14 ago 2015.- El colapso de los precios del petróleo puso al descubierto las carencias de un modelo económico que se ha basado en favorecer la importación sobre la producción nacional como mecanismo para abatir la pobreza.
El exministro de Industrias Básicas y Minería de Hugo Chávez, Víctor Álvarez, explica que dicho sistema funciona a la perfección solamente cuando los precios del crudo son altos. De otra forma, estalla.
A continuación la entrevista.
¿Está de acuerdo con la hipótesis que ha venido planteando el economista Ángel García Banchs de que vamos hacia una forma de “socialismo productivo”
-Yo lo que veo es que en Venezuela estamos en presencia del agotamiento del neo-rentismo socialista como una manifestación del modelo extractivista; que es el que ha prevalecido en Venezuela desde que apareció el petróleo en la vida nacional. Ese modelo extractivista ha tenido dos manifestaciones.
-En la primera etapa, lo que se conoció como el capitalismo rentístico, ese proceso de modernización, de superación de aquella Venezuela atrasada, semifeudal se hizo justamente a partir de la inversión productiva de una parte de la renta petrolera; cómo esa renta se utilizó para financiar créditos a bajas tasas de interés, largo plazo y garantías muy flexibles que permitieron impulsar ese tejido productivo; esa economía capitalista que, contradictoriamente, a lo que ocurrió en los países de capitalismo avanzado donde los capitalistas se enfrentaron a los terratenientes que les querían cobrar altísimas rentas por utilizar sus tierras para poder criar ganado o para sus cultivos, en Venezuela pasó todo lo contrario; en Venezuela el capitalismo se desarrolló no en contradicción con la renta, sino gracias a la renta.
-Entonces, en la primera fase de ese modelo extractivista que capta esa renta, se impulsó la modernización de la economía nacional a través de la inversión de la renta y es lo que se ha llamado el capitalismo rentístico.
-El socialismo bolivariano también ha sido una expresión de ese modelo extractivista; porque de hecho una de las principales consignas en las que se basa toda la propaganda del gobierno bolivariano la constituye el tema de la inversión social de la renta petrolera. Se trata de la propaganda que tiene que ver con el logro de la reducción acelerada de los niveles de pobreza y exclusión gracias a la inversión social de la renta petrolera.
-Entonces, si te pones a ver son dos expresiones distintas del mismo modelo de acumulación extractivista basado en el uso de la renta petrolera. Ese modelo funciona a la perfección mientras los precios del petróleo están altos. Pero una vez que los precios del petróleo colapsan y sobreviene este descalabro de la renta petrolera; cuando ya no hay suficientes dólares como para comprarle al resto del mundo lo que deberíamos estar produciendo aquí, entonces estalla y se ponen a flor de piel todos estos conflictos.
-Es cuando nos damos cuenta de cómo los instrumentos que se utilizaron para distribuir la renta petrolera terminaron siendo un búmeran que destruyó el propio aparato productivo. Porque, ¿cuál ha sido el mecanismo esencial a través del cual se ha distribuido la renta petrolera? Ha sido la sobrevaluación de la tasa de cambio. Es vender a precios muy bajos esa abundancia de divisas.
-Lo que resulta es que con ese esquema cambiario, viene a ser mucho más fácil importar que producir y es por eso que vemos que a lo largo de este boom petrolero, que disfrutó el país y donde el gobierno optó por el anclaje cambiario, muchos productores del campo y muchos industriales se han transformado en importadores; entonces, eso no se notó mientras hubo abundancia de divisas para importar; pero resulta que se ha desplomado el ingreso en divisas, que ya no tenemos capacidad para importar, entonces se revela también el desmantelamiento del aparato productivo.
-De modo que aquí no queda otro remedio que plantear la necesidad de reactivar la producción nacional, de volver la mirada al esfuerzo productivo nacional, y es por eso que ahora se está hablando del socialismo productivo. ¿Qué es lo peor que puede pasar para ese objetivo: de lograr la soberanía productiva y la soberanía alimentaria? Bueno, que estalle otro boom rentístico; que los precios vuelvan otra vez a los niveles de 80 ó 90 dólares. Que el país se intoxique, nuevamente, con ese torrente de divisas que pospone entonces todos estos planteamientos que se han hecho de volver la mirada al aparato productivo y de impulsar el socialismo productivo.
¿Qué piensa usted de la propuesta que ha hecho Conindustria de devolver las propiedades confiscadas por el gobierno y que se volvieron improductivas, a los antiguos propietarios a los fines de iniciar una reactivación del aparato productivo?
-Yo creo que uno de los errores del Socialismo del Siglo XX, que se ha repetido en el intento por construir el Socialismo del Siglo XXI, ha sido, precisamente, el de confundir estatización con socialización. Entonces, el gobierno en el año 2007; luego que se declaró el carácter socialista de la Revolución Bolivariana y luego que la AN aprobó el Proyecto Nacional “Simón Bolívar”, el primer plan socialista de la nación, inició un proceso de estatización en lo que inicialmente se pensó que se iba a limitar a aquellos sectores considerados estratégicos como la industria eléctrica, de telecomunicaciones, la siderúrgica, lo que tenía que ver con el manejo de los recursos naturales.
-Pero ese proceso de nacionalizaciones, de expropiaciones, de estatizaciones, se extendió a sectores y empresas que no tienen ninguna importancia estratégica como son torrefactoras de café, empresas de lácteos, textileras que, perfectamente, pueden estar bajo control de los trabajadores directos y de las comunidades organizadas en asociación con el capital privado pero no tienen por qué ser propiedad estatal.
-Por eso digo que el intento por construir el socialismo bolivariano, el Socialismo del Siglo XXI terminó reeditando y repitiendo los mismos errores del Socialismo del Siglo XX, al pretender implantar un modelo económico basado en la propiedad estatal, total y absoluta de los diferentes medios de producción, de distribución y de comercialización.
-Porque, además de eso, se expropiaron redes de comercialización, supermercados, bancos, entonces al final esa propiedad estatal termina siendo secuestrada por poderosísimas roscas burocráticas que administran la propiedad pública como si fuera su propiedad privada y terminan operando en los hechos como si fueran una burguesía funcional. Porque entonces logran apropiarse del plusvalor de los trabajadores, a través de todas las dádivas, las prebendas, las primas, los beneficios que esa misma Nomenclatura se otorga, abusando de sus condiciones de poder.
-Por esa razón, los trabajadores de esas empresas estatizadas no se sienten sus verdaderos copropietarios sociales, y más bien se sienten oprimidos; se sienten explotados, y es por eso que en esas empresas, aunque tengan un papel en la entrada que dice: “bienvenidos a la empresa socialista”, realmente se siguen reproduciendo las mismas prácticas de explotación y de opresión de los trabajadores, y por eso se repiten los mismos conflictos obrero-patronales de la IV República.
-¿Cuál debería ser la solución, la salida para reactivar esas empresas que antes eran productivas, pero que hoy en día están prácticamente quebradas por el burocratismo, por el seudo sindicalismo y por la corrupción? Bueno, ir a un proceso de verdadera socialización y a un proceso de desestatización de esas empresas que no quiere decir privatización, sino que quiere decir impulso a nuevas formas de propiedad social que empoderen a las comunidades organizadas, a través de la Bolsa Pública Bicentenaria de Valores, por ejemplo, que la creó el propio gobierno.
-Se financia la compra por parte de los consejos de trabajadores de una participación accionaria en esas empresas con la diferencia: dejando claro la condición de que el mayor porcentaje de las ganancias que corresponda a la participación accionaria de los trabajadores o de los consejos comunales y comunas no va a ser distribuido como dividendos individuales, sino que va a ser la fuente de financiamiento de los programas sociales que hasta ahora se vienen financiando con la renta petrolera.
-De esa forma se le daría mucho más autonomía y viabilidad a mantener los programas sociales para que no dependan única y exclusivamente de la renta petrolera sino del esfuerzo productivo que los propios trabajadores y las comunidades hagan, y donde perfectamente esos consejos de trabajadores y esos consejos de fábricas pueden promover alianzas estratégicas con el sector privado nacional y extranjero para impulsar procesos de transferencia de tecnología, de calificación del talento humano, de asistencia técnica a las empresas proveedoras de la economía social ara asegurar la máxima incorporación de componentes nacionales en esos proyectos de inversión.
-De modo tal que esa propuesta de Conindustria es bienvenida siempre y cuando no excluya a los trabajadores y no excluya a las comunidades como nuevos copropietarios sociales de esos medios de producción que, en adelante, deberían ser desestatizados, más no privatizados sino socializados.
El Banco Central de Venezuela no publica cifras de las variables macroeconómicas desde hace ocho meses; no obstante, algunos economistas manejan cifras extraoficiales, y entre ellas la de la inflación, cuyo estimado se ubica en 120%. ¿Esa cifra la tiene usted?
-Yo creo que no hace falta que el BCV publique las estadísticas sobre el comportamiento del Producto Interno Bruto o sobre la evolución de la inflación para que el venezolano de a pie se dé cuenta de la velocidad a la que están subiendo, ya no mensual, sino semanalmente, los precios, y para que se dé cuenta de que hay cada vez menos productos en el mercado.
-Pero el gobierno al esconder las cifras está haciendo exactamente lo mismo que aquella persona, para no ver cuánto tiene de fiebre y no angustiarse; entonces lo que hace es partir el termómetro. Eso lo que hace es agravar más la situación porque si, en algún momento, uno tiene que hacer una medición frecuente de cómo está la enfermedad económica es, justamente cuando sus síntomas son muy pronunciados.
-Es decir, cuando un organismo goza de buena salud, no tiene fatiga, no acusa cansancio, no tiene ninguna patología, es evidente que puede darse el lujo de no tomarse la tensión, de no tomarse la temperatura, de no hacerse chequeos de sangre.
-Pero cuando es más que obvio, más que evidente, que hay una creciente escasez, que los productos no se consiguen en el mercado; que si se consiguen cada vez son más caros, entonces es cuando en circunstancias como ésas las autoridades monetarias, quienes tienen bajo su responsabilidad el sistema de cuentas nacionales así como la generación de las estadísticas del país, es cuando con más frecuencia deberían éstas informar sobre la situación de la economía nacional.
-El ocultar el problema no lo resuelve; el ocultar el problema, lo agrava. Yo voy semanalmente al mercado. Yo le tomo fotos cada vez que acudo a los precios, para determinar el comportamiento de los precio y yo saco mis cuentas: la inflación está trotando a más de 10% mensual; lo que quiere decir que al mes ocho nosotros pudiéramos estar cerca de una inflación de 100%, y lo más probable es que la inflación este año no baje de 120%.
-Eso, por supuesto, disuelve y anula el aumento del salario mínimo que fue decretado en 40%. Entonces, ¿qué sentido tiene aumentos de 40% cuando la inflación es de más de 100%? Devora, se traga el 40% del aumento de los salarios, y no solamente eso, sino que, además, también disuelve el salario anterior. Lo mejor sería en todo caso que no me suban más el sueldo pero que paren la inflación.
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