáculo y los venezolanos son muy inteligentes y agarran todo lo que unos les dice y lo reitero yo que tengo más de medio siglo en estos avatares del teatro y el cine, además de la televisión.
¿Qué pasó con el estreno de El pez que fuma?
-Se hizo para la temporada de El Nuevo Grupo, en el teatro Alberto de Paz y Mateos, en  1968, y contó con un elenco maravilloso: Gloria Mirós sustituyó a Hilda Vera, quien después protagonizó la versión cinematográfica; trabajaron, entre otros, Herman Vallenilla, Rafael Briceño, José Ignacio Cabrujas, Humberto Buonocore,  Maira Chardiet,  José Luis Silva, Hercilia López, Rodolfo Parra, Nirma Prieto, Alexander Milic, Raúl Medina, William Moreno y debutó  José Salas, quien además diseñó el vestuario y la escenografía. Yo la dirigí.
-¿Nunca más montó su burdel?
- No, dejé que otros lo hicieran: en 1994, Cabrujas lo escenificó en el teatro El Paraíso, y ahí trabajaron, por cierto, Mimi Lazo como La Garza  y Luis Fernández era Juan, quienes hoy son asombrosos esposos y grandes trabajadores del teatro; en la temporada 2009, el joven Dairo Piñeres lo montó ,en la sala Rajatabla, para la graduación de los alumnos de Unearte. Y ahora, nada menos que en el teatro Trasnocho, lo muestra Elba Escobar y un valioso grupo de productores y actores, encabezados por Caridad Canelón. Hay un montaje, en 1985, adelantado por Alberto Sánchez, del cual no quiero recordarme. Para mí son tres, de verdad, hasta ahora y el que firma Elba Escobar.
Turbios amores
El pez que fuma es un próspero bar  de copas y prostíbulo,  administrado por La Garza, quien confía en su amante de turno, Dimas, para que deposite las ganancias en el banco;  pero este es un dilapidador del dinero ajeno y además la engaña con otras meretrices. Desde la cárcel, Tobías, ex amante de La Garza, conspira, y le mande un “Judas” (Juan), quien se encarga de emponzoñar todo y enamora a la patrona del burdel. Dimas no se deja sustituir tan fácilmente y mata, sin querer, a la codiciada dama; termina en la cárcel y deberá resolver su conflicto con Tobías. 
Cuarto montaje
La versión 2013 de El pez que fuma se hace carne nuevamente en el escenario del teatro Trasnocho, para reflejar esa historia de amor, violencia, prostitución y miserias, bajo la dirección general de Elba Escobar, con la producción de Oswaldo Estrada Rondón, la dirección escénica de Enrique Salas, y la participación de Caridad Canelón, quien interpreta a “La Garza” y Carlos Cruz encarna a “Tobías”, acompañados por Antonio Cuevas, Mayra Africano, Ivette Domínguez, Coquito, Marcos Alcalá, Francisco Medina, Jesús Núñez, Ray Ángel Torres, Irving Gutiérrez, Leonardo Aldana, Freila Ramos y Fernando Da Silva.
Entre 1952 y 2013
Todos los textos teatrales de Chalbaud han sido representados y editados, salvo Bingo y Los espíritus animales que no han subido a escena. Los adolescentes (1952) comenzó su cronología dramatúrgica y prosiguió con Muros horizontales (1953), Caín adolescente (1955), Réquiem para un eclipse (1957), Cantata para Chirinos (1960), Sagrado y obsceno (1961), Las pinzas: Café y orquídeas (1962), Los ángeles terribles (1967), El pez que fuma (1968), Ratón de ferretería (1972), La cenicienta de la ira (1974), La cigarra y la hormiga/El viejo grupo (1981), Todo bicho de uña (1982), Vesícula de nácar (1992), La magnolia inválida (1993), Reina pepeada (1996), Preguntas (1998), Bingo (2013) y Los espíritus animales (2013).
 

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