75 años de la muerte de Alfonso XIII
«No quiero que por mí se derrame una gota de sangre»
El 28 de febrero de 1941 falleció en el Grand Hotel de Roma, el Rey que partió al exilio con la esperanza de que su salida pudiera evitar la Guerra Civil
Alfonso XIII, en una imagen tomada en los primeros años del exilio - ABC
ALMUDENA MARTÍNEZ-FORNÉSMadrid - 28/02/2016 a las 11:05:32h. - Act. a las 17:06:14h.
La noche del 14 al 15 de abril de 1931 los canarios no dejaron de cantar en el Palacio Real porque las lámparas estuvieron encendidas toda la madrugada. Así lo contaba la crónica de ABC. A las ocho de la tarde, el Rey había partido al exilio, tras la más dolorosa de las despedidas, y doce horas después, lo haría la Reina con sus hijos. Alfonso XIII salió por la Puerta Incógnita, que da al Campo del Moro, mientras la muchedumbre gritaba enfervorecida en la Plaza de Oriente.
«¡Quién sabe si algún día reconocerán el inmenso sacrificio que realizo alejándome de España!», había comentado unas pocas horas antes de su partida a su servidor, Luis de Asúa, quien le insistía en que no debía abandonar el país. «Luis, prepárame todo para marcharme a las ocho, y da órdenes para que mañana, en el rápido de Irún, enganchen el coche real y se vayan la Reina y los chicos». El Rey se asomó al balcón del Palacio Real y cuando vio a la muchedumbre revolucionaria, afirmó: «No quiero, no, que por mí se derrame una sola gota de sangre».
Lo que ocurrió aquel día y hasta el momento de su muerte -hoy hace 75 años- lo reconstruyó después con todo detalle, el corresponsal de ABC en Roma y biógrafo de Alfonso XIII, Julián Cortés Cabanillas, cuyos testimonios se recogen en esta crónica.
Al Rey le dolía enormemente abandonar España, pero su ministro de Estado, el conde de Romanones, no le había dejado otra salida tras conocer los resultados de las elecciones municipales del 12 de abril. Los partidos monárquicos habían ganado sobradamente a los republicanos, pero éstos habían vencido en la mayoría de las capitales. Aquello fue asumido como una derrota del sistema. Por ello, cuando los periodistas preguntaron al presidente del Consejo de Ministros, el almirante Aznar, si habría crisis de Gobierno, éste contestó: «¡Qué más crisis quieren ustedes que la de un pueblo que se acuesta monárquico y se levanta republicano!».
Romanones prefirió que fuera el médico del Rey quien le dijera que tenía que abandonar España, y llamó al doctor Aguilar, vizconde de Casa-Aguilar: «Vaya usted a Palacio y comuníquele que entiendo que no hay otra solución que su inmediata salida de España». También el republicano Niceto Alcalá Zamora había pedido la marcha inmediata del Rey. Alfonso XIII reunió al Consejo de Ministros, donde hubo fuertes discusiones, pero la situación que le habían expuesto no le dejaba otra salida: «Yo no quiero resistir. Por mí no se verterá una gota de sangre. Si el bien de España exige que me vaya, lo haré sin vacilaciones».
La despedida
El Monarca leyó ante sus ministros -algunos lloraron al oírlo- su mensaje de despedida: «Soy el Rey de todos los españoles, y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes la combaten. Pero resueltamente quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil...».
Para entonces habían acudido a Palacio aristócratas, militares, amigos, conocidos, empleados de la Casa, unos para tratar de evitar lo inevitable; otros, a despedir al Rey. Con una serenidad inquebrantable, Alfonso XIII se despidió de cada uno de ellos y partió hacia Cartagena, donde embarcó en el buque «Príncipe Alfonso» rumbo a Marsella. A mitad de travesía, el barco recibió un mensaje del Gobierno republicano que ordenaba que se hiciera ondear a bordo la bandera tricolor, y el comandante dispuso que se cortara un trozo del guión del Rey (morado) para improvisar una enseña tricolor.
Antes de desembarcar en una falúa, que le llevó a la costa de Marsella, el Rey pidió la bandera española que había ondeado en el buque y, al pisar tierra francesa, rompió a llorar: «Perdone, mi general, pero abandono lo que más quiero en el mundo».
La ruta del destierro siguió a París, Fontainebleau y Roma, donde se instaló en el Grand Hotel, a la espera de poder regresar algún día. Desde allí contempló con horror cómo España se desangraba en la Guerra Civil que él había tratado de evitar.
Tras casi diez años de exilio, las dolencias de su corazón se agravaron y una angina de pecho acabó con su vida a 1.300 kilómetros de su patria. Tenía 55 años. Días antes de expirar, el 15 de enero, abdicó en su hijo, Don Juan de Borbón, y le hizo jurar que no descansaría hasta que sus restos reposaran en el Monasterio de El Escorial.
Alfonso XIII fue enterrado en la Iglesia española de Santiago y Montserrat, en Roma, y 39 años después, con la Monarquía restaurada en Don Juan Carlos, un buque de la Armada española deshizo el camino del exilio y repatrió sus restos hasta Cartagena, envueltos en la misma bandera del barco que le llevó al destierro. El Conde de Barcelona pudo afirmar entonces: «Majestad, misión cumplida».
http://www.abc.es/espana/casa-real/abci ... ticia.html
75 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE ALFONSO XIII
Los resultados electorales de 1931, una incógnita
La proclamación de la República dos días después impidió que llegaran al Ministerio de la Gobernación los resultados de muchos municipios, y otros que llegaron no se contabilizaron
Republicanos pasan ante el Palacio Real el 14 de abril de 1931 horas antes de que la Familia Real partiera rumbo al exilio - ABC
A. MARTÍNEZ-FORNÉSMadrid - 28/02/2016 a las 11:07:14h. - Act. a las 11:07:18h.
Los verdaderos resultados de las elecciones municipales celebradas el 12 de abril de 1931, que desencadenaron la salida del Rey y la proclamación de la Segunda República, siguen siendo una incógnita 85 años después. Hay unanimidad en que el número de concejales monárquicos superaba al de los republicanos en toda España y en que los republicanos triunfaron en la mayoría de las capitales de provincia. Sin embargo, hay decenas de versiones muy dispares sobre el reparto de las concejalías y no se conservan datos exactos sobre el número de votos que obtuvo cada uno de los partidos.
Con el paso de los años, algunas fuentes han dado por buenos los resultados que facilitó entonces el Gobierno de la República o el Anuario Estadístico de 1932, que también reconocían al bloque monárquico como ganador, pero con menor diferencia de la que apuntan otros autores. Pero otros muchos historiadores han considerado poco fiables los datos de la época y han preferido buscar otras fuentes.
Con los telegramas
El historiador Shlomo Ben Amí intentó reconstruir los resultados reales y, para ello, recurrió a los telegramas que los gobernadores civiles enviaron al Ministerio de la Gobernación con los datos de cada provincia. Estos telegramas se encuentran en el Archivo Histórico Nacional. Pero el hecho de que la República se declarara dos días después de los comicios, el 14 de abril, impidió que llegaran al Ministerio de la Gobernación los resultados de muchos municipios, y otros que llegaron no se contabilizaron.
El historiador Javier Tusell también investigó a fondo los resultados de estas elecciones municipales y, según sus datos, los monárquicos obtuvieron 40.324 concejales, los republicanos 34.688, los socialistas 4.813, un grupo de indefinidos 1.207 y los comunistas 67.
Lo que sí parece probado es que cuando el Rey Alfonso XIII abandonó el Palacio Real rumbo al exilio, a las ocho de la tarde del 14 de abril, los datos que se disponían eran parciales: 22.150 concejales monárquicos, frente a 5.875 concejales republicanos. A estos datos había que añadir los 14.018 concejales monárquicos y los 1.832 republicanos, que habían resultado elegidos automáticamente el 5 de abril, al no haberse presentado más que una candidatura en sus municipios. Sorprendentemente, este resultado fue interpretado como una derrota por los monárquicos.
http://www.abc.es/espana/casa-real/abci ... ticia.html
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