Descartan que los efectos
atribuidos a la energía oscura sean explicables por nuestra presencia en
el centro de un gran vacío cósmico. Es curioso como la Ciencia (mejor
algunos científicos), cuando no saben dar una explicación autosuficiente
y realmente científica de los fenómenos observados, hacen un ejercicio
de imaginación y se inventan las respuestas alegando causas que, de
ninguna manera han podido ser probadas, sino que, como simples
conjeturas, a base de repetirlas, finalmente quedan como algo que
realmente puede existir. Lo cierto es que los últimos intentos de hallar
la “materia oscura” han fracasado.
El “descubrimiento de la energía
oscura”, esa energía que no podemos ver y que parece aumentar el ritmo
de expansión del Universo, supuso, en su momento, mucha agitación en la
comunidad científica. A la incredulidad inicial se impusieron las
medidas. Pero al cabo de un tiempo el trabajo de los teóricos empezó a
cuestionar, no los efectos observados, sino la existencia misma de tal
energía.
El “Principio Copernicano”, invocado
frecuentemente en la Cosmología moderna, insiste en la homogeneidad del
Universo, negando cualquier primacía de posición o propiedades asociadas
con la existencia humana. Toma su nombre de la propuesta de Copérnico
(ya anteriormente formulada por Aristarco) de desplazar a la Tierra de
la posición central ocupada en el sistema de Tolomeo, aunque tal
centralidad se debiese a la falta de paralaje estelar y no a una sobrevaloración de nuestra existencia en el planeta.
El paso siguiente lo dio Shapley hace un
siglo, al mostrar que tampoco el Sol ocupa el centro de la Via Láctea.
Finalmente, el Universo “finito pero ilimitado” de Einstein
niega la posibilidad de encontrar un centro en su volumen
tridimensional, y afirma la equivalencia de posición de todos los puntos
del espacio. No tiene sentido preguntar dónde estamos en el continuo
expandirse de un Universo que contiene probablemente más de 100.000
millones de galaxias, y que vuelve a la insignificancia aunque
majestuosa estructura de la Vía Láctea, nuestra ciudad cósmica.
En esta imagen captada por el Hubble podemos ver un “trocito” de universo que es inmenso
Sin embargo, a partir de la década de
los años 30, se da una reacción interesante, que afirma, cada vez con
argumentos más fuertes y detallados, que el Hombre está en un tiempo y
un lugar atípicos y privilegiados en muchos respectos, que obligan a
preguntarnos si nuestra existencia está ligada en un modo especial a
características muy poco comunes en el Universo. Esta pregunta adquiere
un significado especial al considerar las consecuencias previsibles
(según las leyes físicas) de cualquier alteración en las condiciones
iniciales del Universo. Con un eco de las palabras de Einstein: ¿tuvo Dios alguna alternativa al crear?.
No solamente debemos dar razón de que el Universo exista, sino de que
exista de tal manera y con tales propiedades que la vida inteligente
puede desarrollarse en él. Tal es la razón de que se formule el Principio Antrópico,
en que el Hombre (entendido en el sentido filosófico de “animal
racional”, independientemente de su hábitat y su morfología corporal)
aparece como condición determinante de que el Universo sea como es.
No podemos ser tan egoistas y creer, que
en miles de millones de mundos repartidos por las “infinitas” galaxias
del Universo, sólo un planeta rocoso y pequeño como la Tierra, ha tenido
el privilegio de albergar la vida. Si echamos una mirada a la Historia
del planeta, podemos constatar que en él han vivido muchísimas criaturas
que ya no están presentes, no supieron adaptarse a los cambios y se
extinguieron. Ahora mismo sólo el 1% de las especies que han existido,
están aquí presentes. Si nos paramos a pensar que el Universo es
homogéneo y que las leyes que lo rigen son las mismas en todas partes,
que los elementos formados en las estrellas son siempre los mismos, que
las constantes unioversales como la velocidad de la luz, la constante de
estructura fina o la constante de Planck,
nunca varian… Entonces debemos pensar que, la Vida, también estará
presente en todos aquellos lugares que las condiciones lo permitan.
Las primeras sugerencias de una conexión
entre vida inteligente y las propiedades del Universo en su momento
actual aparecen en las relaciones adimensionales hechas notar por
Eddington: la razón de intensidad entre fuerza electromagnética y fuerza gravitatoria entre dos electrones, entre la edad del Universo y el tiempo en que la luz cruza el diámetro clásico de un electrón,
entre el radio del Universo observable y el tamaño de una partícula
subatómica, nos da cifras del orden de 10 elevado a la potencia 40. El
número de partículas nucleares en todo el cosmos se estima como el
cuadrado de ese mismo número. ¿Son éstas coincidencias pueriles o
esconden un significado profundo?. La hipótesis de los grandes números
sugiere que el Hombre solamente puede existir en un lugar y momento
determinado, cuando tales coincidencias se dan, aunque no se avanza una
explicación de estas relaciones.”
Arthur Eddintong
Una versión más especulativa, el
principio antrópico fuerte, asegura que las leyes de la física deben
tener propiedades que permitan evolucionar la vida. La implicación de
que el universo fue de alguna manera diseñado para hacer posible de la
vida humana hace que el principio antrópico fuerte sea muy
controvertido, ya que nos quiere adentrar en dominios divinos que, en
realidad, es un ámbito incompatible con la certeza comprobada de los
hechos a que se atiene la ciencia, en la que la fe, no parece tener
cabida.
Una cosa es lo que la Ciencia nos enseña y otra, muy distinta, lo que la religión y la fe nos predica
.
Es decir, problema del ajuste fino
significa que las las constantes fundamentales de un modelo físico para
el universo deben ser ajustados de forma precisa para permitir la
existencia de vida. Sobre estas constantes fundamentales no hay nada en
la teoría que nos indique que deban tomar esos valores que toman.
Podemos fijarlas de acuerdo con las observaciones, pero esto supone
fijarlas de entre un rango de valores colosal. Esto da la impresión de
cierta arbitrariedad y sugiere que el universo podría ser una
realización improbable entre tal rango de valores. He ahí el problema.
No, no tenemos el mundo en nuestras
manos… sino al revés, es el mundo el que nos tiene a nosotros… al menos
de momento es así. ¿El futuro? ¿Quién puede conocerlo? Lo que pasará y
hasta donde podamos llegar es algo impredecible y sólo nos podemos
contentar con imaginar lo que podría ser. De momento, formamos una
Población del Tipo Cero, es decir, no controlamos ni nuestro propio
planeta.
Es cierto que, al tener el conocimiento
de cómo funciona el Universo, es difícil imaginar la presencia de una
divinidad hacedora de mundos, forjadora de estrellas y constructora de
galaxias. Lejos quedan ya aquellas historias que de pequeños nos
contaban en la escuela primaria y nos hablaban de hacer el mundo en
siete días. Si contáramos los mundos que existen en el Universo y la
divinidad tuvciera que haberlos hechos a razón de siete días cada uno,
ni los 13.700 millones de años que tiene el Universo, hubiera sido
tiempo suficiente para tanto trabajo.
El Diseño inteligente nos viene a decir que nuestro entorno está pensado para que la vida pudiera venir.
TEORIA DE LAMARCK: Doctrina evolucionista expuesta por el frances
Lamarck, en 1809, en su obra filosofia zoologica.
El principio antrópico nos invita al
juego mental de probar a “cambiar” las constantes de la naturaleza y
entrar en el juego virtual de ¿qué hubiera pasado si…? A lo que somos
tan aficionados para tratar, aunque sólo sea mentalmente, lo que pudo o
no pudo ser en función de éste o aquél parámetro que introducimos de
manera imaginaria.
Especulamos con lo que podría haber
sucedido si algunos sucesos no hubieran ocurrido de tal o cual manera
para ocurrir de esta otra. ¿Qué hubiera pasado en el planeta Tierra si
no aconteciera en el pasado la caída del meteorito que acabó con los
dinosaurios? ¿Habríamos podido estar aquí hoy nosotros? ¿Fue ese
cataclismo una bendición para nosotros y nos quitó de encima a unos
terribles rivales?
Fantasean con lo que pudo ser…. Es un
ejercicio bastante habitual; sólo tenemos que cambiar la realidad de la
historia o de los sucesos verdaderos para pretender fabricar un presente
distinto. Cambiar el futuro puede resultar más fácil, nadie lo conoce y
no pueden rebatirlo con certeza. ¿Quién sabe lo que pasará mañana?
El cuadro señala la realidad del Universo
Lo cierto es que, todos son Quarks y
Leptones que interactuan con energías y fuerzas que no podemos controlar
y, el devenir del Universo será imparable para nosotros, simples
mortales que, a veces nos olvidamos de ese pequeño detalle y pensamos en
realizar y conseguir logros que quedan muy lejos de nuestro alcance.
Siempre estamos imaginando el futuro que
vendrá. Los hombres tratan de diseñarlo pero, finalmente, será el
Universo el que tome la última palabra de lo que deba ser. Por mucho que
nosotros nos empeñemos, las estructuras del Universo nunca podrán ser
cinceladas por nuestras manos ni por nuestros ingenios, sólo las
inmensas fuerzas de la Naturaleza puede transformar las estrellas, las
galaxias o los mundos…lo demás, por muy bello que pudiera ser, siempre
será lo artificial.
Lo que ocurra en la naturaleza del
universo está en el destino de la propia naturaleza del cosmos, de las
leyes que la rigen y de las fuerzas que gobiernan su mecanismo sometido a
principios y energías que, en la mayoría de los casos se pueden escapar
a nuestro actual conocimiento.
Lo que le pueda ocurrir a nuestra
civilización, además de estar supeditado al destino de nuestro planeta,
de nuestro Sol y de nuestro Sistema Solar y la galaxia, también está en
manos de los propios individuos que forman esa civilización y que, con
sensibilidades distintas y muchas veces dispares, hace impredecibles los
acontecimientos que puedan provocar individuos que participan con el
poder individual de libre albedrío.
Siempre hemos sabido especular con lo
que pudo ser o con lo que podrá ser si…, lo que, la mayoría de las
veces, es el signo de cómo queremos ocultar nuestra ignorancia. Bien es
cierto que sabemos muchas cosas pero, también es cierto que son más
numerosas las que no sabemos.
Cuando el Sol agote todo su combustible
nuclear, estará acercándose el final de la Tierra como planeta que
albergó la vida. Los cambios serán irreversibles, los océanos se
evaporarán y sus aguas hirvientes comenzarán a llenar la atmósfera de
gases. La Gigante roja engullirá a los planetas Mercurio, Venus y
probablemente se quedará muy cerca de la Tierra calcinada y sin vida.
Sabiendo que el destino irremediable de
nuestro mundo, el planeta Tierra, es de ser calcinado por una estrella
gigante roja en la que se convertirá el Sol cuando agote la fusión de su
combustible de hidrógeno, helio, carbono, etc, para que sus capas
exteriores de materia exploten y salgan disparadas al espacio exterior,
mientras que, el resto de su masa se contraerá hacia su núcleo bajo su
propio peso, a merced de la gravedad, convirtiéndose en una estrella enana blanca
de enorme densidad y de reducido diámetro. Sabiendo eso, el hombre está
poniendo los medios para que, antes de que llegue ese momento (dentro
de algunos miles de millones de años), poder escapar y dar el salto
hacia otros mundos lejanos que, como la Tierra ahora, reúna las
condiciones físicas y químicas, la atmósfera y la temperatura adecuadas
para acogernos.
Esto podría ser lo que quede de nuestro Sol
Pero el problema no es tan fácil y se
extiende a la totalidad del universo que, aunque mucho más tarde,
también está abocado a la muerte térmica, el frío absoluto si se expande
para siempre como un universo abierto y eterno, o el más horroroso de
los infiernos, si estamos en un universo cerrado y finito en el que, un
día, la fuerza de gravedad, detendrá la expansión de las galaxias que
comenzarán a moverse de nuevo en sentido contrario, acercándose las unas
a las otras de manera tal que el universo comenzará, con el paso del
tiempo, a calentarse, hasta que finalmente, se junte toda la
materia-energía del universo en una enorme bola de fuego de millones de
grados de temperatura, el Big Crunch.
Un universo replegándose sobre sí mismo
El irreversible final está entre los dos
modelos que, de todas las formas que lo miremos, es negativo para la
Humanidad (si es que para entonces aún existe). En tal situación,
algunos ya están buscando la manera de escapar.
Stephen Hawking ha llegado a la
conclusión de que estamos inmersos en un multiuniverso, esto es, que
existen infinidad de universos conectados los unos a los otros. Unos
tienen constantes de la naturaleza que permiten vida igual o parecida a
la nuestra, otros posibilitan formas de vida muy distintas y otros
muchos no permiten ninguna clase de vida.
Este sistema de inflación
autorreproductora nos viene a decir que cuando el universo se expande
(se infla) a su vez, esa burbuja crea otras burbujas que se inflan y a
su vez continúan creando otras nuevas más allá de nuestro horizonte
visible. Cada burbuja será un nuevo universo, o mini-universo en los
que reinarán escenarios diferentes o diferentes constantes y fuerzas.
¿Quién sabe la realidad? ¿Donde estamos? ¿Está solo el Universo? ¿Y nosotros, que vecinos tendremos?
El escenario que describe el diagrama
dibujado antes, ha sido explorado y el resultado hallado es que en cada
uno de esos mini-universos, puede haber muchas cosas diferentes; pueden
terminar con diferentes números de dimensiones espaciales o diferentes
constantes y fuerzas de la naturaleza, pudiendo unos albergar la vida y
otros no.
El reto que queda para los cosmólogos es
calcular las probabilidades de que emerjan diferenta mini-universos a
partir de esta complejidad inflacionaria ¿Son comunes o raros los
mini-universos como el nuestro? Existen, como para todos los problemas
planteados, diversas conjeturas y consideraciones que influyen en la
interpretación de cualquier teoría cosmológica futura cuántico-relativista. Hasta que no seamos capaces de exponer una teoría que incluya la relatividad general de Einstein (la gravedad-cosmos) y la mecánica cuántica de Planck (el cuanto-átomo), no será posible contestar a ciertas preguntas.
La teoría de cuerdas tiene un gancho
tremendo. Te transporta a un mundo de 11 dimensiones, universos
paralelos, y partículas formadas por cuerdecitas casi invisibles
vibrando a diferentes frecuencias. Además, te dice que no se trata de
analogías sino de la estructura más profunda de la realidad, y que ésta
podría ser la teoria final que unificara por fin a toda la física. ¿No
estaremos hablando de Filosofía?
Todas las soluciones que buscamos
parecen estar situadas en teorías más avanzadas que, al parecer, sólo
son posibles en dimensiones superiores, como es el caso de la teoría de supercuerdas situada en 10, 11 ó 26 dimensiones. Allí, si son compatibles la relatividad y la mecánica cuántica, hay espacio más que suficiente para dar cabida a las partículas elementales, las fuerzas gauge
de Yang-Mill, el electromagnetismo de Maxwell y, en definitiva, al
espacio-tiempo y la materia, la descripción verdadera del universo y de
las fuerzas que en él actúan.
Si algún día encontramos la llave del Hiperespacio… ¡Podremos burlar la velocidad de la Luz!
Científicamente, la teoría del hiperespacio lleva los nombres de Teoría de Kaluza-Klein
y supergravedad. Pero en su formulación más avanzada se denomina Teoría
de Supercuerdas, una teoría que desarrolla su potencial en nueve
dimensiones espaciales y una de tiempo: diez dimensiones. Así pues,
trabajando en dimensiones más altas, esta teoría del hiperespacio puede
ser la culminación que conoce dos milenios de investigación científica:
la unificación de todas las fuerzas físicas conocidas. Como el Santo
Grial de la Física, la “teoría de todo” que esquivó a Einstein que la buscó los últimos 30 años de su vida.
Einstein
de la Teoría del Todo" name="HLaUFpWV1I3IuM:"
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data-sz="f" />Einstein de la Teoría del Todo" width="304" height="228" />
El sueño incumplido de Einstein fue hallar esa Teoría del Todo
Es cierto, los mejores siempre han
buscado el Santo Grial de la Física. Una Teoría que lo pueda explicar
todo, la más completa que mediante una sencilla ecuación, responda a los
misterios del Universo. Claro que tal hazaña, no depende siquiera de la
inteligencia del explorador que la busca, es más bien un problema de
que, las herramientas necesarias (matemáticas) para hallarla, aún no han
sido inventadas.
Durante el último medio siglo, los
científicos se han sentido intrigados por la aparente diferencia entre
las fuerzas básicas que mantienen unido al cosmos: la Gravedad, el
electromagnetismo y las fuerzas nucleares fuerte y débil. Los intentos
por parte de las mejores mentes del siglo XX para proporcionar una
imagen unificadora de todas las fuerzas conocidas han fracasado. Sin
embargo, la teoría del hiperespacio permite la posibilidad de explicar
todas las fuerzas de la naturaleza y también la aparentemente aleatoria
colección de partículas subatómicas, de una forma verdaderamente
elegante. En esta teoría del hiperespacio, la “materia” puede verse
también como las vibraciones que rizan el tejido del espacio y del
tiempo. De ello se sigue la fascinante posibilidad de que todo lo que
vemos a nuestro alrededor, desde los árboles y las montañas a las
propias estrellas, no son sino vibraciones del hiperespacio.
Sí, creo que son muchos los universos y, no pocos, estarán habitados por seres que, ni podemos imaginar.
Estoy convencido de que nuestro universo
no es el único universo. Lo mismo que existen cientos de miles de
millones de mundos y de estrellas, de la misma manera que en nuestro
universo se pueden contar más de cien mil millones de galaxias… ¿Por qué
el Universo que conocemos no podría tener otros “hermanos”.
Recientemente se hicieron unas pruebas muy precisas que midieron lo que
podría haber más allá del “borde” del nuestro universo, y, ¡sorpresa! Se
detectaron inmensas estructuras lejanas que, posiblemente, podían estar
tirrando de nosotros mediante una gran fuerza gravitatoria… No será eso
lo que realmente hace que nuestro Universo se expanda y no la dichosa materia oscura.
Antes mencionábamos los universos
burbujas nacidos de la inflación y, normalmente, el contacto entre estos
universos burbujas es imposible, pero analizando las ecuaciones de Einstein, los cosmólogos han demostrado que podría existir una madeja de agujeros de gusano, o tubos, que conectan estos universos paralelos.
Aunque muchas consecuencias de esta
discusión son puramente teóricas, el viaje en el hiperespacio puede
proporcionar eventualmente la aplicación más práctica de todas: salvar
la vida inteligente, incluso a nosotros mismos, de la muerte de este
universo cuando al final llegue el frío o el calor.
Lo cierto es que, son muchas, las cosas que no sabemos
Esta nueva teoría de supercuerdas
tan prometedora del hiperespacio es un cuerpo bien definido de
ecuaciones matemáticas. Podemos calcular la energía exacta necesaria
para doblar el espacio y el tiempo o para cerrar agujeros de gusano
que unan partes distantes de nuestro universo. Por desgracia, los
resultados son desalentadores. La energía requerida excede con mucho
cualquier cosa que pueda existir en nuestro planeta. De hecho, la
energía es mil billones de veces mayor que la energía de nuestros
mayores colisionadores de átomos. Debemos esperar siglos, o quizás
milenios, hasta que nuestra civilización desarrolle la capacidad técnica
de manipular el espacio-tiempo utilizando la energía infinita que
podría proporcionar un agujero negro
para de esta forma poder dominar el hiperespacio que, al parecer, es la
única posibilidad que tendremos para escapar del lejano fin que se
avecina. ¿Que aún tardará mucho? Sí, pero el tiempo es inexorable, la
debacle del frío o del fuego llegaría.
No existen dudas al respecto, la tarea
es descomunal, imposible para nuestra civilización de hoy, ¿pero y la de
mañana?, ¿no habrá vencido todas las barreras? Creo que el hombre es
capaz de plasmar en hechos ciertos todos sus pensamientos e ideas, sólo necesita tiempo: Tiempo tenemos mucho por delante.
¿Sabremos aprovecharlo?
emilio silvera
¿Es viejo el Universo? ¿Cómo puede ser tan grande?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo Hiperdimensional,
BIOLOGÍA Y ESTRELLAS
¿Es viejo el universo? Todos los
cáculos nos llevan a una edad de 13.700 millones de años que, comparado
con el tiempo en el que nosotros hicimos acto de presencia en él, es
que un simple parpadeo de ojos. Sin embargo, a veces nos sentimos los
amos del mundo y del Universo mismo, lo que en realidad, es un simple
espejismo, una ilusión que se forja en nuestras mentes que, jóvenes e
inmaduras… Aún no comprenden, como son las cosas.
Cuando tenemos que operar con la edad y
el tamaño del universo lo hacemos generalmente utilizando medidas de
tiempo y espacio. Son tan inmensas las distancias y tan descomunal el
tiempo que está presente en el ámbito del Universo que, hemos inventado
unidades especiales
poder hablar de ellas sin tener que escribir cantidades tan grandes con
los números y, el año-luz, la Unidad Astronómica, el Parsec, Kiloparsec
o Gigaparsec son palabras que expresan medidas antropomórficas y
extraordinarias que se pierden en el espacio-tiempo.
¿Por qué medir la edad del universo con
un “reloj” que hace “tic” cada vez que nuestro planeta completa una
órbita alrededor del astro rey, el Sol? ¿Por qué medir su densidad en
términos de átomos por metro cúbico? Las respuestas a estas preguntas
son por supuesto la misma: porque queremos saber en qué lugar estamos,
porque es conveniente y porque
siempre hemos tratado de saber, lo que el universo es. Por otra parte,
también en el ámbito de lo muy pequeño hemos tenido que inventar
unidades que, esta vez, han querido significar lo que dice la Naturaleza
y no el hombre.
Ésta es una situación en donde resulta
especialmente apropiado utilizar las unidades “naturales”; la masa,
longitud y tiempo de Stoney y Planck, las que ellos introdujeron en la
ciencia física para ayudarnos a escapar de la camisa de fuerza que
suponía la perspectiva centrada e el ser humano.
El joven Planck
Mientras que Stoney había visto en la
elección de unidades prácticas una manera de cortar el nudo gordiano de
la subjetividad, Planck utilizaba sus unidades especiales sustentar una base no antropomórfica para la física y que, por consiguiente, podría describirse como “unidades naturales”.
De acuerdo con su perspectiva ,
en 1.899 Planck propuso que se construyeran unidades naturales de masa,
longitud y tiempo a partir de las constantes más fundamentales de la
naturaleza: la constante de gravitación G, la velocidad de la luz c y la constante de acción h, que lleva el nombre de Planck. La constante de Planck
determina la mínima unidad de cambio posible en que pueda alterarse la
energía, y que llamó “cuanto”. Las unidades de Planck son las únicas
combinaciones de dichas constantes que pueden formarse en dimensiones de
masa, longitud, tiempo y temperatura. Sus valores no difieren mucho de
los de Stoney que figuran en el siguiente de hoy:
Mp = | (hc/G)½ = | 5’56 × 10-5 gramos |
Lp = | (Gh/c3) ½ = | 4’13 × 10-33 centímetros |
Tp = | (Gh/c5) ½ = | 1’38 × 10-43 segundos |
Temp.p = | K-1 (hc5/G) ½ = | 3’5 × 1032 ºKelvin |
Estas formulaciones con la masa, la longitud, el tiempo y la temperatura de Planck incorporan la G (constante de gravitación), la h (la constante de Planck) y la c, la velocidad de la luz. La de la temperatura incorpora además, la K de los grados Kelvin.
La constante de Planck racionalizada (la más utilizada por los físicos), se representa por ћ que es igual a h/2π que vale del orden de 1’054589×10-34 Julios segundo.
En las unidades de Planck, una vez más, vemos un contraste
la pequeña, pero no escandalosamente reducida unidad natural de la masa
y las unidades naturales fantásticamente extremas del tiempo, longitud y
temperatura. Estas cantidades tenían una significación sobrehumana para
Planck. Entraban en La Base de la realidad física:
“Estas cantidades conservarán su significado natural mientras la Ley de Gravitación y la de Propagación de la luz en el vacío y los dos principios de la termodinámica sigan siendo válidos; por lo tanto, siempre deben encontrarse iguales sean medidas por las inteligencias más diversas con los métodos más diversos.”
¿Quién sabe cómo serán?
En sus palabras finales alude a la idea
de observadores en otro lugar del universo que definen y entienden estas
cantidades de la misma manera que nosotros. Lo cierto es que estas
unidades, al tener su origen en la Naturaleza y no ser invenciones de
los seres humanos, de la misma manera que nosotros y, posiblemente por
distintos caminos, seres de otros mundos
las hallarán y serán idénticas a las nuestras. De entrada había algo
muy sorprendente en las unidades de Planck, como lo había también en las
de Stoney. Entrelazaban la gravedad con las constantes que gobiernan la
electricidad y el magnetismo. Planck nos decía:
“La creciente distancia la imagen del mundo físico y el mundo de los sentidos no significa otra cosa que una aproximación progresiva al mundo real.”
Sí, Planck tenía razón, el
mundo de los sentidos cada vez están más cerca de ese mundo real que
perseguimos. Sabemos que nuestra realidad no es la realidad del mundo y,
poco a poco, con descubrimientos
estos de las Unidades de Stoney-Planck, nos vamos acercando a la
comprensión de esa Naturaleza creadora que permitió aquí nuestra
presencia y que ahora, nosotros tratamos de saber.
Podemos ver que Max Planck apelaba a la
existencia de constantes universales de la naturaleza como prueba de una
realidad física al margen y completamente diferentes de las mentes
humanas. Al respecto decía:
“Estos…números, las denominadas “constantes universales” son en cierto sentido los ladrillos inmutables del edificio de la física teórica. Deberíamos preguntar:
¿Cuál es el significado real de estas constantes?”
Claro que, nosotros, simplemente somos
un misterio más de los muchos que en el Universo son. Sin embargo y a
diferencias de los otros, tenemos la ventaja de ser conscientes con la
facultad de pensar y, además, tenemos una insaciable curiosidad. Un
fallo que a menudo tenemos ha sido caer en la tentación de mirarnos el
ombligo y no hacerlo al entorno que nos rodea. Muchas más cosas
habríamos evitado y habríamos descubierto si por una sola vez hubiésemos
dejado el ego a un lado y, en lugar de estar pendientes de nosotros
mismos, lo hubiéramos hecho con respecto a la naturaleza que, en
definitiva, es la que nos enseña el camino a seguir.
Hemos llegado a poder discernir la
relación directa que vincula el tamaño, la energía de unión y la edad de
las estructuras fundamentales de la Naturaleza. Una molécula es mayor y
más fácil de desmembrar que un átomo; lo mismo podemos decir de un
átomo respecto al núcleo atómico, y de un núcleo con respecto a los quarks que contiene. Y, creemos saber que…
La edad actual del universo visible ≈ 1060 tiempos de Planck
Tamaño actual del Universo visible ≈ 1060 longitudes de Planck
La masa actual del Universo visible ≈ 1060 masas de Planck
Vemos así que la bajísima densidad de materia en el universo es un reflejo del hecho de que:
Densidad actual del universo visible ≈10-120 de la densidad de Planck
Y la temperatura del espacio, a 3 grados sobre el cero absoluto es, por tanto
Temperatura actual del Universo visible ≈ 10-30 de la Planck
Lo cierto es que todo en el Universo
está conformado por objetos infinitesimales: Partículas que forman los
átomos de la materia como grandes montañas y valles, oceános o inmensos
desirtos, estrellas en el el Espacio Interestelar y los enjambres de
galaxias que forman el Universo entero… También los seres vivos estamos
hechos de esos ínfimos objetos.
Para explicar estas cosas se han
encontrado esos números mágicos. Estos números extraordinariamente
grandes y estas fracciones extraordinariamente pequeñas nos muestran
inmediatamente que el universo está estructurado en una escala
sobrehumana de proporciones asombrosas cuando la sopesamos en los de su propia construcción.
Con respecto a sus propios patrones, el universo es viejo. El tiempo de vida natural de un mundo gobernado por la gravedad, la relatividad y la mecánica cuántica es el fugaz breve tiempo de Planck.
Parece que es mucho más viejo de lo que debería ser. Pero, pese a la
enorme edad del universo en “tics” de Tiempos de Planck, hemos
aprendido que casi todo este tiempo es necesario producir estrellas y los elementos químicos que traen la vida.
¿Por qué nuestro universo no es mucho
más viejo de lo que parece ser? Es fácil entender por qué el universo no
es mucho más joven. Las estrellas tardan mucho tiempo en formarse y
producir elementos más pesados que son las que requiere la complejidad
biológica. Pero los universos viejos también tienen sus problemas.
Conforme para el tiempo en el universo el proceso de formación de
estrellas se frena.
Todo el gas y el polvo cósmico que
constituyen las materias primas de las estrellas habrían sido procesados
por las estrellas y lanzados al espacio intergaláctico donde no pueden
enfriarse y fundirse en nuevas estrellas. Pocas estrellas hacen que, a
su vez, también sean pocos los sistemas solares y los planetas. Los
planetas que se forman son activos que los que se formaron antes, la entropía va debilitando la energía del sistema para realizar .
La producción de elementos radiactivos
en las estrellas disminuirá, y los que se formen tendrán semividas más
largas. Los nuevos planetas serán menos activos y el vulcanismo parará
su actividad al ser frenado el planeta geológicamente y carecerán de
muchos de los movimientos internos que impulsan la deriva continental y
la elevación de las montañas en el planeta. Si esto también hace menos
probable la presencia de un campo magnético en un planeta, entonces será
muy poco probable que la vida evolucione formas complejas.
Las estrellas típicas como el Sol, emiten
su superficie un viento de partículas cargadas eléctricamente que barre
las atmósferas de los planetas en órbitas a su alrededor y, a menos que
el viento pueda ser desviado por un campo magnético, los posibles
habitantes de ese planeta lo podrían tener complicado soportando tal
lluvia de radiactividad. En nuestro sistema solar el campo magnético de la Tierra ha protegido su atmósfera del viento solar, Marte, que no está protegido por ningún campo magnético, perdió su atmósfera hace tiempo.
Probablemente no es fácil mantener una
larga vida en un planeta del Sistema solar. Poco a poco hemos llegado a
apreciar cuán precaria es. Dejando a un lado los intentos que siguen
realizando los seres vivos de extinguirse a sí mismos, agotar los
recursos naturales, propagar infecciones letales y venenos mortales y
emponzoñar la atmósfera, existen serias amenazas exteriores.
Los movimientos de cometas y asteroides,
a pesar de tener la defensa de Júpiter, son una seria y cierta amenaza
para el desarrollo y persistencia de vida inteligente en las primeras
etapas. Los impactos no han sido infrecuentes en el pasado lejano de la
Tierra, habiendo tenido efectos catastróficos. Somos afortunados al
tener la protección de la Luna y de la enorme masa de Júpiter que atrae sí los cuerpos que llegan desde el exterior desviándolos de su probable trayectoria hacia nuestro planeta.
La caída en el planeta de uno de estos
enormes pedruscos podría producir extinciones globales y retrasar en
millones de años la evolución. Cuando comento este tema no puedo evitar
el recuerdo del meteorito caído en la Tierra que impactó en la península
de Yucatán hace 65 millones de años, al final de la Era Mesozoica,
cuando según todos los indicios, los dinosaurios se extinguieron. Sin
embargo, aquel suceso catastrófico
los grandes lagartos, en realidad supuso que la Tierra fue rescatada de
un callejón sin salida evolutivo. Parece que los dinosaurios
evolucionaron por una vía que desarrollaba el tamaño físico antes que el
tamaño cerebral.
La desaparición de los dinosaurios junto
con otras formas de vida sobre la Tierra en aquella época, hizo un
hueco para la aparición de los mamíferos. Se desarrolló la diversidad
una vez desaparecidos los grandes depredadores. Así que, al menos en
este caso concreto, el impacto nos hizo un gran favor, ya que hizo
posible que 65 millones de años más tarde pudiéramos llegar nosotros.
Los dinosaurios dominaron el planeta durante 150 millones de años;
nosotros en comparación, llevamos aquí tres días y, luego, ¡la que hemos formado!
Y no podemos tener la menor duda,
mientras que estemos aquí, seguiremos pretendiendo y queriendo saber
sobre los secretos de la Naturaleza que, al fin y al cabo, ser nuestra salvación. Ya saben ustedes: ¡Saber es poder!
emilio silvera
¡La Naturaleza! Observándola aprendemos
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo Hiperdimensional ~
Parece que se llevan bien
El niño del espejo le da a su amiguito
reflejado la mano derecha y aquel, le saluda, con la izquierda. ¡La
simetría especular…! Así pues, el estado de máxima simetría es con
frecuencia también un estado inestable, y por lo tanto corresponde a un
falso vacío.
El psicólogo Eric Ericsson llegó a proponer una teoría de estadios psicológicos
del desarrollo. Un conflicto fundamental caracteriza cada fase. Si este
conflicto no queda resuelto, puede enconarse e incluso provocar una
regresión a un periodo anterior. Análogamente, el psicólogo
Jean Piaget demostró que el desarrollo mental de la primera infancia
tampoco es un desarrollo continuo de aprendizaje, sino que está
realmente caracterizado por estadios discontinuos en la capacidad de
conceptualización de un niño. En un mes, un niño puede dejar de buscar
una pelota una vez que ha rodado fuera de su campo de visión, sin
comprender que la pelota existe aunque no la vea. Al mes siguiente, esto
resultará obvio para el niño.
Los precesos siguen, las cosas cambian,
el Tiempo inexorable transcurre, si hay vida vendrá la muerte, lo que es
hoy mañana no será.
Esta es la esencia de la dialéctica.
Según esta filosofía, todos los objetos (personas, gases, estrellas, el
propio universo) pasan por una serie de estadios. Cada estadio está
caracterizado por un conflicto entre dos fuerzas opuestas. La naturaleza
de dicho conflicto determina, de hecho, la naturaleza del estadio.
Cuando el conflicto se resuelve, el objeto pasa a un objetivo o estadio
superior, llamado síntesis, donde empieza una nueva contradicción, y el
proceso pasa de nuevo a un nivel superior.
Los filósofos llaman a esto transición
de la “cantidad” a la “cualidad”. Pequeños cambios cuantitativos se
acumulan hasta que, eventualmente, se produce una ruptura cualitativa
con el pasado. Esta teoría se aplica también a las sociedades o
culturas. Las tensiones en una sociedad pueden crecer espectacularmente,
como la hicieron en Francia a finales del siglo XVIII. Los campesinos
se enfrenaban al hambre, se produjeron motines espontáneos y la
aristocracia se retiró a sus fortalezas. Cuando las tensiones alcanzaron
su punto de ruptura, ocurrió una transición de fase de lo cuantitativo a lo cualitativo: los campesinos tomaron las armas, tomaron París y asaltaron la Bastilla.
Las transiciones de fases pueden ser
también asuntos bastante explosivos. Por ejemplo, pensemos en un río que
ha sido represado. Tras la presa se forma rápidamente un embalse con
agua a enorme presión. Puesto que es inestable, el embalse está en el falso vacío.
El agua preferiría estar en su verdadero vacío, significando esto que
preferiría reventar la presa y correr aguas abajo, hacia un estado de
menor energía. Así pues, una transición de fase implicaría un estallido
de la presa, que tendría consecuencias desastrosas.
También podría poner aquí el ejemplo más
explosivo de una bomba atómica, donde el falso vacío corresponde al
núcleo inestable de uranio donde residen atrapadas enormes energías
explosivas que son un millón de veces más poderosas, para masas iguales,
que para un explosivo químico. De vez en cuando, el núcleo pasa por
efecto túnel a un estado más bajo, lo que significa que el núcleo se
rompe espontáneamente. Esto se denomina desintegración radiactiva. Sin
embargo, disparando neutrones contra los núcleos de uranio, es posible liberar de golpe esta energía encerrada según la formula de Einstein E = mc2. Por supuesto, dicha liberación es una explosión atómica; ¡menuda transición de fase! De nefasto recuerdo por cierto.
Las transiciones de fase no son nada nuevo. Trasladémoslo a nuestras propias vidas. En un libro llamado Pasajes,
el autor, Gail Sheehy, destaca que la vida no es un flujo continuo de
experiencias, como parece, sino que realmente pasa por varios estadios,
caracterizados por conflictos específicos que debemos resolver y por
objetivos que debemos cumplir.
Los contornos recubiertos muestran la
estructura de la galaxia al ser reconstruida desde las observaciones
hechas bajo el fenómeno de lente gravitatorio con el radiotelescopio
Submillimeter Array. La formación de nuevas estrellas en el Universo es
imparable y, la materia más sencilla se constituye en una estructura que
la transformará en más compleja, más activa, más dispuesta para que la
vida, también pueda surgir en mundos ignotos situados muy lejos del
nuestro.
Sí, todo cambia y nada permanece: transiciones de fases hacia la complejidad
Las nuevas características descubiertas
por los científicos en las transiciones de fases es que normalmente van
acompañadas de una ruptura de simetría. Al premio Nobel Abdus Salam le
gusta la ilustración siguiente: consideremos una mesa de banquete
circular, donde todos los comensales están sentados con una copa de
champán a cada lado. Aquí existe simetría. Mirando la mesa del banquete
reflejada en un espejo, vemos lo mismo: cada comensal sentado en torno a
la mesa, con copas de champán a cada lado. Asimismo, podemos girar la
mesa de banquete circular y la disposición sigue siendo la misma.
Rompamos ahora la simetría. Supongamos
ahora que el primer comensal toma la copa que hay a su derecha.
Siguiendo la pauta, todos los demás comensales tomaran la copa de
champán de su derecha. Nótese que la imagen de la mesa del banquete
vista en el espejo produce la situación opuesta. Cada comensal ha
tomado la copa izquierda. De este modo, la simetría izquierda-derecha se
ha roto.
Con respecto a la teoría de supercuerdas,
los físicos suponen (aunque todavía no lo puedan demostrar) que el
universo decadimensional original era inestable y pasó por efecto túnel a
un universo de cuatro y otro de seis dimensiones. Así pues, el universo
original estaba en un estado de falso vacío, el estado de máxima
simetría, mientras que hoy estamos en el estado roto del verdadero
vacío.
Al principio, cuando el universo era
simétrico, sólo existía una sola fuerza que unificaba a todas las que
ahora conocemos, la gravedad, las fuerzas electromagnéticas y las
nucleares débil y fuerte, todas emergían de aquel plasma
opaco de alta energía que lo inundaba todo. Más tarde, cuando el
universo comenzó a enfriarse, se hizo transparente y apareció la luz,
las fuerzas se separaron en las cuatro conocidas, emergieron las
primeras quarks para unirse y formar protones y neutrones, los primeros núcleos aparecieron para atraer a los electrones
que formaron aquellos primeros átomos. Doscientos millones de años más
tarde, se formaron las primeras estrellas y galaxias. Con el paso del
tiempo, las estrellas sintetizaron los elementos pesados de nuestros
cuerpos, fabricados en supernovas que estallaron, incluso antes de que
se formase el Sol. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que una
supernova anónima explotó hace miles de millones de años y sembró la
nube de gas que dio lugar a nuestro sistema solar, poniendo allí los
materiales complejos y necesarios para que algunos miles de millones de
años más tarde, tras la evolución, apareciéramos nosotros.
Las estrellas evolucionan desde que en
su núcleo se comienza a fusionar hidrógeno en helio, de los elementos
más ligeros a los más pesados. Avanza creando en el horno termonuclear,
cada vez, metales y elementos más pesados. Cuando llega al hierro y
explosiona en la forma explosiva de una supernova. Luego, cuando este
material estelar es otra vez recogido en una nueva estrella rica en
hidrógeno, al ser de segunda generación (como nuestro Sol), comienza de
nuevo el proceso de fusión llevando consigo materiales complejos de
aquella supernova.
Puesto que el peso promedio de los protones en los productos de fisión, como el cesio y el kriptón, es menor que el peso promedio de los protones de uranio, el exceso de masa se ha transformado en energía mediante la conocida fórmula E = mc2. Esta es la fuente de energía que también subyace en la bomba atómica. Es decir, convertir materia en energía.
Así pues, la curva de energía de enlace
no sólo explica el nacimiento y muerte de las estrellas y la creación de
elementos complejos que también hicieron posible que nosotros estemos
ahora aquí y, muy posiblemente, será también el factor determinante para
que, lejos de aquí, en otros sistemas solares a muchos años luz de
distancia, puedan florecer otras especies inteligentes que, al igual que
la especie humana, se pregunten por su origen y estudien los fenómenos
de las fuerzas fundamentales del universo, los componentes de la materia
y, como nosotros, se interesen por el destino que nos espera en el
futuro.
Cuando alguien oye por vez primera la
historia de la vida de las estrellas, generalmente (lo sé por
experiencia), no dice nada, pero su rostro refleja escepticismo. ¿Cómo
puede vivir una estrella 10.000 millones de años? Después de todo, nadie
ha vivido tanto tiempo como para ser testigo de su evolución y poder
contarlo.
Pero no parece que todo evolucione… algunas cosas siempre siguen igual… ¡A pesar de todo!
Pero volviendo a las cosas de la
Naturaleza y de la larga vida de las estrellas, sí, tenemos los medios
técnicos y científicos para saber la edad que tiene, por ejemplo, el
Sol. Nuestro Sol, la estrella alrededor de la que giran todos los
planetas de nuestro Sistema Solar, la estrella más cercana a la Tierra
(150 millones de Km = 1 UA),
con un diámetro de 1.392.530 Km, tiene una edad de 4.500 millones de
años, y, como todo en el Universo, su discurrir la va desgantando,
evoluciona hacia su imparable destino como gigante roja primero y enana blanca después.
Una gigante roja engulle a un
planeta cercano. La escena se repetirá con el Sol y la Tierra si nada lo
remedia y las cosas naturales siguen su curso.
Cuando ese momento llegue, ¿dónde
estaremos? Pues nosotros, si es que estamos, contemplaremos el
acontecimiento desde otros mundos. La Humanidad habrá dado el gran salto
hacia las estrellas y, colonizando otros planetas se habrá extendido
por regiones lejanas de la Galaxia.
El Universo siempre nos pareció inmenso,
y, al principio, aquellos que empezaron a preguntarse cómo sería, lo
imaginaron como una esfera cristalina que dentro contenía unos pocos
mundos y algunas estrellas, hoy, hemos llegado a saber un poco más sobre
él. Sin embargo, dentro de unos cuantos siglos, los que detrás de
nosotros llegaran, hablarán de universos en plural, y, cuando pasen
algunos eones, estaremos de visita de un universo a otro como ahora
vamos de una ciudad a otra.
¡Quién pudiera estar allí!
¡Es todo tan extraño! ¡Es todo tan complejo! y, sobre todo…¡sabemos tan poco!
Todo lo grande está hecho de cosas pequeñas
Según lo que podemos entender y hasta
donde han podido llegar nuestros conocimientos actuales, ahora sabemos
donde están las fronteras: donde las masas o las energías superan 1019 veces la masa del protón, y esto implica que estamos mirando a estructuras con un tamaño de 10-33 centímetros.
Esta masa la conocemos con el nombre demasa de Planck y a la distancia correspondiente la llamamos distancia de Planck. La masa de Planck
expresada en gramos es de 22 microgramos, que la es la masa de un grano
muy pequeño de azúcar que, por otra parte, es el único número de Planck
que parece más o menos razonable, ¡los otros números son totalmente
extravagantes!.
Esto significa que tratamos de localizar una partícula con la precisión de una longitud de Planck, las fluctuaciones cuánticas darán tanta energía que su masa será tan grande como la masa de Planck,
y los efectos de la fuerza gravitatoria entre partículas, así,
sobrepasarán los de cualquier otra fuerza. Es decir, para estas
partículas la gravedad es una interacción fuerte.
Lo cierto es que, esas unidades tan
pequeñas, tan lejanas en las distancias más allá de los átomos, son las
que marcan nuestros límites, los límites de nuestras teorías actuales
que, mientras que no puedan llegar a esas distancias… No podrán avanzar
en el conocimiento de la Naturaleza y, tampoco, como es natural, en la teoría de supercuerdas o en poder saber, lo que pasó en el primer momento del supuesto big bang, hasta esos lugares, nunca hemos podido llegar.
emilio silvera
por Emilio Silvera ~
Clasificado en El Universo Hiperdimensional
Mucho tiempo tuvo que transcurrir para
que nos diéramos cuenta de la inmensidad del Universo, y, también, para
desvelar ese otro “mundo” de lo infinitesimal, de las partículas
subatómicas que forman el átomo, Ambos “universos”, el grande y el
pequeño, lo conforman todo y ahí están todas las respuestas que
buscamos.
Cuando los físicos empezaron a apreciar
el papel de las constantes en el dominio cuántico y explotar la nueva
teoría de la gravedad de Einstein para describir el universo en su conjunto, las circunstancias eran las adecuadas para que alguien tratara de casarlas.
Así entró en escena Arthur Stanley
Eddington: un extraordinario científico que había sido el primero en
descubrir cómo se alimentaban las estrellas a partir de reacciones
nucleares. También hizo importantes contribuciones a nuestra
comprensión de las galaxias, escribió la primera exposición sistemática
de la teoría de la relatividad general de Einstein y fue el responsable de la expedición que durante un eclipse de Sol, pudo confirmar con certeza la predicción de la relatividad
general que debería desviar la luz estelar que venía hacia la Tierra en
aproximadamente 1’75 segundos de arco cuando pasaba cerca de la
superficie solar, cuyo espacio estaría curvado debido a la gravedad
generada por la masa del Sol. En aquella expedición, el equipo de
Eddington hizo una exitosa medición del fenómeno desde la isla Príncipe,
que confirmó que Einstein
tenía razón y que su teoría predecía de manera exacta la medida de
curvatura del espacio en función de la masa del objeto estelar que
genera la gravitación distorsionando el espaciotiempo a su alrededor.
Eddintong
Entre los números que Eddington consideraba de importancia primordial estaba al que ahora conocemos como número de Eddington, que es igual al número de protones
en el universo visible. Eddington calculó (a mano) este número con
enorme precisión en un crucero trasatlántico, sentado en cubierta, con
libreta y lápiz en la mano, tras calcular concienzudamente durante un
tiempo, finalizó escibiendo:
“Creo que el Universo hay:
15.747.724.136.275.002.577.605.653.961.181.555.468.044.717.914.527.116.709.366.231.425.076.185.631.031.296
de protones y el mismo número de electrones”.
Este número enorme, normalmente escrito NEdd, es aproximadamente igual a 1080.
Lo que atrajo la atención de Eddington hacia él era el hecho de que
debe ser un número entero, y por eso en principio puede ser calculado
exactamente. A Eddington siempre le llamó la atención esos números
invariantes que llamaron constantes de la Naturaleza y que tenían que
ver con el electromagnetismo, la gravedad, la velocidad de la luz y
otros fenómenos naturales invariantes. Por ejemplo:
La constante de estructura fina de (símbolo )
es la constante fundamental que caracteriza la fuerza de la interacción
electromagnética. Es una cantidad sin dimensiones, por lo que su valor
numérico es independiente del sistema de unidades usado.
La expresión que la define y el valor recomendado es:
psilon_0} = 7,297 352 568 \times 10^{-3} = \frac{1}{137,035 999 11}" />.
donde:
- es la carga elemental.
- es la constante racionalizada o reducida de Planck,Constante de Planck" href="http://es.wikipedia.org/wiki/Constante_de_Planck">
- es la velocidad de la luz en el vacío, y
- psilon_0" /> es la permitivdad del vacío.
Durante la década de 1.920, cuando
Eddington empezó su búsqueda para explicar las constantes de la
naturaleza, no se conocían bien las fuerzas débil y fuerte. Las únicas
constantes dimensionales de la física que sí se conocían e interpretaban
con confianza eran las que definían la gravedad y las fuerzas
electromagnéticas. Eddington las dispuso en tres puros números
adimensionales. Utilizando los valores experimentales de la época, tomó
la razón entre las masas del protón y del electrón:
mpr/me ≈ 1840
La inversa de la constante de estructura fina
2πhc/e2 ≈ 137
e2/Gmpr me ≈ 1040
A estas añadió su número cosmológico, NEdd ≈ 1080. A estos cuatro números los llamó “las constantes últimas”, y la explicación de sus valores era el mayor desafío de la ciencia teórica:
“¿Son estas cuatro constantes irreducibles, o una unificación posterior de la física que pueda demostrar que una o todas ellas podrían ser prescindibles? ¿Podrían haber sido diferentes de lo que realmente son?… Surge la pregunta de si las razones anteriores pueden ser asignadas arbitrariamente o si son inevitables. En el primer caso, sólo podemos aprender sus valores por medida; en el segundo caso es posible encontrarlos por la teoría… Creo que ahora domina ampliamente la opinión de que las (cuatro anteriores) constantes… no son arbitrarias, sino que finalmente se les encontrará una explicación teórica; aunque también he oído expresar lo contrario.”
Medida una y mil veces, α parece que no cambia a pesar de todo
Siguiendo con su especulación Eddington
pensaba que el número de constantes inexplicadas era un indicio útil del
hueco que había que cerrar antes de que se descubriese una teoría
verdaderamente unificada de todas las fuerzas de la naturaleza. En
cuanto a si esta teoría final contenía una constante o ninguna,
tendríamos que esperar y ver:
“Nuestro conocimiento actual de 4 constantes en lugar de 1 indica meramente la cantidad de unificación de la teoría que aún queda por conseguir. Quizá resulte que la constante que permanezca no sea arbitraria, pero de eso no tengo conocimiento.”
Eddington, como Max Planck, Einstein y Galileo, y Newton antes que ellos, era simplemente un adelantado a su tiempo; comprendía y veía cosas que sus coetáneos no podían percibir.
Hay una anécdota que se cuenta sobre
esto y que ilustra la dificultad de muchos para reconciliar el trabajo
de Eddington sobre las constantes fundamentales con sus monumentales
contribuciones a la relatividad general y la astrofísica. La historia la contaba Sam Goudsmit referente a él mismo y al físico holandés Kramers:
Samuel Abraham Goudsmit, George Uhlenbeck y Hendrik Kramers
“El gran Arthur Eddington dio una conferencia sobre su derivación de la constante de estructura fina a partir de una teoría fundamental. Goudsmit y Kramers estaban entre la audiencia. Goudsmit entendió poco pero reconoció que era un absurdo inverosímil. Kramers entendió mucho y reconoció que era un completo absurdo. Tras la discusión, Goudsmit se acercó a su viejo amigo y mentor Kramers y le preguntó: ¿Todos los físicos se vuelven locos cuando se hacen mayores? Tengo miedo. Kramers respondió, “No Sam, no tienes que asustarte. Un genio como Eddington quizá puede volverse loco pero un tipo como tú sólo se hace cada vez más tonto”.
“La historia es la ciencia de las cosas que no se repiten”.
Paul Valéry
Aquí también están algunas de esas constantes
Los campos magnéticos están presentes por todo el Universo. Hasta un diminuto (no por ello menos importante) electrón crea, con su oscilación, su propio campo magnético, y, aunque pequeño, se le supone un tamaño no nulo con un radio ro, llamado el radio clásico del electrón, dado por r0 = e2/(mc2) = 2,82 x 10-13 cm, donde e y m son la carga y la masa, respectivamente del electrón y c es la velocidad de la luz.
Nuestro universo es como lo podemos observar gracias a esos números
El mayor misterio que rodea a los
valores de las constantes de la naturaleza es sin duda la ubicuidad de
algunos números enormes que aparecen en una variedad de consideraciones
aparentemente inconexas. El número de Eddington es un ejemplo notable.
El número total de protones que hay dentro del alcance del universo observable esta próximo al número
1080
Si preguntamos ahora por la razón entre las intensidades de las fuerzas electromagnéticas y gravitatoria entre dos protones, la respuesta no depende de su separación, sino que es aproximadamente igual a
1040
En un misterio. Es bastante habitual que
los números puros que incluyen las constantes de la naturaleza difieran
de 1 en un factor del orden de 102, ¡pero 1040, y su cuadrado 1080,
es rarísimo! Y esto no es todo. Si seguimos a Max Planck y calculamos
en valor estimado para la “acción” del universo observable en unidades
fundamentales de Planck para la acción, obtenemos.
10120
Supernovas, Nebulosas, Estrellas… ¡Fuerzas y Constantes fundamentales!
Algunos llegan a afirmar que, el Universo es plano e indican que la energía oscura es probablemente la constante cosmológica de Einstein…¡Vivir
para ver! El maestro llegó a decir que incluir la constante cosmológica
en su ecuación había sido el mayor error de su vida y, sin embargo
ahora… resulta que sí estaba en lo cierto. ¡Ya veremos!
Ya hemos visto que Eddington se
inclinaba a relacionar el número de partículas del universo observable
con alguna cantidad que incluyera la constante cosmológica. Esta
cantidad ha tenido una historia muy tranquila desde esa época,
reemergiendo ocasionalmente cuando los cosmólogos teóricos necesitan
encontrar una manera de acomodar nuevas observaciones incómodas.
Recientemente se ha repetido este escenario. Nuevas observaciones de
alcance y precisión sin precedentes, posibilitadas por el telescopio
espacial Hubble
trabajando en cooperación con telescopios sensibles en tierra, han
detectado supernovas en galaxias muy lejanas. Su pauta de brillo y
atenuación característica permite deducir su distancia a partir de su
brillo aparente. Y, sorprendentemente, resulta que están alejándose de
nosotros mucho más rápido de lo que cualquiera esperaba. La expansión
del universo ha pasado de ser un estado de deceleración a uno de
aceleración. Estas observaciones implican la existencia de una constante
cosmológica positiva (Λ+). Si expresamos su valor numérico como número puro adimensional medido en unidades del cuadrado de la longitud de Planck, entonces obtenemos un número muy próximo a
10-120
Nunca se ha encontrado un número más
pequeño en una investigación física real. Podemos decir que es el más
grande de los pequeños números.
Hablar del Universo en todo su
conjunto…, no es nada fácil. Podemos hablar de parcelas, de elementos
por separado y también de sucesos, objetos y de la mecánica celeste de
manera individualizada para tratar de comprenderlos mejor y, más tarde,
juntarlos para tener una perspectiva de su conjunto que… No siempre
podemos llegar a comprender. ¡Es tanto lo que esas constantes nos
quieren decir! que comprenderlas y entenderlo todo…, nos llevará algún
tiempo.
¿Qué vamos a hacer con todos estos grandes números? ¿Hay algo cósmicamente significativo en 1040 y sus cuadrados y cubos?
Hermann Weyl
La aparición de algunos de estos grandes
números ha sido una fuente de sorpresas desde que fue advertida por vez
primera por Hermann Weyl en 1.919. Eddington había tratado de construir
una teoría que hiciera comprensible su aparición, pero no logró
convencer a un número significativo de cosmólogos de que estaba en la
vía correcta. Pero sí convenció a la gente de que había algo que
necesitaba explicación. De forma inesperada, fue precisamente uno de sus
famosos vecinos de Cambridge quien escribió a la revista Nature la
carta que consiguió avivar el interés por el problema con una idea que
sigue siendo una posibilidad viable incluso hoy.
Paul Dirac
Paul Dirac ocupó la cátedra lucaciana de
matemáticas en Cambridge durante parte del tiempo en que Eddington
estuvo viviendo en los observatorios. Las historias que se cuentan de
Paul Dirac dejan muy claro que era un tipo con un carácter peculiar, y
ejercía de matemático las 24 h. del día. Se pudo saber que su inesperada
incursión en los grandes números fue escrita durante su viaje de novios
(Luna de miel), en febrero de 1937.
Aunque no muy convencido de las
explicaciones de Eddington, escribió que era muy poco probable que
números adimensionales muy grandes, que toman valores como 1040 y 1080,
sean accidentes independientes y no relacionados: debe existir alguna
fórmula matemática no descubierta que liga las cantidades implicadas.
Deben ser consecuencias más que coincidencias.
Esta es la hipótesis de los grandes números según Dirac:
“Dos cualesquiera de los números adimensionales muy grandes que ocurren en la naturaleza están conectados por una sencilla relación matemática, en la que los coeficientes son del orden de la unidad”.
Las dos imágnrees nos hablan por sí
mismas, y, sin indicaciones sobre ellas, ¿cuál es el universo y cuál el
cerebro humano? Nos puede parecer mentira pero… Los verdaderos grandes
números están en ¡La Mente!
Los grandes números de que se valía Dirac para formular esta atrevida hipótesis salían del trabajo de Eddington y eran tres:
N1 = (tamaño del universo observable) / (radio del electrón)
= ct (e2/mec2) ≈ 1040
= e2/Gme mp ≈ 1040
N = número de protones en el universo observable
= c3t/Gmp ≈ 1080
Aquí t es la edad actual del universo, me es la masa de un electrón, mp es la masa de un protón, G la constante de gravitación, c la velocidad de la luz y e la carga del electrón.
El Universo es todo lo que existe: Materia, Tiempo y Espacio inmenrsos en un océano de fuerzas y constantes
Según la hipótesis de Dirac, los números N1, N2
y raiz N eran realmente iguales salvo pequeños factores numéricos del
orden de la unidad. Con esto quería decir que debe haber leyes de la
naturaleza que exijan fórmulas como N1 = N2, o incluso N1 = 2N2.
Un número como 2 ó 3, no terriblemente diferente de 1 está permitido
porque es mucho más pequeño que los grandes números implicados en la
fórmula; esto es lo que él quería decir por “coeficientes…. del orden
de la unidad”.
Esta hipótesis de igualdad entre grandes
números no era en sí misma original de Dirac. Eddington y otros habían
escrito antes relaciones muy semejantes, pero Eddington no había
distinguido entre el número de partículas del universo observable, que
se define como una esfera centrada en nosotros con un radio igual a la
velocidad de la luz multiplicada por la edad actual del universo, o lo
que es lo mismo:
La trayectoria del llamado Universo
Observable (y del cual somos su centro al recorrer su geodésica en la
geometría espacio-temporal) tiene la forma perimetral de una gota (forma
de media lemniscata; cosa curiosa, lemniscata: figura curva ∞ usada
como el símbolo de infinito ¿?) que al girarla 45 ° y desarrollar un
cuerpo de revolución, se obtienen dos campos toroidales cual si fuesen
imágenes antagónicas (una reflejada) de una fuente (surtidor – sumidero
cada uno), correspondiendo uno al campo material y el otro al
antimaterial.
Trayectoria del Universo observable.
Lo están ocupando en su totalidad, se retroalimentan a sí mismos en la Hipersingularidad
(punto de contacto de los dos campos, principio y fin de ambos flujos
donde reacciona la materia y la antimateria con la finalidad de mantener
separados ambos universos con el adicional resultado de impulsar
nuevamente a los fluidos universales de ambos campos a recorrer la
finita trayectoria cerrada (geodésica) siendo el motor propulsor
universal de dos volúmenes dinámicos, finitos pero continuos).
Universo observable: R = 300.000 × 13.500.000.000
La propuesta de Dirac
provocó un revuelo entre un grupo de científicos vociferantes que
inundaron las páginas de las revistas especializadas de cartas y
artículos a favor y en contra. Dirac, mientras tanto, mantenía su calma y
sus tranquilas costumbres, pero escribió sobre su creencia en los
grandes números cuya importancia encerraba la comprensión del universo
con palabras que podrían haber sido de Eddington, pues reflejan muy
estrechamente la filosofía de la fracasada “teoría fundamental”.
“¿No cabría la posibilidad de que todos los grandes sucesos presentes correspondan a propiedades de este Gran Número [1040] y, generalizando aún más, que la historia entera del universo corresponda a propiedades de la serie entera de los números naturales…? Hay así una posibilidad de que el viejo sueño de los filósofos de conectar la naturaleza con las propiedades de los números enteros se realice algún día”.
Cuando hablamos del Universo, de inmediato, surgen las polémicas y los desacuerdos y las nuevas ideas y teorías modernas que quieren ir más allá de lo que “se sabe”, nunca han gustado en los centros de poder de la Ciencia que ven peligrar sus estatus con ideas para ellos “peregrinas” y que, en realidad, vienen a señalar nuevos posibles caminos para salir del atolladero o callejón sin salida en el que actualmente estamos inmersos: Mecánica cuántica y Relatividad que llevan cien años marcando la pauta en los “mundos” de lo muy pequeño y de lo muy grande sin que nada, las haya podido desplazar.
Mientras tanto, continuamos hablando de
materia y energía oscura que delata la “oscuridad” presente en nuestras
mentes, creamos modelos incompletos en el que no sabemos incluir a todas
las fuerzas y en las que (para cuadrar las cuentas), hemos metido con
calzador y un poco a la fuerza, parámetros que no hemos sabido explicar
(como el Bosón de Higgs
en el Modelo Estándar que…, a pesar de todo ¡No está muy claro que esté
ahí!). Sin embargo y a pesar de ello, el conocimiento avanza, el saber
del mundo aumenta poco a poco y, aunque despacio, el intelecto no deja
de avanzar y, esperemos que las ideas surjan y la imaginación en la
misma medida para que, algún día en el futuro, podamos decir que
sabemos, aunque sea de manera aproximada, lo que el Universo es.
No debemos dejar de lado, las Unidades de Planck, esos pequeños números que, como Tiempo de Planck…
En este ámbito hablamos de las cosas muy pequeñas, las que no se ven
Es el tiempo que necesita el fotón (viajando a la velocidad de la luz, c, para moverse a través de una distancia igual a la longitud de Planck. Está dado por , donde G es la constante gravitacional (6, 672 59 (85) x 10-11 N m2 kg-2), ħ es la constante de Planck racionalizada (ħ = h/2л = 1,054589 x 10-34 Julios segundo), c, es la velocidad de la luz (299.792.458 m/s).
El valor del tiempo del Planck es del orden de 10-44 segundos. En la cosmología del Big Bang,
hasta un tiempo Tp después del instante inicial, es necesaria usar una
teoría cuántica de la gravedad para describir la evolución del Universo.
Todo, desde Einstein, es relativo. Depende de la pregunta que se formule y de quién nos de la respuesta.
¿Os dais cuenta? Siempre tendremos que
estar haciendo preguntas, y, desde luego, nunca podremos saberlo todo.
No tener preguntas que formular, o secretos que desvelar… ¡Sería la
decadencia del Ser Humano!
No debemos olvidar que: “La
creciente distancia entre la imaginación del mundo físico y el mundo de
los sentidos no significa otra cosa que una aproximación progresiva al
mundo real.” Nosotros vivimos en nuestro propio mundo, el que forja
nuestros sentidos en simbiosis con el cerebro. Sin embargo, ese otro
mundo, el que no podemos “ver”, no siempre coincide con “nuestro mundo”.
emilio silvera
por Emilio Silvera ~
Clasificado en El Universo Hiperdimensional ~
BIOLOGÍA Y ESTRELLAS
¿Es viejo el universo? Todos los
cáculos nos llevan a una edad de 13.700 millones de años que, comparado
con el tiempo en el que nosotros hicimos acto de presencia en él, es
que un simple parpadeo de ojos. Sin embargo, a veces nos sentimos los
amos del mundo y del Universo mismo, lo que en realidad, es un simple
espejismo, una ilusión que se forja en nuestras mentes que, jóvenes e
inmaduras… Aún no comprenden, como son las cosas.
Cuando tenemos que operar con la edad y
el tamaño del universo lo hacemos generalmente utilizando medidas de
tiempo y espacio. Son tan inmensas las distancias y tan descomunal el
tiempo que está presente en el ámbito del Universo que, hemos inventado
unidades especiales
poder hablar de ellas sin tener que escribir cantidades tan grandes con
los números y, el año-luz, la Unidad Astronómica, el Parsec, Kiloparsec
o Gigaparsec son palabras que expresan medidas antropomórficas y
extraordinarias que se pierden en el espacio-tiempo.
¿Por qué medir la edad del universo con
un “reloj” que hace “tic” cada vez que nuestro planeta completa una
órbita alrededor del astro rey, el Sol? ¿Por qué medir su densidad en
términos de átomos por metro cúbico? Las respuestas a estas preguntas
son por supuesto la misma: porque queremos saber en qué lugar estamos,
porque es conveniente y porque
siempre hemos tratado de saber, lo que el universo es. Por otra parte,
también en el ámbito de lo muy pequeño hemos tenido que inventar
unidades que, esta vez, han querido significar lo que dice la Naturaleza
y no el hombre.
Ésta es una situación en donde resulta
especialmente apropiado utilizar las unidades “naturales”; la masa,
longitud y tiempo de Stoney y Planck, las que ellos introdujeron en la
ciencia física para ayudarnos a escapar de la camisa de fuerza que
suponía la perspectiva centrada e el ser humano.
El joven Planck
Mientras que Stoney había visto en la
elección de unidades prácticas una manera de cortar el nudo gordiano de
la subjetividad, Planck utilizaba sus unidades especiales sustentar una base no antropomórfica para la física y que, por consiguiente, podría describirse como “unidades naturales”.
De acuerdo con su perspectiva ,
en 1.899 Planck propuso que se construyeran unidades naturales de masa,
longitud y tiempo a partir de las constantes más fundamentales de la
naturaleza: la constante de gravitación G, la velocidad de la luz c y la constante de acción h, que lleva el nombre de Planck. La constante de Planck
determina la mínima unidad de cambio posible en que pueda alterarse la
energía, y que llamó “cuanto”. Las unidades de Planck son las únicas
combinaciones de dichas constantes que pueden formarse en dimensiones de
masa, longitud, tiempo y temperatura. Sus valores no difieren mucho de
los de Stoney que figuran en el siguiente de hoy:
Mp = | (hc/G)½ = | 5’56 × 10-5 gramos |
Lp = | (Gh/c3) ½ = | 4’13 × 10-33 centímetros |
Tp = | (Gh/c5) ½ = | 1’38 × 10-43 segundos |
Temp.p = | K-1 (hc5/G) ½ = | 3’5 × 1032 ºKelvin |
Estas formulaciones con la masa, la longitud, el tiempo y la temperatura de Planck incorporan la G (constante de gravitación), la h (la constante de Planck) y la c, la velocidad de la luz. La de la temperatura incorpora además, la K de los grados Kelvin.
La constante de Planck racionalizada (la más utilizada por los físicos), se representa por ћ que es igual a h/2π que vale del orden de 1’054589×10-34 Julios segundo.
En las unidades de Planck, una vez más, vemos un contraste
la pequeña, pero no escandalosamente reducida unidad natural de la masa
y las unidades naturales fantásticamente extremas del tiempo, longitud y
temperatura. Estas cantidades tenían una significación sobrehumana para
Planck. Entraban en La Base de la realidad física:
“Estas cantidades conservarán su significado natural mientras la Ley de Gravitación y la de Propagación de la luz en el vacío y los dos principios de la termodinámica sigan siendo válidos; por lo tanto, siempre deben encontrarse iguales sean medidas por las inteligencias más diversas con los métodos más diversos.”
¿Quién sabe cómo serán?
En sus palabras finales alude a la idea
de observadores en otro lugar del universo que definen y entienden estas
cantidades de la misma manera que nosotros. Lo cierto es que estas
unidades, al tener su origen en la Naturaleza y no ser invenciones de
los seres humanos, de la misma manera que nosotros y, posiblemente por
distintos caminos, seres de otros mundos
las hallarán y serán idénticas a las nuestras. De entrada había algo
muy sorprendente en las unidades de Planck, como lo había también en las
de Stoney. Entrelazaban la gravedad con las constantes que gobiernan la
electricidad y el magnetismo. Planck nos decía:
“La creciente distancia la imagen del mundo físico y el mundo de los sentidos no significa otra cosa que una aproximación progresiva al mundo real.”
Sí, Planck tenía razón, el
mundo de los sentidos cada vez están más cerca de ese mundo real que
perseguimos. Sabemos que nuestra realidad no es la realidad del mundo y,
poco a poco, con descubrimientos
estos de las Unidades de Stoney-Planck, nos vamos acercando a la
comprensión de esa Naturaleza creadora que permitió aquí nuestra
presencia y que ahora, nosotros tratamos de saber.
Podemos ver que Max Planck apelaba a la
existencia de constantes universales de la naturaleza como prueba de una
realidad física al margen y completamente diferentes de las mentes
humanas. Al respecto decía:
“Estos…números, las denominadas “constantes universales” son en cierto sentido los ladrillos inmutables del edificio de la física teórica. Deberíamos preguntar:
¿Cuál es el significado real de estas constantes?”
Claro que, nosotros, simplemente somos
un misterio más de los muchos que en el Universo son. Sin embargo y a
diferencias de los otros, tenemos la ventaja de ser conscientes con la
facultad de pensar y, además, tenemos una insaciable curiosidad. Un
fallo que a menudo tenemos ha sido caer en la tentación de mirarnos el
ombligo y no hacerlo al entorno que nos rodea. Muchas más cosas
habríamos evitado y habríamos descubierto si por una sola vez hubiésemos
dejado el ego a un lado y, en lugar de estar pendientes de nosotros
mismos, lo hubiéramos hecho con respecto a la naturaleza que, en
definitiva, es la que nos enseña el camino a seguir.
Hemos llegado a poder discernir la
relación directa que vincula el tamaño, la energía de unión y la edad de
las estructuras fundamentales de la Naturaleza. Una molécula es mayor y
más fácil de desmembrar que un átomo; lo mismo podemos decir de un
átomo respecto al núcleo atómico, y de un núcleo con respecto a los quarks que contiene. Y, creemos saber que…
La edad actual del universo visible ≈ 1060 tiempos de Planck
Tamaño actual del Universo visible ≈ 1060 longitudes de Planck
La masa actual del Universo visible ≈ 1060 masas de Planck
Vemos así que la bajísima densidad de materia en el universo es un reflejo del hecho de que:
Densidad actual del universo visible ≈10-120 de la densidad de Planck
Y la temperatura del espacio, a 3 grados sobre el cero absoluto es, por tanto
Temperatura actual del Universo visible ≈ 10-30 de la Planck
Estos números extraordinariamente
grandes y estas fracciones extraordinariamente pequeñas nos muestran
inmediatamente que el universo está estructurado en una escala
sobrehumana de proporciones asombrosas cuando la sopesamos en los de su propia construcción.
Con respecto a sus propios patrones, el universo es viejo. El tiempo de vida natural de un mundo gobernado por la gravedad, la relatividad y la mecánica cuántica es el fugaz breve tiempo de Planck.
Parece que es mucho más viejo de lo que debería ser. Pero, pese a la
enorme edad del universo en “tics” de Tiempos de Planck, hemos
aprendido que casi todo este tiempo es necesario producir estrellas y los elementos químicos que traen la vida.
¿Por qué nuestro universo no es mucho
más viejo de lo que parece ser? Es fácil entender por qué el universo no
es mucho más joven. Las estrellas tardan mucho tiempo en formarse y
producir elementos más pesados que son las que requiere la complejidad
biológica. Pero los universos viejos también tienen sus problemas.
Conforme para el tiempo en el universo el proceso de formación de
estrellas se frena.
Todo el gas y el polvo cósmico que
constituyen las materias primas de las estrellas habrían sido procesados
por las estrellas y lanzados al espacio intergaláctico donde no pueden
enfriarse y fundirse en nuevas estrellas. Pocas estrellas hacen que, a
su vez, también sean pocos los sistemas solares y los planetas. Los
planetas que se forman son activos que los que se formaron antes, la entropía va debilitando la energía del sistema para realizar .
La producción de elementos radiactivos
en las estrellas disminuirá, y los que se formen tendrán semividas más
largas. Los nuevos planetas serán menos activos y el vulcanismo parará
su actividad al ser frenado el planeta geológicamente y carecerán de
muchos de los movimientos internos que impulsan la deriva continental y
la elevación de las montañas en el planeta. Si esto también hace menos
probable la presencia de un campo magnético en un planeta, entonces será
muy poco probable que la vida evolucione formas complejas.
Las estrellas típicas como el Sol, emiten
su superficie un viento de partículas cargadas eléctricamente que barre
las atmósferas de los planetas en órbitas a su alrededor y, a menos que
el viento pueda ser desviado por un campo magnético, los posibles
habitantes de ese planeta lo podrían tener complicado soportando tal
lluvia de radiactividad. En nuestro sistema solar el campo magnético de la Tierra ha protegido su atmósfera del viento solar, Marte, que no está protegido por ningún campo magnético, perdió su atmósfera hace tiempo.
Probablemente no es fácil mantener una
larga vida en un planeta del Sistema solar. Poco a poco hemos llegado a
apreciar cuán precaria es. Dejando a un lado los intentos que siguen
realizando los seres vivos de extinguirse a sí mismos, agotar los
recursos naturales, propagar infecciones letales y venenos mortales y
emponzoñar la atmósfera, existen serias amenazas exteriores.
Los movimientos de cometas y asteroides,
a pesar de tener la defensa de Júpiter, son una seria y cierta amenaza
para el desarrollo y persistencia de vida inteligente en las primeras
etapas. Los impactos no han sido infrecuentes en el pasado lejano de la
Tierra, habiendo tenido efectos catastróficos. Somos afortunados al
tener la protección de la Luna y de la enorme masa de Júpiter que atrae sí los cuerpos que llegan desde el exterior desviándolos de su probable trayectoria hacia nuestro planeta.
La caída en el planeta de uno de estos
enormes pedruscos podría producir extinciones globales y retrasar en
millones de años la evolución. Cuando comento este tema no puedo evitar
el recuerdo del meteorito caído en la Tierra que impactó en la península
de Yucatán hace 65 millones de años, al final de la Era Mesozoica,
cuando según todos los indicios, los dinosaurios se extinguieron. Sin
embargo, aquel suceso catastrófico
los grandes lagartos, en realidad supuso que la Tierra fue rescatada de
un callejón sin salida evolutivo. Parece que los dinosaurios
evolucionaron por una vía que desarrollaba el tamaño físico antes que el
tamaño cerebral.
La desaparición de los dinosaurios junto
con otras formas de vida sobre la Tierra en aquella época, hizo un
hueco para la aparición de los mamíferos. Se desarrolló la diversidad
una vez desaparecidos los grandes depredadores. Así que, al menos en
este caso concreto, el impacto nos hizo un gran favor, ya que hizo
posible que 65 millones de años más tarde pudiéramos llegar nosotros.
Los dinosaurios dominaron el planeta durante 150 millones de años;
nosotros en comparación, llevamos aquí tres días y, luego, ¡la que hemos formado!
Y no podemos tener la menor duda,
mientras que estemos aquí, seguiremos pretendiendo y queriendo saber
sobre los secretos de la Naturaleza que, al fin y al cabo, ser nuestra salvación. Ya saben ustedes: ¡Saber es poder!
emilio silvera
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