Yapur, además de representar al sector turístico en Venezuela, es dueño de una agencia de viajes en su natal Margarita. Sentado en un café en un centro comercial sin aire acondicionado en la Isla, Yapur le dijo a BBC Mundo que el sector turístico ha caído con la crisis económica, pero que gracias a los incentivos fiscales la infraestructura ha crecido. Eso explica que en Margarita, en medio de una crisis histórica, se vean cientos de edificios en construcción con un cartel que dice "CrediTurismo", una esquema financiero que para unos ha sido una feria de clientelismo y para otros un incentivo para el sector. Yapur dice que Margarita "nunca había tenido una infraestructura de hoteles tan desarrollada como ahora". Pero, en términos generales, los turistas no están llegando, porque le crisis ha afectado a todos los demás sectores que deben funcionar para que haya turismo. Quienes están construyendo ahora en Margarita están pensando en un futuro a mediano plazo, aseguran. Las aerolíneas, por ejemplo, pasaron de ofrecer 5.500 a 3.000 asientos al día hacia Margarita: antes se podía volar directo a la isla desde ciudades europeas como Fráncfort, Ámsterdam y Paris, pero hoy solo se puede llegar desde ciudades importantes de Venezuela, y con la enorme posibilidad de un retraso. Algo similar ocurre con los ferries que viajaban desde el continente: pasaron de ofrecer 9.000 a 6.000 puestos. Y perdieron su reputación de eficientes por cuenta de la corrupción: la semana pasada, la Fiscalía venezolana solicitó una orden de captura contra el exministro de Transporte Hebert García Plaza por haber comprado usados los ferries que iban a servir ese trayecto. Hoy los ferries con esfuerzo pueden prender motores. Los ferries de Conferry: antes famosos por su eficiencia, hoy por escándalos de corrupción. A este problema del transporte se suma uno quizá menos tangible, más subjetivo: la delincuencia que ha hecho de Venezuela uno de los países más violentos del mundo. Pocas cosas pueden perjudicar más al turismo que la reputación de inseguridad. Sin embargo, la delincuencia en Margarita es mucho menor que en el resto del país: según cifras independientes y oficiales, Nueva Esparta fue uno de los estados con menos homicidios en 2015. Eso no implica, sin embargo, que las historias de secuestros o robos armados -que las hay- no lleguen a los oídos de los margariteños, que decidieron abandonar las calles por las noches convirtiendo a la Isla en una suerte de ciudad fantasma nocturna. Margarita era antes un paraíso para la fiesta, porque contaba con decenas de clubes nocturnos que abrían hasta el amanecer. Hoy, los sitios que abren hasta las 3 AM se pueden contar con una mano. Pero la noche es otro ejemplo de que si bien la gran parte de Margarita está menguada, hay luz al final del túnel: este mes, en uno de los hoteles más grandes, habrá una fiesta con 15 djs internacionales para la que ya se vendieron 5.000 boletas. Los hangares para los aviones privados, las mesas en los restaurantes de etiqueta y los cuartos de los hoteles con diseño Feng Shui ya están todos reservados para un fin de semana que mostrará esa otra cara de Margarita. Puede que haya caído la oferta de frecuencias aéreas comerciales, pero aviones privados siguen llegando sin problema. "Extranjeros y 'boliburgueses'" Yapur dice que esa otra Margarita -que está prácticamente dolarizada- es el 10% del mercado. En playas como Parguito o El Yaque la gente se toma selfies con celulares último modelo, comen sushi, se desplazan en carritos de golf y visten trajes de baño que valen un año de salarios mínimos en Venezuela. Hay hoteles con 100% de ocupación en promedio donde los jabones son orgánicos y biodegradables, donde las plantas del jardín están relucientes como si no hubiera sequía y para refrescarte te reciben con una toalla fría y un smoothie de frutos rojos. Los matrimonios que se organizan en estos hoteles suelen pagar por artistas con Grammys en su hoja de vida y chefs graduados en Francia. En esos hoteles el relajamiento que inspiran las piscinas diseñadas en cascada hace que cualquiera se olvide de que estamos en un país en crisis. Muchos margariteños dicen que este es un mercado exclusivo para extranjeros o "boliburgueses", como se les conoce a los chavistas que se han hecho millonarios durante la revolución y -supuestamente- tienen propiedades y llegan en helicóptero a la isla. Una noche en uno de estos hoteles de diseñador cuesta tres o cuatro salarios mínimos mensuales: unos 100.000 bolívares, que a la tasa del mercado negro son US$100. Empanada de cazón (pescado) en el mercado Conejero: una institución, y un deleite, margariteño. Como es puerto libre, comprar licor en Margarita era "obligatorio", pero ahora es impagable para la mayoría de los venezolanos. Crecer desde el nicho Pero en el campo de la gastronomía, lo que antes estaba sólo al alcance de un nicho pudiente se ha ido volviendo cada vez más accesible para los turistas de clase media venezolanos. Todos los sábados, en el colonial pueblo de Asunción, los mejores chefs de la Isla salen a la calle con sus cocinas para ofrecerle al visitante una dosis de sus sofisticadas recetas a un precio accesible: 1.000 bolívares, o un dólar, para quedar satisfecho; lo mismo que una hamburguesa en la calle en Caracas. Unas 3.000 personas llegan cada sábado a estas ferias, que además ofrecen algo que muchos venezolanos han perdido: la posibilidad de caminar por la calle de noche. Margarita Gastronómica es el proyecto gestor de estos eventos, que este año tiene confirmadas otras 42 ferias de comida en la Isla. "Hemos tenido un impacto inesperado", asegura Fernando Escocia, creador y director de Margarita Gastronómica, en una oficina decorada con muñequitos de los Beatles. "Como es un proyecto que genera identidad, que es barato y que conquista espacios de la ciudad que estaban abandonados, ha surgido un tejido comercial, un ecosistema de emprendedores que solo va a crecer por mucho que sea incipiente", le dice a BBC Mundo. Y Yapur, el presidente de Conseturismo, añade que "aunque Margarita Gastronómica no va a solucionar la crisis, es el ejemplo de movilización que puede seguir todo el país, y en Margarita sectores como el deporte, el arte o los eventos". Muchos productores, pescadores y emprendedores han aprovechado las oportunidades de las deficiencias en abastecimiento e importaciones. En la Hacienda El Tanque, por no mucho dinero se puede hacer una ruta del ron, comer mediterráneo y catar los mejores licores. Los platos que las ferias están intentando promocionar -una hamburguesa de almejas, una salchichas de sardinas, un choripán de embutido de pescado- tienen todos un elemento en común: son hechos con productos margariteños. Es decir: en la isla que los venezolanos usaban como puerta de acceso al mundo de las importaciones -donde compraban su queso holandés, su whiskey y su Snickers- ha habido un pequeño auge de los productos locales en medio de la crisis de divisas. "Tenemos que ser creativos durante la crisis y nosotros hemos decidido emprender llevando nuestro paisaje al plato", dice Escorcia. Productos de limpieza caseros, una forma de combatir la escasez en Venezuela Por eso, en todos estos restaurantes nuevos de Margarita hay cocteles, entradas y postres hechos con ají margariteño, ese pimentón pequeño, multicolor y dulce que florece en el desierto y solo se produce en Venezuela. Pero Margarita produce muchas otras cosas, entre ellas -y seguro dejaré algunas por fuera- sierra, mejillón, sardina, jurel, palometa, caracol, botuto, perla, berenjena, cebolla, cebollín, patilla, melón, guayaba, naranja, lima y ciruela. Todo eso se está produciendo ahora: para verlo sólo hay que ir a alguno de los fulgurantes mercados populares de la isla. Y hace un año y medio que no llueve en Margarita. Si Venezuela es adicta a la renta petrolera, me dice Escorcia, al menos "tiene con qué rehabilitarse". El restaurante Guillermina, con vajilla inglesa, en una casa colonial, parece otro país. "Si organizamos nuestra gastronomía, las capitales gastronómicas como Lima se van a tener que cuidar", dice José Yapur.
BBC Mundo ECUADOR: Cómo se vive la crisis en la Isla de Margarita, el paraíso turístico de Venezuela
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