GLORIA CUENCA | 31-01-2016
Del comunismo a la barbarie (I)
La hambruna que padecemos no es una “guerra económica”
Tampoco es una
guerra psicológica. Se trata del modelo del socialismo del siglo XXI o
del comunismo de la fracasada Urss y demás países de la órbita
soviética.
También de China, que si no lo hubieran
cambiado, el modelo, con las instrucciones de Teng Shiao Ping, los
muertos de la revolución cultural, entre 40 y 50 millones de habitantes
del país gigante habrían sido superados. Sin embargo, ha ocurrido con el
modelo marxista leninista una terrible y profunda contradicción.
Parecía
que ser de “izquierdas” (los españoles dixit) era ser progresista y
buscar cambios para mejorar las condiciones de vida de la gente. No
ocurrió así. País que ingresa al modelo anacrónico, se transforma en una
ruina. Así desapareció el imperio soviético, llevándose por delante a
la mayoría de los sectores de la izquierda marxista. Incluyó a los
partidos comunistas europeos, que hasta el nombre se cambiaron.
Eliminaron
el apellido “comunista”, que tan amargo sabor dejaba en la conciencia
de quienes conocieron de cerca los horrores del estalinismo, el maoísmo y
las barbaridades cometidas en Camboya por el terrible camarada Pol Pot.
Algo quedó impreso en la mente de la gente y de los dirigentes de
origen comunista: la opacidad, la falta de transparencia, por la
necesidad de ocultar sus maldades, lo que es constante en todos sus
regímenes. Lamentablemente, los de aquí, de Venezuela, no han entendido
nada. La historia, los sucesos, los hechos les pasan por encima, y ellos
que no quieren aprender ni entender nada.
El
“glasnot” o transparencia informativa dio al traste con el imperio
soviético, al lado de las mentiras y la miseria económica. Sin embargo,
en América Latina, bajo la influencia nefasta de los Castro y el difunto
Chávez, volvieron a insistir para instaurar el socialismo del siglo
XXI. (¿!) A pesar del dineral que recibió el país estos años,
malbarataron, robaron, destrozaron el país, y así llegamos a este
desastre en el que nos encontramos.
No
obstante todo lo que he intentado recordar, la gente del Gobierno
insiste en seguir arruinando a Venezuela para conservar su nefasto
poder. Es la barbarie en acción: sin libertad de expresión, sin derechos
humanos, con torturas, agresiones, violaciones, también con hambre y
miseria. Amigos de la disidencia marxista, resulta que no saben cuál es
el modelo fracasado. Volveré sobre el tema.
@EditorialGloria
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