Una disputa de años, que cada día se hace más lejana ganar. Y es que de las líneas negras de la “zona en reclamación” del mapa de Venezuela con el que todos hemos crecido, parecen estar borrándose de a poco ya sea por la incapacidad diplomática del chavismo o por los intereses personales aplicados a la geopolítica del país.
En enero del 2004, Hugo Chávez
arribó a Georgetown, habían transcurrido dos años desde el
derrocamiento transitorio del expresidente en 2002: el punto de giro de
su política exterior. “El asunto del Esequibo será eliminado del marco de las relaciones sociales, políticas y económicas de los dos países”, fue el primer paso para dejar de caminar en el sentido de la reclamación.
Gran Bretaña afrontaba una disputa con
Venezuela incluso antes de la existencia de esta última como república.
En una jugada en la que no se respetó el derecho internacional y en la
que no hubo representación equitativa, la Corona Británica tomó, a
través del Laudo Arbitral de París, 159 mil 542 kilómetros cuadrados de
la Guayana Esequiba. Ese terreno fue hasta 1899 de la Capitanía
General, lamenta el internacionalista Julio César Pineda, consultado por
El Carabobeño.
Desde que Guyana alcanzó su independencia
en 1966 ejerce soberanía sobre un terreno muy poco reclamado por el
Gobierno de Miraflores, “podemos perder definitivamente el territorio si no hacemos algo”, dice el profesor de derecho internacional y exembajador.
Argentina nunca ha dejado de reclamar Las
Malvinas, siendo un tema mucho más complicado y lejano. Hay quienes se
tatúan el mapa de las islas y lo rellenan con colores de la bandera
albiceleste. En Buenos Aires aún sienten y exigen; algo que en Venezuela
no se hace con la misma intensidad. “Los gobiernos han sido
olvidadizos”.
En enero del 2004, Hugo Chávez arribó a
Georgetown, habían transcurrido dos años desde el derrocamiento
transitorio del expresidente en 2002: el punto de giro de su política
exterior. “El asunto del Esequibo será eliminado del marco de las relaciones sociales, políticas y económicas de los dos países”, manifestó el mandatario.
Hasta entonces Chávez había seguido la línea política de sus antecesores y reclamaba la Guyana Esequiba.
“El Gobierno venezolano no será un obstáculo para cualquier proyecto a
ser conducido en el Esequibo, y cuyo propósito sea beneficiar a los
habitantes del área”, dijo en la reunión que significó un vuelco
ideológico sobre un asunto de soberanía.
Pudo más el deseo personalista de un
hombre que los intereses de desarrollo a largo plazo. La búsqueda de
apoyo internacional hizo que se perdiera la intensidad de los reclamos
que, incluso en los primeros años de gestión de Chávez, lograron la
paralización de obras en aguas disputadas. Empresas petroleras
trasnacionales detuvieron obras por reclamos desde Caracas (10 de agosto
de 1993 y 13 de julio de 1999), y por el temor que tenían de perder
activos en Venezuela.
En 2005 se conformó Petrocaribe por iniciativa de Chávez.
Venezuela aporta el 43% de la energía que consumen 17 países del
Caribe, entre ellos Guyana. No recibe la misma moneda a cambio, pues las
naciones tienen crédito de 17 y 25 años con 1% de interés. Como parte
del acuerdo se les envía hasta 185 mil barriles de petróleo diarios
(bpd) a precio preferencial. En caso de una disputa entre Venezuela y
Guyana el Caricom apoyará a ésta última, fue anunciado hace un par de
meses.
Stabroek Block es la segunda mayor área
no explorada con petróleo en el mundo, según el servicio geológico
estadounidense. El presidente de Guyana, Donald Ramotar, acompañado por
el ministro de de medioambiente, Robert Persaud, reconoció a la prensa
internacional su opinión por el hallazgo de petróleo que realizó la
petrolera Exxon Mobil. “Estoy muy impresionado con lo que está ocurriendo”.
El proyecto entre Exxon y Guyana costará
200 millones de dólares. La concesión es de 10 años y prevé excavaciones
de mil 750 metros de profundidad. Las operaciones se iniciaron con
normalidad, según declaraciones de Persaud a Guyana Times. La
oportunidad de progreso para el país es indiscutible, se abre una nueva
ventana económica. Con modestos 799 mil 600 habitantes, Guyana tiene
apenas el 23,45% del territorio de Venezuela y el 2,61% de habitantes,
según cifras del Banco Mundial.
La gestión de Nicolás Maduro sigue el legado chavista.
La cancillería envió un comunicado a una filial de la estatal
expresando su preocupación el pasado 7 de abril. El texto, de cuatro
páginas, señala lo siguiente respecto con el inicio de operaciones de
Exxon en el Stabroek: “Tal situación (incursión en territorio) no puede
descontextualizarse de la insólita acción coetánea del gobierno de los
Estados Unidos de Norteamérica de declarar a Venezuela como una amenaza
inusual y extraordinaria”.
No hay acciones más contundentes que las de un comunicado por una razón: “Al Gobierno no le interesa”, opinó Delsa Solórzano.
La diputada del Parlamento Latinoamericano de la Asamblea Nacional
desestimó las pobres acciones, más ideológicas que diplomáticas. “El
Gobierno está regalando la última frontera”.
Representantes del Parlatino exigieron a
Maduro que llevara el caso de Guayana a la VII Cumbre de las Américas,
celebrada en Panamá este año. No lo hizo. A juicio de Solórzano, es una
prueba inexpugnable de la negación del Ejecutivo a discutir un tema tan
delicado.
Hay otras maneras de capitalizar un terreno. “Venezuela no llega ni a cinco puntos en una escala de 10 en la defensa del territorio Esequibo” dijo Pineda. Además de los “Buenos Oficios” diplomáticos, el Gobierno ha podido hacer más, lamentó.
Este lunes, el Gobierno parece haber
entendido las señales, a muy mínimo nivel, pidió al nuevo presidente
electo de Guyana discutir de nuevo el tema.
Con información de El Carabobeño.
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