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La ofensiva de Cataluña fue el golpe decisivo para la República Española que, muy limitada en recursos desde el desgaste producido en el Ebro, no estaba ya en condiciones ni de plantear una nueva ofensiva que alargara la guerra ni de resistir al avance que los nacionales iniciaron sobre ella a finales de 1938.
El invierno de 1938 se presentaba con muy malos presagios para la República. La ofensiva del Ebro había terminado en desastre, su moral había caído por los suelos y para mal de muchos Franco se preparaba para lanzarse a la conquista de Cataluña dando así un golpe mortal a la resistencia republicana. Las mejores divisiones nacionales
El día 24 las fuerzas nacionales alcanzaron el río Llobregat en las inmediaciones de Barcelona. El gobierno republicano tuvo que huir, como ya había hecho en 1936 en Madrid, a Gerona ante el sitio de Barcelona. En la capital catalana algunos pensaban que se podría revivir "otro Madrid" pero la situación en 1939 era muy distinta de la de 1936 cuando la guerra no había hecho más que empezar. Ahora Barcelona habían sufrido casi tres años de privaciones, hambre, represión, bombardeos y estaba abarrotada de refugiados desmoralizados que habían huído de la guerra anteriormente. Pese a todo algunos comunistas trataron de resistir levantando algunas barricadas pero pronto se vió que toda resistencia era inútil y tuvieron que abandonar precipitadamente sus posiciones. El día 26 de enero a mediodía se procedió a la ocupación de Barcelona. Los tanques nacionales desfilaron por la Diagonal ante la nula resistencia republicana. Todo el que podía salía de Barcelona en dirección a la frontera francesa. Por contra, otros ciudadanos salieron a la calle con motivos bien distintos celebrando la ocupación, eran aquellos que habían simpatizado desde el principio con la causa nacional pero habían quedado atrapados en la Barcelona republicana.
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