Amigos:
Pareciera importante destacar esas diferencias. Y especialmente... aclarar la principal. Estoy convencida de que la principal diferencia entres "Ell@$": quienes se encuentran, írritamente, en posiciones de gobierno, hoy en día, y "Nosotr@$", los que no estamos en el gobierno... es que ELLOS no quieren abandonar el gobierno, y entre NOSOTROS hay muchísimos (la gran mayoría) que a lo que aspiramos, NO es a estar en el gobierno, sino a que quienes lleguen a él no sean socialistas empobrecedores de la gente de menores recursos, con la inflación, para enriquecerse ellos, usando el poder coactivo gubernamental, del que disponen, en forma de monopolio, los gobernantes en el mundo entero. Sino que aspiramos a que fuera gente que pudiera entender, que lo que se necesita en un país, para que la gente trabajadora podamos trabajar y producir todo lo necesario para la vida, y aún más, para ir creciendo en riqueza, prosperidad, y bienestar, es: LIBERTAD de producción y comercio, respeto de todos por todos los demás y sus posesiones, y un dinero de valor estable, con lo cual se mantengan incólumes los poderes de compra de los sueldos y salarios de los trabajadores, y que los crimenes de los maivivientes no queden impunes. Pareciera mentira, pero eso es TODO lo que verdaderamente se necesita para tener un país, productivo y lleno de gente próspera y pacífica, al tratarnos todos de manera civilizada. Eso fue lo que tuvieron en los Estados Unidos del Norte, cuando se independizaron del poder del Rey de Inglaterra, y se llegaron a convertir en el país con la gente más próspera del mundo. Y todo eso se debe a los principios que tuvieron los fundadores de ese país, y especialmente, hombres como Thomaas Jefferson, cuya declaración de independencia (fue él quien redactó el documento originalmente), nos mostró que el papel adecuado del gobierno era el proteger a la gente sus derechos a la vida, la libertad, y la búsqueda de la felicidad, derivando sus justos poderes de consentimiento de los gobernados. Pero... ¿Cómo se le puede tener confianza a unos gobernantes que, en lugar de respetar el valor del dinero (para respetar con ello, el poder de compra de los salarios de los trabajadores, y especialmente, el de los menores recursos e ingresos), causan una inflación con la que han convertido el poder adquisitivo de los trabajadores en cosa de una cuadragésima parte de lo que era cuando llegaron los socialistas al poder en 1958? Y... ¿Cómo se le puede tener confianza a una gente que en lugar de perseguir a los malhechores, cometen ellos mismos los actos de vandalismo de despojar a unos para SUPUESTAMENTE, beneficiar a los de menores recursos, pero en realidad los someten a la más cruenta miseria, al falsificar el dinero y causar una enorme inflación? Una inflación que tiene a una enorme parte de la población comiendo de la basura, y sin las necesarísimas medicinas, en esas condiciones de insalubridad. Necesitamos, nosotros, los que queremos trabajar, producir, e intercambiar en libertad, y con un dinero de valor estable, llegar a tener unos gobernantes honestos y nada entrépitos, que entiendan cual es su obligación (la de proteger la libertad e integridad física y patrimonial de la gente trabajadora), con un gobierno constituido por muy poca gente; y no aspiren a convertirse en los padres de la población. Y, por ende, las leyes no pretendan reglamentar la vida de todos, sino imponer el principio de respeto de todos por todos, y permitir que seamos nosotros, la ciudadanía en el mercado, quienes tengamos la democracia más perfecta: la de poder elegir a las personas que han de proveernos los bienes y servicios que queremos o necesitamos. ESA ELECCION es la que constituye una verdadera democracia, la que tiene en sí, el mayor grado de perfección.
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