¿Viajamos cuando dormimos? Las experiencias fuera del cuerpo son más frecuentes de lo que pensamos
“Empecé a flotar. Podía ver mi cuerpo en la cama. Fue una sensación de satisfacción, pero también de pánico. No sabía lo que pasaba…y regresé. Fue un descenso brusco, como si hubiese caído al vacío. Me desperté aterrorizado”.
El relato de Miguel –así lo vamos a llamar en este artículo para respetar su privacidad- es uno de los tantos que he escuchado entre las personas con las que converso a diario. ¿Quién no ha soñado alguna vez que cae desde una gran altura y se despierta lleno de pavor? “Algo pesado comiste antes de ir a la cama”, nos decían las abuelas. Tal vez sabían lo que estaba pasando: acabábamos de regresar de un viaje astral.
Los viajes astrales han sido documentados por milenios a través de los maestros espirituales, chamanes e incluso la ciencia moderna. Las primeras referencias históricas ya vienen del antiguo Egipto, hace más de 5,000 años donde los sacerdotes tenían conocimiento de la existencia del cuerpo astral. En sus templos se pueden observar jeroglíficos donde representan este cuerpo como algo sutil saliendo del cuerpo físico.
Pero, ¿que es un viaje astral? Es una categoría del sueño que no está incluida en las definiciones sobre los sueños o de los sueños lúcidos. Comúnmente nos referimos a ellos como “experiencias fuera del cuerpo” y sucede cuando literalmente nuestra alma o espíritu se separa de nuestro cuerpo físico, nuestra conciencia deja temporalmente el cuerpo carnal y utiliza el astral de forma independiente.
Toroides Humanos y su Funcionamiento
Toroide Sexual - Tetraedro
Toroide Motriz - Hexaedro
Toroide Emocional - Icosaedro (phi)
Toroide Intelectual - Octaedro (phi)
Toroide Instintivo - Dodecaedro (phi)
Imágen por Grupo Implosión - Dan Winter
El toroide, o tubo toro, es una figura geométrica construida con espirales doradas, circunscrita en una esfera, semejante a una dona o una manzana. El toroide es la forma que tienen los átomos, los fotones y toda unidad mínima constitutiva de la realidad. En la figura del toroide encontramos reunidos todos los principios de la Geometría Sagrada, a saber: el Gran Vació, la Ley de Unidad, la Ley de Dualidad, el Principio de auto-sustentación, los tres números pilares matemáticos de la Geometría Sagrada: Phi, Pi, Euler.
Es la imagen que contiene dentro de sí misma una gama infinita de posibilidades de combinación, y por tanto de significación y es la llave maestra de acceso a la ciencia de la Implosión. La dimensión psicológica de esta figura es trascendente: en ella convergen simultáneamente los pares de opuestos aparentemente irreconciliables: yin y yang, blanco y negro, bien y mal. Su geometría deviene del Gran Vació. El Gran Vació es literalmente un punto en el espacio. De esta imagen se desprende simultáneamente espirales doradas que se desdoblan hacia "abajo" y hacia "arriba" para dar la vuelta sobre si mismas y encontrarse en una Zona Horizonte en lo mas alejado del punto de inicio.
Esta imagen sustraída de la realidad nos muestra el principio del Uno, el principio de la ínter conectividad de todas las formas, de todas las estructuras. Cuando se le relaciona con los 5 sólidos platónicos forma la tabla periódica de los elementos, la sustancia tal como la conocemos. El toroide tiene dos vértices. Un vértice que va del centro hacia fuera en el sentido de las manecillas del reloj y otro vértice que va del centro hacia fuera en el sentido contrario a las manecillas del reloj. Estos pares de opuestos van configurando la noción psicológica de interacción con la realidad por medio del cual el ser humano entra en contacto con la materia o sale de contacto de ella. En el mismo toroide un giro implota la realidad y el giro contrario la explota. La misión de la ciencia de la Implosión consiste en llevar lo exterior, lo mas alejado de nosotros mismos siempre dentro de nosotros mismo, hacia el punto cero o Gran Vacío de cada toroide.
Esta imagen sustraída de la realidad nos muestra el principio del Uno, el principio de la ínter conectividad de todas las formas, de todas las estructuras. Cuando se le relaciona con los 5 sólidos platónicos forma la tabla periódica de los elementos, la sustancia tal como la conocemos. El toroide tiene dos vértices. Un vértice que va del centro hacia fuera en el sentido de las manecillas del reloj y otro vértice que va del centro hacia fuera en el sentido contrario a las manecillas del reloj. Estos pares de opuestos van configurando la noción psicológica de interacción con la realidad por medio del cual el ser humano entra en contacto con la materia o sale de contacto de ella. En el mismo toroide un giro implota la realidad y el giro contrario la explota. La misión de la ciencia de la Implosión consiste en llevar lo exterior, lo mas alejado de nosotros mismos siempre dentro de nosotros mismo, hacia el punto cero o Gran Vacío de cada toroide.
Imágen por Grupo Implosión - Dan Winter
Cada uno de los 5 sólidos platónicos, por relación con sus caras, tienen diferente numero de toroides que parten del centro exacto de la figura.
Por ejemplo, encontramos en el octaedro, figura de ocho caras triangulares, cuatro toroides con sus respectivos pares de opuestos. Y así sucesivamente con el resto de los sólidos platónicos: en el icosaedro, figura de 20 caras triangulares, encontramos diez toroides con sus respectivos pares de opuestos.
Asi, las funciones de cada Toroide Humano estan determinadas por la cantidad de toroides fractales contenidos en la estructura de cada sólido platónico. El Toroide Intelectual tiene 4 toroides, cada uno con dos vértices que tocan las 8 caras del octaedro. Esto implica que el Toroide Intelectual tiene 4 funciones básicas con sus respectivas polaridades. A saber, la capacidad de análisis y síntesis que integran el primer toroide fractal; un segundo toroide fractal tiene las funciones de resolver contradicciones y de crearlas y así sucesivamente.
Es importante mencionar que de los 5 sólidos platonicos solamente en 3 de ellos encontramos el número áureo: en el octaedro (toroide intelectual), en el icosaedro (toroide emocional), en el dodecaedro (toroide instintivo). Los otros 2 sólidos platónicos, el tetraedro y el hexaedro o cubo, no tienen el número áureo en su construcción. Recordemos que el número áureo es la fórmula matemática viva que utiliza el universo para compartirse y compartirnos. Aquellos sólidos platónicos que no contienen a Phi en su geometría tienen la función de generar estructura, de cerrar, de no compartir.
Por ejemplo, encontramos en el octaedro, figura de ocho caras triangulares, cuatro toroides con sus respectivos pares de opuestos. Y así sucesivamente con el resto de los sólidos platónicos: en el icosaedro, figura de 20 caras triangulares, encontramos diez toroides con sus respectivos pares de opuestos.
Asi, las funciones de cada Toroide Humano estan determinadas por la cantidad de toroides fractales contenidos en la estructura de cada sólido platónico. El Toroide Intelectual tiene 4 toroides, cada uno con dos vértices que tocan las 8 caras del octaedro. Esto implica que el Toroide Intelectual tiene 4 funciones básicas con sus respectivas polaridades. A saber, la capacidad de análisis y síntesis que integran el primer toroide fractal; un segundo toroide fractal tiene las funciones de resolver contradicciones y de crearlas y así sucesivamente.
Es importante mencionar que de los 5 sólidos platonicos solamente en 3 de ellos encontramos el número áureo: en el octaedro (toroide intelectual), en el icosaedro (toroide emocional), en el dodecaedro (toroide instintivo). Los otros 2 sólidos platónicos, el tetraedro y el hexaedro o cubo, no tienen el número áureo en su construcción. Recordemos que el número áureo es la fórmula matemática viva que utiliza el universo para compartirse y compartirnos. Aquellos sólidos platónicos que no contienen a Phi en su geometría tienen la función de generar estructura, de cerrar, de no compartir.
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